sábado, 23 de diciembre de 2017

Navidad 2017

Hay una escena en el Evangelio de San Lucas que dice que los pastores que estaban por turno vigilando al ganado, vieron, en la oscuridad de la noche, un gran resplandor que les envolvió. Y que, cuando ellos estaban asombrado por ello, un voz les dijo que no tuvieran miedo porque les anunciaba una gran alegría, que será para todo el pueblo. Y se lo dice a una gente sencilla, a unos pastores, que representan al pueblo llano.
Dios quiso en Jesucristo que el pueblo que andaba en tinieblas, como dice San Juan, se llenará de luz. Y que ésta era la tarea que tendría Jesús: descubrir cómo vivir en la luz. Después, en la síntesis de su vida, testimonio y palabras, nos diría que se vive en la claridad si amamos a nuestros hermanos. Y esto lo que celebramos: el comienzo de ese gran proyecto. Ese es el sentido de la Navidad. Por ello estamos alegres y ser felices en el seguimiento de ese proyecto.

Con este sencillo nacimiento de la Comunidad Parroquial de San Nicolás del Puerto quiero desearles a todo mis amigos y/o a los seguidores de este blog  ¡¡¡I'D Mubarak!!! ¡¡¡Joyeux Noël!!! ¡¡¡Merry Christmas!!! ¡¡¡Boas Festas!!! ¡¡¡Froehliche Weihnachten!!! ¡¡¡Buon Natale!!! ¡¡¡Feliz Navidad!!! ¡¡¡Wesolych Swiat Bozego Narodzenia!!!
Hacer cosas diferentes

Sí, eso es lo que lo que intento hacer ahora. No tener una actividad cotidiana no significa que no se haga nada. Además de que cualquier persona que vive sola tiene que ocuparse de las cosas de la casa, eso no significa aburrirse. 

No hacer nada no significa eso: ¿diríamos que la contemplación no es hacer nada? o ¿el leer o escuchar música no es hacer nada? o ¿pasear por la vía verde o por senderos es no hacer nada? 
Pero además no es sólo eso. Estar en este nuevo ambiente me ha abierto a realizar otro tipo de actividades. Aprovechando que mi pequeño árbol de membrillo me había dado uno bastantes grandes y llamativos me decidí a hacer "Carne de membrillo".
 Ya la había hecho anteriormente, pero hacerlo con los membrillos tuyos adquiere una dimensión especial. La verdad que me decepcioné un poco ya que me hubiera gustado hacer más para regalarla a amigos. La próxima vez haré más aunque tenga que comprar el fruto.

Por encontrar cantidad de madroños en el paseo por el Cerro del Hierro me planteé hacer "Licor de Madroños".
Y aprovechando las aceitunas del olivo de mi familia en Madrid, que trajeron mis sobrinos, las he puesto en salmuera. 
He cambiado las tareas ordinarias de lo que supone estar trabajando o tener una ocupación determinada a realizar otro tipo de actividades.


Paseo por los alrededores del pueblo
En esta nueva casa tengo la posibilidad de realizar algo también nuevo para mí : dar grandes paseos por los alrededores. 
Hay muchas itinerarios que se pueden realizar. Hacerlo sólo a acompañados por mis amigos es siempre una buena tarea. 
El andar, además de ser bueno físicamente, te permite dejar libre los pensamientos y la mente para releer la vida, recordar momentos, acordarte de las situaciones que viven tus amigos, dar gracias por todo lo que vives. 
Los paisajes son variados debido a la situación en la que se encuentra el pueblo: sierra, dehesas, bosque de galería, cataratas, río, minas, monumentos... Y todo ello hace que la presencia de mis amigos en mi casa sea más animada al poder hacer esos recorridos con ellos.
En uno de ello recordaba lo bien que me sentí en el homenaje que le dieron a mi querido amigo Miguel Ángel en Arahal. 
No sé qué título tenía el diploma que le dieron, pero el Ayuntamiento del pueblo le reconocía, en el Día del Voluntario, su tarea de acogida hacía chicos del Sáhara, de Bielorusia, de la República Dominicana... que viene haciendo desde hace décadas. Y le dieron las gracias por ello.
El Alcalde dijo que jamás la sala del Pleno había estado tan llena de público. Miguel Ángel dijo que no había hecho más que lo que tenía que hacer, recordando el pasaje del evangelio de Lucas (17,7-10). 
Y ahora que es Navidad es aún más reconfortante su testimonio.
Hay momentos únicos que se vienen a la mente repetidamente como gratos recuerdos cuando tienes tiempo de tomarte la vida de una manera relajada. 
Después de años lleno de trabajos y tareas que me ocupaban, esta posibilidad de "tener tiempo" es algo positivo y hace que me sienta bien.


¡Hasta la próxima, primero Dios!





domingo, 10 de diciembre de 2017

Mi nueva casa


Hacer aquello que se desea hacer en cada momento, cuando las posibilidades te lo permiten, es una de las aspiraciones personales. No siempre se puede hacer pero, cuando se puede, te aporta serenidad y bienestar.

Casa abierta


El mes de octubre pasado es el primer mes en el que ya veía cómo iba a enfocar mi vida aquí después de venir de Latinoamérca. Los meses anteriores, en los que mi ritmo de vida era lento, entre lo que hice fue  arreglar y adecentar la casa. Hacerla un hogar. No había disfrutado de las últimas, y casi definitivas, reformas que había introducido en ella. Ahora ya, una vez todo ordenado y arreglado, podía habitarla de una manera más confortarble y abrirla a familiares y amigos. 
El lugar dónde se encuentra es maravilloso. Por la parte de atrás se ve desde la casa lo que es el paisaje típico de este lugar: la dehesa. En este caso una explotación ganadera. Esa finca tiene caballos que se acercan hasta la alambrada, tiene encinas que dejan caer las bellotas a mi patio, ovejas que pastan libremente y cochinos ibéricos. Y por delante de la casa discurre un afluente del Hueznar, el Galindón, en medio de un bosque de galería de chopos. Desde las ventanas se observa ese precioso paisaje. 
Y si el paisaje es maravilloso qué decir de mis vecinos. La relación con ellos es magnífica. Llamarle a cada uno por su nombre es algo importante para mí y para ellos. No faltan días que no te ofrezcan productos que ellos trabajan, hacen o compran. 

Carmen vive un poco apartada de mí. Es hermana de mi vecina Rosario y tiene noventa y dos años. Las dos son unas delicias de mujeres. Una mañana llama a mi puerta Rosario con una bolsa de plástico y me la da diciéndome que su hermana había intentado dármela pero no había podido. La abro y veo que contiene dos plátano, dos peras, seis huevos, una longaniza y un chorizo. Me quedo sorprendido, sonrío y le doy dos besos a Rosario como señal de agradecimiento y la estrecho hacia mí con un abrazo. Realmente me conmovió el detalle.
Vivir con gente sencilla tiene esos momentos, esas atenciones, esa generosidad que te deja sin palabra y descubre la bondad del ser humano.
Pero este lugar tan especial, a más de cien kilómetros de Sevilla capital, tiene la desventaja de no poder estar cerca de muchos amigos. Y por ello he procurado que mi casa sea un lugar de encuentro. Un lugar acogedor para los amigos de aquí y los de fuera. 




Y aunque sea esporádicamente también tengo la posibilidad de encontrarme con amigos en Sevilla por diversos motivos.



            
              ¡Hasta la próxima, primero Dios!