jueves, 24 de marzo de 2022

La Campana de la libertad

Ayer, en mi primer día en EEUU, al llegar me quedé en un hotel a unos ochenta kilómetros de Nueva York. Aunque el avión llegó a su hora, los trámites del control de entrada son demasiado largos. Después el encontrar el medio de llegar al punto de alquilar el coche, hacer las gestiones pertinente con una persona que no sabe castellano, ver cómo funciona éste, hizo que tardara más de dos horas en el aeropuerto. Pero todo se desarrolló de forma normal. ¡No hay que tener prisa! ¡Ya se sabe lo que hacen las prisas!

Casi no dormí. ¡Es lógico! Todo es nuevo, sobre todo el horario. El "décalage" es de cinco horas. Así que cuando me eché a dormir era casi tiempo de despertarme. Así que adelante el programa, hay que adaptarse a las circunstancias y así llegar a mi destino con menos prisa. Es admirable lo fácil que se acostumbra uno a conducir el coche automático. ¡Éste es inmenso!

Salía desde el camino que tenía proyectado: pasar por Filadelfia antes de llegar al próximo hotel. Lo había marcado en el móvil y me dirigí a ella. El motivo de esta visita era ver solo un objeto: la campana de la libertad.

La Campana de la Libertad (en  inglés: Liberty Bell), es una campana de gran importancia histórica. Es quizás uno de los símbolos más prominentes asociados a la guerra de la independencia de los EEUU. Esta campana es también uno de los grandes símbolos abolición de la esclavitud, carácter de la nación y libertad del país, y ha sido usada como un icono internacional de libertad.​
Con su toque más famoso, el ocho de julio de 1776 convocó a los ciudadanos de Filadelfia para la lectura de la Declaración de la Independencia. Antes, había sido tocada para anunciar la apertura del Primer Congreso Continental en 1774 y en otros acontecimientos previos a la independencia. 
Filadelfia dedica un gran espacio a la Independencia.
La Campana de la Libertad fue  adoptada por la Sociedad Americana Antiesclavitud como un símbolo del movimiento abolicionista. Había explicado esto muchas veces en mis clases de historia al hablar del nacimiento de ésta nación. ¡Así, que tenía que entrar en la ciudad a verla!
Era la primera vez, en este viaje que entraba en una gran ciudad (un millón y media de personas) y conducía por sus calles hasta llegar al centro histórico de la misma. Una gran logro poderla ver. 
Lugar donde se celebró el segundo Congreso Continental en el que cincuenta y seis delegados firmaron la Declaración de Independencia.
Y después ocurrió lo narrado ayer. Pero fue a peor. Al llegar el móvil no se abría, estaba "knock Out". ¿Y si no despertaba? ¿Cómo viajar? ¿Cómo ir a los hoteles? ¿Y al aeropuerto? A unas dos horas puede que se cargara. Después con el ajuste, !yo que no entiendo nada! fue poco a poco abriéndose y tras cinco horas volvió a estar como antes del apagón, gracias a Dios. ¡Otra noche en blanco! Voy a acabar con las interjecciones del ordenador.
Así que casi a las ocho de la mañana termino esta crónica dispuesto a visitar Washington tras el desayuno.

Hasta la próxima, primero Dios!

miércoles, 23 de marzo de 2022

Un día de 29 horas

No es la primera vez que algunos de mis días tiene más horas de las veinticuatro. Lo mismo que hay otros que tienen menos. Cada vez que voy al continente americano pasa eso. Si vas para allá o si vienes pasa eso. Escribo esta narración  al día siguiente que llegué a Nueva York.

Y lo hago cuando acabo de pagar por una acción que no pensé demasiado al irme a comprar un enchufe americano, los que las espigas metálicas son planas. Traía uno y sirve, pero no para los enchufes con las varillas más gruesas, como las del ordenador; no entran. Fui al Walmart. Como siempre valiéndome del servicio que me presta el móvil. Traje también de España un cargador que funciona bien en el coche. Al salir esta tarde, ya madrugada en Sevilla, no lo traje conmigo. Y sucedió lo que en ese caso suele ocurrir. 

