lunes, 28 de noviembre de 2016

Gracias Guatemala

“No soy digno de que entres en mi casa”
Así de claro lo pone el evangelista en boca del romano, un pagano que reconoce, ¿Intuye?, en Jesús a alguien importante.
Así de claro lo decimos cada vez que nos acercamos a recibir a Jesús en el sacramento de la Eucaristía.
Importante para todos ser consciente de ello. Nadie, nadie es digno. Y en la indignación no hay graduación o ¿alguien se encuentra digno ante Dios?
 Sensaciones
Con Ernesto, Emili y Hellen en la avenida 6ª de la Capital
Cuando estoy hoy lunes en el hotel “Sevilla” de la capital de Guatemala, esperando salir mañana para Ecuador, me pongo a redactar esta crónica de la última quincena de mi estancia en este país.
Y lo hago después de mantener una charla, inesperada pero esperanzadora de lo que puede ser mi estancia en Ecuador, con mi amigo Rafael que me invita a quedarme donde siempre que he ido a Ecuador y a almorzar con su familia el miércoles.
Me marcho de Guatemala después de haber pasado tres años maravillosos en este lindo país. Me gusta mucho Guatemala. El país de “la eterna primavera” es lindísimo.
Con mi "ahijado de promoción"Pheter.
El conserje del hotel, dónde me quedo en mis estancia en la capital, me ha dicho: “D. Alfredo ¡Ya conocerá muy bien el país!”
Sí. Puedo afirmar que, para mí, Guatemala es un país precioso. No tiene una sola estampa. Son muchos paisajes que me encantan y me atraen. Y, además, son novedosos para mí que habré viajado por más de treinta países de los cinco continentes.
Al hacer esta foto estaba Dª Paula sola en la cocina de Ixmucané. A ella, a Dª Rosa y Dª Olga, mi cariño y agradecimiento. 
Y si el país me ha gustado el paisanaje me ha cautivado. Ver saltarseles las lágrimas a algunos de mis amigos, o escuchar “no te vayas” a los que les he dicho que me iba, o “yo quería despedirme personalmente de ti”… me produce un nudo en el estómago y es una reacción que me confirma que es una población que tiene algo especial: ¡son guatemaltecos, por la gracia de Dios! Gracias a todos.
Y me voy con la esperanza, primero Dios, de volver periódicamente. Si dejo amigos donde voy, me gusta seguir viéndolos, pues ya forman parte de mí, son parte de mi familia. “Yo te considero como uno de mi familia” me decía Fonsi. “Vente a vivir a mi casa” me insistía Pheter antes de irme.
Julia y Amilcar me han recibido en su casa varias
veces hacíendome sentir como en la mía. Gracias 
Han sido estos años periodo de grandes cambios: dejar de ser profesor y de ser sacerdote, cambiar de país y de “mundo”, cambiar de clima, de horarios y de costumbres, tener que moverme en otra cultura y hacerme un espacio en una sociedad ya formada, en la que entré sin que nadie me llamara, añadiendo muchos amigos a la lista de ellos.
Y, a pesar de todo, seguir siendo yo. Con mis principios, mi fe y mis valores y planteamientos ante la vida. Vivir la paciencia, la constancia, el respeto, la ilusión de que cada día amanece para dar lo mejor de mí en todas las ocasiones.
Julio, Danilo, Mateo, Pedro, Juan Carlos
compartiendo una de tantas cenas 
Y saber qué se quiere y dónde estas, cuál debe ser tu actitud y buscar lo mejor de cada situación siendo uno mismo quién controle su vida, sus tiempos y decisiones.
Y me llevo la alegría de haber contribuido, en la medida de las posibilidades, en hacer una Guatemala mejor dedicándome a una tarea tan preciosa como es la formación de la mujer maya , tarea de Ixmucané. Gracias especialmente a esa tarea, a otras instituciones y asociaciones (Entremundo, Cedfog, Finca Juvenil, Casa Miller…) y a mis amigos que me han recibido en sus casas, he podido conocer en profundidad la sociedad huehueteca. Saber cómo viven, quiénes son, qué hacen, cuáles son necesidades y aspiraciones, en una sociedad dónde la gran mayoría de la poblacíon es indígena, es un gran bagaje.
Familia de Otto que me han expresado siempre su acogida.
Gracias a la tarea de formación externa que he realizado este año he podido conectar con la mayoría de los jóvenes del último curso de secundaria de Huehuetenango. Ello me ha permitido estar muy cerca de ellos que tienen, en su mayoría, una decidida actitud de querer un país mejor para lo cuál debe implicarse más en los asuntos del mismo.  Y algunos de los alumnos que estaban en esas charlas forman hoy parte de la lista de amigos que dejo en Guatemala.
