martes, 13 de septiembre de 2016

Chichén Itzá

“¡Dios amó tanto al mundo!”
Y sigue amando. Si Jesús, su hijo, murió en la cruz, eso, es muestra del amor de Dios, para que por él todos tengamos Vida.
Este nuestro Dios. Él nos indica, a través del mensaje, del testimonio, de Jesús, que quiere de nosotros: qué seamos felices amándonos los unos a los otros, como Jesús nos amó. Esa la única condición que puso el Padre para amarnos.
Cenote de Ik Kil
Para poder visitar, y enterarme bien de lo que deseaba ver, elegí un viaje organizado. Me alegré bastante de haberlo hecho. El viaje incluía el cenote Ik Kil, la ciudad Chichén Itzá y la ciudad Valladolid. El guía, Ricardo, todo un maestro en la materia que ponía interés en hacerlo bien. Un buen profesional.
Un cenote, del maya “Ztonot”, es una dolina, una depresión de forma circular originada por el hundimiento de una caverna. Hay muchos en Yucatán, y también en Guatemala. Los mayas en algunos cenotes hacían sacrificios humanos rituales.
El cenote de Ik Kil es uno de los más maravillosos que hay en Yucatán, y se encuentra en el camino para mi principal destino de este viaje: La ciudad maya de Chichén Itzá. Ya había visto antes este cenote en documentales.
Cuando llegas a él encuentra un hermoso parque que está rodeado de plantas y árboles, el cual es el hábitat ideal para diferentes aves silvestre.
El majestuoso cenote se encuentra rodeado de esta vegetación. Se baja unos treinta metros por unas escaleras hechas de piedras. La profundidad, a partir del nivel del agua, son otros cincuenta metros.
Cuando te sumergues en el agua. A tu alrededor hay unos pequeños peces negros, bagres, que viven en él.
Es un placer bañarte en sus aguas transparentes y frecas, aunque no frías, y  observar la vegetación que caé desde la apertura, parece que estas en otro mundo. Estar en él es una gran alegría para mí.
 
Una de las siete nuevas maravillas del mundo
Chichén Itzá, “Boca del pozo de los brujos de agua” en maya, es uno de los principales sitios arqueológicos de la península de Yucantán, ubicado en el municipio de Tinum. Vestigio importante y renombrado de la civilización maya. Las edificaciones principales que ahí perduran corresponde al periodo clásico tardío o postclásico temprano (800 -1100 d.C.).
La arquitectura monumental que ha llegado hasta nuestros días, que es emblemático del yacimiento, tiene influencia Tolteca, pueblo del centro del país que llegaron a estas tierras.
El dios que preside el sitio, según la mitología maya, es Kukulcán, representación maya del Quetzalcóatl, dios tomado de la cultura tolteca. Se representa entre tumbado y de rodillas, teniendo un recipiente en su mano para acoger el corazón palpitante de un sacrificio humano.
La zona arqueológica de Chichén Itzá fue inscrita en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1988. El siete de julio de 2007, su Templo de Kukulcán fue reconocido como una de las nuevas siete maravillas del mundo junto con el Coliseo de Roma, la estatua de Cristo Redentor de Rio de Janeiro, la Gran Muralla China, el Machu Pichu en Cuzco, Petra en Jordanía y el Tal Mahaj en Agra. La Giralda, auténtica maravilla, quedó en esta selección en el número cuarenta y uno del mundo y el cuarto de España.
Esta es una pirámide de cuatro lados que culmina en un templo rectangular. Se asienta sobre una plataforma de 55,5 metros de ancho y tiene una altura de 24 metros. Cada lado de la pirámide tiene una escalinata, 91 escalones por lado y 1 más que conduce al templo superior, dando 365 escalones, uno por día del año. Hasta que fue declarado nueva maravilla del mundo se podía subir por las escalinatas pero después, por la avancha de turistas que ésto provocó, se recomendó que nadie más subiera por ellas pues se estaban desgantando los escalones. Este es el riesgo de la popularidad. 
En la base de la escalinata norte se asientan dos colosales cabezas de serpientes emplumadas, efigies del dios Kukulcán.
A los pies de la escalera norte se encuentran las cabezas de serpientes que en los equinocios, y con la luz solar, se completan en las escaleras. 
En los equinocios, a lo largo del día se proyecta la luz del sol formando el cuerpo de una serpiente que baja rematando en la mencionada cabeza pétrea situada en la base inferior de la escalinata. Remito a está página para poder completar esta información, merece la pena.
https://es.wikipedia.org/wiki/Templo_de_Kukulk%C3%A1n