Después de la gran superficie, donde no encontré lo que buscaba, decidí pasarme por el centro del municipio donde está el motel. Al dejarme en el mismo, el localizador dejó de funcionar. ¡Pánico a bordo! ¿Cómo llegar al hotel? Es de noche, no hay muchos latinos por esta parte del País y si hay no están a esta hora en la calle... 


Siempre me he situado bien. El centro estaba hacia el oeste de donde se encuentra el hotel, pues cuando llegaba por la carretera de doble carriles a éste, la indicación de Elkton señalaba seguir adelante.  Volví a la entrada de la ciudad por donde había entrado. La hallé, pues reconocía una iglesia episcopal muy bonita por la que pasé al entrar en el pueblo. Me acordaba que para ir al Walmart había cruzado la carretera y no la había vuelto a cruzar. Así que a encontrar esa carretera siguiendo la que me llevó a la Elkton. 

Seguí esa carretera y la crucé porque no la reconocí. Había mucha oscuridad. El cruce donde estaba el motel tenía varios establecimiento con muchas luces y en el que yo pasé estaba muy oscuro. Al seguir la carretera observé que entraba en otro municipio. Di la vuelta. Y efectivamente cuando llegué al cruce anterior giré a la izquierda y a unos kilómetros reconocí de lejos el cruce donde estaba el Motel. 

Este error ha sido lo que más me ha inquietado en estas veinticuatro horas que llevo en EEUU. Unos han sido debido al inglés: en el control de pasaporte, en la búsqueda del lugar donde se encontraba la empresa del alquiler del coche, en el autoservicio donde almorcé. Otros el de aprender en un segundo a conducir coches automáticos o cuando hay cinco o más carteles de tráfico inmediatamente a la salida de un peaje de la carretera y ni te ha dado tiempo de leer ninguno... Y todo, como digo, se resolvió sin ningún problema. Es muy peculiar el paisaje de la parte este de éste país.

¡Hasta la próxima, si Dios quieres!

Elkton tiene un puerto que le da vida a esta pequeña localidad del Estado de Maryland.


sábado, 12 de marzo de 2022

Afianza tu ser


Estoy ocupando mi tiempo en lo que alguien llamó parte de la vivencia de un acto que aún no se ha realizado. Experimento ya lo que será. Son los momentos previos de un viaje. Es una parte del mismo. Se trata de que hay un previo, una realidad y un post-viaje. Y que se disfruta en los tres momentos.

Se siente felicidad planificándolo aunque haya una pizquita de duda sobre si se realizará tal y como lo piensas al no saber muy bien cómo lograrás salir del aeropuerto o cómo encontrarás el mostrador de alquiler del coche que acabas de reservar. Te lo imaginas a partir de lo conocido, pero hay muchas posibilidades que no sea así. Como por ejemplo cuando llegamos a Atenas, en septiembre pasado, y no veíamos el logo de la agencia donde habíamos alquilado el coche. Tras encontrar a alguien que nos informara, supimos que había que salir al aparcamiento para encontrar a un microbús de esa empresa que te llevara a la agencia que habíamos contratado a unos kilómetros del aeropuerto.

 

Viajar es un momento de adquirir algo que no son cosas. Es ampliar la memoria a lo que haces cotidianamente. Te afianza tu fortaleza personal. Contemplas otros paisajes personalmente respirando y sintiendo lo que le rodea. Conoces otras costumbres probando sus comidas y bebidas. Descubres el colorido de sus trajes y cómo lo portan sus propietarios... No es lo mismo haberlos vistos, e incluso estudiados, que contemplarlos. Realizas algo que habías deseado con gran ilusión. He visto muchas veces la estatua de La libertad o la Quinta Avenida, pero no he sentido la brisa que aquella debe soportar ni me he comido un perrito caliente en ésta. Viajar te aporta algo nuevo en tu personalidad. Te hará descubrir y ampliar tu concepto de la sociedad mundial.