Con los que me acompañaron en mi ultimo almuerzo en Huehuetenango
Si algo no me ha gustado en absoluto es la orientación política-económica del país dónde se sigue a pié de letra la orientación neoliberal: quien tiene puede seguir disfrutando de una posición muy privilegiada y el que no tiene debe conformarse con una situaciones y unas aspiraciones muy limitadas. Y eso me ha impactado profundamente. No es cambiar de políticos, es cambiar de política. 
Rafael y yo en el Lago de Atitlan.
Estoy contendo de haber vivido momentos importantes en la historia del país como es la destitución, en pleno ejercicio de sus funciones, de la vicepresidenta primero y del presidente después, por haber metido la mano en dineros públicos. Un ejemplo de democracia para el mundo.
Por otra parte, y como he vivido de cerca ese espacio, la dimensión de la religiosidad he visto que esta muy arraigada en la población. Tengo amigos, por primera vez, evangelistas, además de católicos.
Dos alfredos en el carro de Finca Juvenil
La presencia de la religión está muy presente entre los guatematecos. Hay un espacio para la oración en cualquier acontecimiento público en la mayoría de la ocasiones.  Eso me impactaba al principio.
Y creo que puedo afirmar, y es posible que siempre no sea así, que la potenciación en este país de las iglesias evangélicas, y de otro signo no católico, hace que se viva la fe de manera intimista sin abrirse a una dimensión política que se oriente al bienestar de todos, en especial de los más empobrecidos. Poco amor al prójimo y mucho mirarse uno mismo.
He encontrado una iglesia católica con un gran pastor al frente, Álvaro Ramazzini, que intenta estar en las situaciones que afectan al conjunto de la población. D. Álvaro se ha mostrado conmigo como un padre comprensivo y cercano durante mi estancia en Huehue. Así mismo los hermanos de La Salle y las Hermanas Clarisas me han acogido siempre con mucho cariño. 
Las dos chicas que aún estaban en Ixmucané cuando llegué. Representan para mí la bonita tarea de mi estancia en Huehuetenango. En ellas agradezco a todas el cariño que me han mostrado siempre.
He querido poder dirigirme por su nombre a las personas con las que he tratado en estos años: con la de la panadería, el de la barbería, en los restaurantes, en el puesto de cheveres (sachichas), el controlador de los autobuses, los profesores y directores de los centros educativos, la gestora del banco, personal de los hoteles...
Esto me ha provocado que en determinados lugares, espacios, negocios, tiendas… me sean ya familiares y me sienta a gusto.
La conocí como consul honorario de España en
Quezaltenango. Hoy la considero amiga mía.
Gracias Yolanda
No, no me he encontrado sólo en Huehuetenango. He hecho verdaderos amigos. Me han acogido, y adoptado, algunas familias con los que he pasado fiestas y momentos importantes. Siempre he contado con alguien a mi lado cuando lo necesitaba. Son amigos del corazón, amigos del alma, hermanos… como se definen y me llaman.
He intentado estar cerca de sus necesidades y ayudarles, en ocasiones con ayuda de amigos españoles, en su necesidades y promoción.
Estoy feliz por haber estado en Guatemala y en concreto en Huehuetenango. Me voy de Guatemala con muchos recuerdos y muchos más amigos. Gracias a todos los que habeís contribuido a hacer de mi estancia en este país un periodo magnífico de mi vida. ¡Volveré!
Diego, Sebastian, Shirley, Mynor gracias por hacerme considerarme como alguien más de la familia.
Y ahora me queda por conocer y vivir otro país, otra tarea, otras páginas de mi vida. El mensaje que he recibido hace unas horas me llena de optimismo sobre lo que puede ser esa nueva tarea. Pero ya será el contenido de otra crónica, ya entrará en otro capítulo de esta tercera etapa de mi vida.
Fui en estos días a hacer la cena a la Finca Juvenil. Me ofrecieron su casa para cuando vuelva a Huehuetango. También agradecido a Mark y a sus chicos: Joel, Teo, Meme, Mario, Nene, Pablo, David, Giovanni... ¡Sigan adelante!
Las fotos que ilustran la página son momentos de esta quincena de despedida que he vivido intensamente.