Otro edificio singular es el Tzompantli, o plataforma de los craneos. Este era un altar donde se empalaban ante la vista pública cabezas aún sanguinolentas de los cautivos sacrificados con el fin de honrar a los dioses.
En esta pared se observa el aro por el que se debía pasar la pelota en el juego.
El Juego de pelota. En Chichen Itzá los mayas construyeron la más gradiosa y elegante cancha para el juego de pelota. La cancha del juego de pelota se ubica en el costado poniente de la plaza norte. Limitádola en aquella sección. Sus dimensiones son espectaculares, pues su longitud total es de 168 metros por 70 de ancho.
La estructura en su conjunto se compone de cuatro construcciones que dan forma al característico patio en forma de deblo T. El conjunto tiene gradas por las que ascendían los espectadores del vistoso deporte ritual.
La parte interna que da al campo de juego, hay unos relieves de los jugadores, siete por equipos ricamente vestidos llevando la cabeza de una persona que ha sido sacrificada, y los anillos por dónde tenía que entrar la pelota.
También en el lado sur hay una construcción en lo alto con pilastras para sustentar el techo, y que servía para alojar y proteger del sol y de las inclemencias del tiempo a la alta autoridad que presenciaba el espectáculo.
Por las dimensiones de los anillos de piedra y por la altura a la que están colocados, hoy sabemos que la variante del juego de pelota que se realizaba en la gran cancha era aquella en que se golpeaba la esfera de caucho, no con las caderas, sino con el antebrazo.
Este querrero lleva en su mano
la cabeza del ganador.
El capitán del equipo que ganaba era sacrificado a los dioses. Según el arqueológo Raúl Barrera Rodriguez “… los hombres vivían para adorar y alimentar a los dioses con ofrendas. Era una condición para que la vida continuara.”
Para ellos, del sacrifico surge la vitalidad que dará continuidad a la especie humana en este complicado mundo creado por los dioses.
Templo de los guerreros en los que se sacrificaban a doncellas para ofrecerle sus corazones al dios Kukulcán.
En síntesis es en sí un magnífico lugar. Los indígenas dicen que no son ruinas, pues para ellos es un lugar aún sagrado y por lo tanto contiene “vida”. La paz del sitio es asombrosa y grandeza de sus construcciones nos hacen revivir un espacio con un pasado increible.
Este lugar, como otros lugares y la misma civilización  maya, se “colapsó” unos dos o tres siglos antes de la llegaba de los conquistadores. Estos quedarón impresionados por su grandiosos edificios y se plantearon poner aquí la capital, aunque al final fundaron Mérida. 

En Valladolid

Cuando llegamos, ya de vuelta a Playa del Carmen, llovía a cántaros. Las calles eran verdaderos rios. Con todo y eso pusimos pie en ella y nos dedicamos a visitar el centro de la población. Ésta parte tiene un estilo colonial muy bien conservado.
Escudo de Valladolid con el gavilán
blanco (alusión a lo indígena) y torres
(alusión a lo español)
La ciudad fue fundada por los conquistadores españoles en 1543. Fue llamada Valladolid como homenaje a la ciudad española del mismo nombre en las ruinas de la ciudad maya Zací, palabra maya que significa "gavilan blanco". Desde entonces fue el centro de desarrollo del riente de la península de Yucatán. Hoy es la tercera ciudad del Estado de Yucatán.
La ciudad tiene un pasado político interesante pues ha sido centro de muchas disputas, unas entre la población blanco y los indígenas hace dos siglos (Guerra de Castas que duró más de 50 años), y otra contra el dictador Porfirio Díaz, ya al comienzo del siglo pasado.

La iglesia más famosa e importante de Valladolid se ubica  frente a la plaza y parque principal. Fue comenzada a construirse en 1543 y está dedicada a San Gervasio.
Y aunque me mojé, nos mojamos, valió la pena estar esta casi hora en esta población, y por supuesto todo el día visitando estos monumentos tan "raros" como interesantes.
Este viaje por Yucatán lo realizo solo. Pero en esta ocasión me puse en contacto con Luis Fonsi, un antiguo alumno de la Casa Miller, que vive con su padre y está trabajando de jardinero en Cancún, para que me acompañara. Y así mantengo la costumbre de compartir los viajes con alguien.
  “Hasta la próxima, primero Dios”

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