sábado, 15 de febrero de 2025

Cataratas de Chichel

Chajul, como la de toda la comarca o toda la región, se encuentra en pleno Cuchumatanes, la parte norte de la cordillera de los Andes. La altitud de la ciudad, de 60.000 habitantes, es de 2000 metros sobre el nivel del mar. 
Entre las cosas que he vivido en esta semana ha sido el visitar las cataratas Chichel, en San Juan de Cotzal, un municipio vecino. Para eso tuvimos que ir, Emanuel y yo, desde Chajul a Cotzal en Tuk Tuk. Allí tomamos otro ya en Cotzal. Hablamos con Andrés, el que lo conducía, y le pedimos si nos podía llevar a las cataratas.
Llegamos a San Felipe y continuamos hasta Chichel, una aldea de Cotzal, por una malísima pista de tierra subiendo y bajando. Tras una hora Andrés nos dijo que habíamos llegado. No sabíamos por donde seguir. Él se animó a aproximarnos más. Pero el camino se hacía imposible. 
Paramos cerca de una casa en la que la señora nos dijo que podíamos aparcar en su puerta. Pensamos que se iba Andrés cómo íbamos a volver. Andrés nos dijo que volvería él. Entonces le dijimos que nos acompañara para no tener que volver por nosotros. Y siguiendo a pie por el camino que nos indicó la señora de la casa llegamos a las cascadas.
Están situadas en un parque de recreo. La encargada nos dijo que para entrar había que pagar veinticinco los guatemaltecos y treinta y cinco los extranjeros. Me extraño, pero pagamos la entrada incluida la entrada de Andrés. Ella nos podía preparar el almuerzo, cuarenta y cinco quetzales por cabeza, y aceptamos.
Nos indicó por dónde ir y vi algo increíble. Nunca había escuchado hablar de ellas. 
Me sorprendió. Creía que conocía los lugares más interesantes de Guatemala. ¡No! Cuántos sitios habrá como estos, desconocidos por mí. Valió la pena el tiempo empleado, el mal camino recorrido, el cansancio, el dinero gastado. Mi viaje a este área Ixil no solo me abrió a una cultura, sino también a una gran belleza paisajística.
Ese último día, el trece de febrero, Cecilia nos hizo para cenar pepián: pollo con una salsa roja. Uno de los platos típico guatemalteca que más me gusta. Era mi cena de despedida. Fuimos acompañados por parte de su familia. 
Vivir en una familia te hace conocer más profundamente una cultura. Esta vivencia la he valorado mucho.

¡Hasta la próxima, primero Dios!

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