¡Hasta la próxima, primero Dios!

Hay varios paisajes que me llenan de Guatemala: uno es el Lago Atitlan, otro la playa de Tilapa.
¡¡¡Qué seas estos, representantes de tanta belleza que contiene el país!!!


miércoles, 16 de noviembre de 2016

De vuelta


“¡Tus cien monedas de plata han producido diez veces más!”
Tenemos en nuestras vidas una oportunidad magnífica de construirnos como personas a todos los niveles. Es importantísimo a nivel personal que crezcamos como tales. Y es importante crecer en lo que tratamos, trabajamos, estudiamos, tenemos...
¿Pero para qué? Aquí está la dimensión de nuestra fe. Hacerlo no sólo para nosotros, es hacernos parecidos cada vez más a los valores de Jesucristo. Para nosotros éste es el auténtico crecimiento. Y esto no se puede hacer sin contar con Él.
Los avatares y gozos del viaje
Ya he vuelto a Guatemala. Escribo esta crónica a las cuatro de la madrugada del día 16. He escuchado casi todas las campanadas de la catedral de la capital que, como en Sevilla, dan no sólo las horas si no también los cuartos, tocando una, dos, tres o cuatro campanadas. Prácticamente no he dormido. Serán las cocacolas que me tomé en el avión o los dos cafés que bebí pensando que tenía que estar despierto las siete horas suplemetarias del día 15 que me regalaba el viaje de vuelta a Guatemala por última vez.
Salí el día 14 de Sevilla. Me llevó a la estación de tren mi sobrino Carlos. Él es la última persona conocida que veo cuando salgo de Sevilla, como mi cuñado lo es cuando salgo de Madrid.
El viaje en el AVE es un gozo. Esta vez no me moví del asiento. Otras veces voy a la cafetería y me quedo de pie un rato leyendo el periódico. Ocupé mi tiempo en ver la película y en despedirme por wasap de algunos amigos que muy cariñosamente  me había deseado buen viaje.
Con una cronometración perfecta me recogió David en Atocha. Estuve todo el día con ellos. Cuando oscurecía fuimos a ver la luna. Era lo que tocaba, y lo que hizo mucha gente esa noche. 
Estar con mis hermanos y con mi sobrinos, estaba vez Alfredo estaba enfermano y no lo ví, es uno de los aspectos gratificantes, por tener que pasar por Madrid en mis viajes a América.
Ayer teníamos que estar pronto en Barajas. La mala experiencia del viaje anterior así lo recomendaba. Esta vez tenía un vuelo de salida de Guatemala que, aunque no era de vuelta a España, podría presentarlo si así me lo exigían. Pero teníamos nuestras dudas.
No fue esa la situación que tuvimos que enfrentar. Fue otra. Aunque había asientos libres, el sistema no me asignaba ninguno. La misma azafata de tierra se extrañaba. ¿Por qué? No lo supe. Me dijo que me lo asignarían cuando se cerrara el vuelo. Que fuera a la puerta de embarque y que allí me lo darían. Y así fue. Y el resultado no pudo ser mejor.
Antes pasé por el control de policía. Era también un aspecto a superar. El agente, aunque me miró dos veces, no hizo ningún comentario como el que lo ojeó a mi llegada a Madrid que me dijo que la foto del mismo no era yo. La verdad es que, sin gafas, más delgado y con barbas, me parezco poco. Y eso sin hablar del incipiente cabello que me está saliendo, jejeje.
Me asignaron un asiento en la cuarta fila por detrás del primer espacio de turista que tiene el avión. Éste iba casi al noventa por ciento de su capacidad. Me dieron pasillo de los asientos centrales. A mi lado estaba sentada una chica. Los otros dos lados estaban vacío. Como una amiga suya iba sola en la fila de atrás se cambió para estar juntas. De tal modo que fui el único pasajero que estaba en las cuatro filas. Circunstancia que aproveche convenientemente. 
¡Era el rey del avión! Mi situación era muy observaba por parte de gran parte de los que me rodeaban. Me puse en uno de los asientos del centro y coloqué mi bolsa de mano en otro asiento. En un momento me tendí  a lo largo de todos ellos. Los ojos de muchos se clavaban en mí.