Me preguntan normalmente si viajo sólo. Y normalmente viajo sólo. Así he recorrido el mundo. Eso a veces me sitúa en situaciones difíciles, algunas de las cuales ya he narrado en estas crónicas. Y en determinados momentos me hago acompañar por amigos. Ahora tengo un hándicap. No hablo nada de inglés. Y como en otros viajes a países anglófonos, o países de lengua árabe, no he tenido grandes problemas. 

Hay que también que echar mano tu templanza, paciencia,  a valerte de todas las herramientas sociales y emocionales que has coleccionado en tu viva y aplicarlo. Incluso las malas experiencias que nos ocurren durante un viaje terminan siendo positivas. Recuerdo que viviendo en la casa de un amigo lo único que podía hacer al estar frente a su madre era sonreír igual que hizo ello. Hay un lenguaje universal que nos hace entender al otro sea quien sea.

He estado pensando sobre todo ello y la razón de mi tendencia a viajar. He partido de mi experiencia en ellos. Han contribuido a forjarme tal y como yo soy hoy. 

Y concluyo:

* En todo viaje pueden existir imprevisto. Dejarse llevar y aceptar aquello que no es reversible de una manera razonable es lo más conveniente, pues de lo contrario puedes afectarte todo el viaje.

* Abrirte a los demás te ayudará a experimentar situaciones positivas. Mi compañero de asiento en el avión me proveyó, a pesar de una azafata que no hablaba ni español ni francés, de todo lo necesario al traducir al inglés todo lo que yo deseaba.

* Al viajar sólo puedes ser como tu eres. Nadie tiene referencia de ti. Esto de ayudará a afianzar el ser que tu quieres ser.

* También viajar solo puede hacer más flexible. Aunque hayas programado al máximo el viaje, puedes, perfectamente, cambiarlo si así lo decides.

* Siempre al viajar aumentas la confianza en ti mismo, pues las distintas decisiones que tomas van convenciéndote que puedes hacerlo. 

* He escrito que lo hago ahora que puedo. Mañana no sé si podré. Pues eso, ¡Hay que vivir el presente! Y también sirve para el futuro, pues de cada viaje vuelvo con más vida, que en los momentos de rutina me harán sentir también más vivo.



¡Hasta la próxima, primero Dios!


Fotos del viaje a Grecia.




miércoles, 2 de marzo de 2022

Lágrimas y rabia

Se me llena el corazón de lágrimas y rabia cuando veo las ciudades bombardeadas y los ucranianos huyendo de sus casas y ciudades para ponerse a salvo. 

Una invasión es una acción militar que consiste en la entrada de las fuerzas armadas de una entidad geopolítica en el territorio controlado por otra entidad semejante, normalmente con el objetivo de conquistar el territorio o cambiar el gobierno establecido.

¿Quién ha dicho o que ideología propugna que una nación puede ser agredida, invadida, por otra simplemente porque ésta ha decidido cuál debe ser la orientación de la primera? Hoy he leído que ya van dos mil personas muertas por esta agresión, y son incontables los ciudadanos que han perdido este nombre y lo han cambiado por el de refugiados. Además los destrozos de edificios son incontables. ¡Qué poco cuesta destruir y cuánto el construir!

El domingo estaba en el derbi gozando del desarrollo del mismo y mi mente me decía que algo no funcionaba bien. Había personas, en mi mismo continente, que vivía momentos de sufrimiento, que nunca se habían imaginado, afligido por extraños que interrumpieron en su vida normal por motivos que racionalmente no llego a admitir. ¡Y no dejo de pensar en ello! 

Y encima siento personalmente la amenaza de que si otros países intervienen esta a mano el botón de las armas nucleares. Así de simple y así de preocupante es la forma en la que se juega en el tablero de ajedrez de este mundo por parte de las grandes potencias. No deseo considerarme en ningún momento ficha manejada por otros, sea quien sea. La desesperación, la suerte de los ucranianos, la rebeldía de éstos me hacen estar unidos a ellos y sentir una rabia inmensa. 

                                 ¡Hasta la próxima, primero Dios!