El vuelo, al ser durante todo él de día, se soporta más o menos bien. El poder elegir películas, documentales, juegos o ver las noticias del vuelo te hace estar distraido. Las tres veces que te reparten comida y el poder levantarte para solicitar lo que desee, hacen más soportable el vuelo.
Pero además el vuelo tuvo todo él una atracción, por llamarlo así, añadida. Un hombre de nacionalidad española, pues así lo repitió varias veces, mantuvo una postura antisocial en todo el viaje. Comenzo por ponerse de pié y dirigirse a las chicas que estaban detrás de mí y en las otras filas posteriores.  Al comienzo ellas hablaban con él. Pronto se dieron cuenta, como todos los demás pasajares, de lo borde que era y no le contestaban.
Al estar haciendo la cola para ir al servicio él, de rodilla en el asiento y vuelto hacía tras, tocaba la mano de una mujer que estaba sentada al lado de una chica. Me sorprendí al ver eso y, al mirarme la mujer, él me preguntó que quién era yo y si era familiar o amigo de la mujer, a la que llamó “esta”. Yo le dije que “esta señora”, remalcando lo de señora. Como él les siguía mirando y no me veía la cara, ni la boca, le pregunté a la chica, sin emitir sonido, si las estaba molestando. Ella asintió varias veces. Entré al servicio y después, al ver que el contínuaba con su postura, me fui hacía atrás del avión y se lo comuniqué al personal de cabina.
Tardaron un poco en actuar. Creo que lo observaron. Pero él seguía dando voces. Entonces le dijeron que guardara la compostura. En ese momento todos miramos hacía tras y él se bajó los pantalones. Uno del personal de vuelo lo cubrió con una de las matas y con mucho esfuerzo le obligó a sentarse. 
Poco a poco lo fueron aislando acomodando a los pasajeros que estaban en las dos últimas filas en otras vacias del avión. Esto sucedió en el último tercio del viaje. A mi lado colocaron a dos personas.
Creo que su actuación no estaba provocada solamente por la ingesta de alcohol. A mi me dijo, en el poco rato que hablamos mientras estaba en la fila del servicio, que había bebido cinco gin tonic. Estaba influenciada por otra, u otras sustancias, un poco más fuerte. Su vestimenta y su aspecto denotaba una persona de posición media de unos cuarenta años.
El caso es que durante todo el vuelo cuando menos te lo esperaba soltaba un grito. Casi la mitad de éste el que esta a cargo de la cabina se sentó junto a él. Le dieron una hoja, creo como una especie de denuncia, y el preguntó en voz alta que quería que hicera con ella.
Como pensaba, al salir del avión a través del acceso al aeropuerto que pegan a éste, estaban tres policías militares, especie de guardía civil, esperándole.
Al depedirme de una de las azafatas, y decirle la paciencia que habían tenidó con él, me dijo que en sus años de servicio era la primera vez que había visto una conducta así.
Pensé que era difiíil actuar en un caso así dentro del avión y que menos mal que era uno sólo porque si no hubieramos visto un numeritto mucho más desagradable.
Pero el viaje me deparaba otra sorpresa. Mi fiel amigo Sergio, taxista de Guate, no me esperaba. Eso hizo trastocar mi estancia pues no pude conectar con los autobuses de Huehuetenango como era mi idea. Él envió otro taxi, pero tuve que esperarlo casi una hora y con él buscar un hotel donde quedarme y que no fuera muy caro. Y aquí, en el Hotel Continental, he pasado mi primera noche al lado del Palacio Nacional en Guatemala capital.
Siguen dando las campanadas… ahora… las de las cinco y media.
He incluido en la crónica algunas fotos. No estan todos los momentos vividos ni todas las personas con las que he estado, esta primera quincena del mes de noviembre en la que he compartido los días, como en el mes de octubre, con médicos, análisis, amigos, visitas, viajes…
A todos gracias por sus atenciones y su cariño hacia mí.
 “Hasta la próxima, primero Dios”

jueves, 3 de noviembre de 2016

Estancia provechosa

“Va a buscar a la que se había perdido”
Deja las noventa y nueve y va en busca de la que se había perdido. Le interesa todas y cada una de ellas. Y la que se queda atrás, o se separa del rebaño, tiene tanta importancia como cada una de las otras. Y le dedica un tiempo, un esfuerzo, porque le preocupa.
Y la lleva entre sus hombros. Y vuelve con alegría. Es el buen pastor. Así es Jesús. Así deberíamos tratar a todos.

Cuestión de médicos
Venir de Guatemala, dónde desgraciadamente la sanidad no está al alcance de la mayoría, y encontrarte con el sistema de salud de España, que puede ser uno de los mejores de Europa, me ha producido un choque personal muy grande.
No tener que pagar por un análisis de sangre 1000 quetzales o por un caja de medicina 350 quetzales o por una colonoscopia 2800… (un euro son 8,5 quetzales), es algo que quizás no sepamos valorar pues, aunque viene de nuestros impuestos, el sistema así lo permite. Sobre todo cuando se benefician de ello todos los ciudadanos. Es una gran conquista social, sobre todo para las personas de las clases menos favorecidas. Conquista que deben ser defendida con toda determinación.
Desgraciadamente allí, con sueldos entre 1000 y 2000 quetzales en la clases populares, la sanidad con un mínimo de garantía les resulta prohibitiva a ésta.
Aquí me he hecho dos análisis de sangre, una ecografía, y he tenido que acudir a cinco citas con médicos de diferentes especialidades, adquiriendo los medicamentos correspondiente.
Lo importante de ello es que me han dado prorroga para otros seis meses.
Compartiendo el tiempo
Además de médicos, con lo que comencé a visitar el mismo día que llegué y volveré a ver el último día de mi estancia aquí, mi presencia me ha dado la posibilidad de estar con familiares y amigos.
Después del encuentro familiar de comienzo de mi estancia aquí, los amigos, que están pendiente de mi llegada para ocuparme prácticamente toda mi estancia, han ocupado el resto de mi vida. Siempo es una gran satisfacción sentirse acogido.
Gracias a todos por vuestra cercanía, fidelidad y cariño en esta estancia dónde noticias tan interesantes van a posibilitar que continúe ampliando mis horizontes.
En estas fotos con algunos de los amigos con los que he compartido este tiempo.

  “Hasta la próxima, primero Dios”