lunes, 23 de octubre de 2023

Productos propios


Es lo que me ocupa en mi vida de "ruralita" que llevo. El que me encuentre en mi situación de jubilado desde hace ya diez años, y después de mi estancia en Latinoamérica de casi cuatro años, me ha abierto a realizar actividades que antes me hubiera parecido impensables. Pero hay que estar a la altura de las circunstancias que te rodean siempre que te gusten. Me gusta, me ocupa y me relaja

Me llamó mi hermano Carlos para ir a coger aceitunas a su casa de Utrera de unos olivos que estaban cargados de frutos. La especialidad de las mismas eran manzanillas y picuas (su nombre más extendido es picual). 

O sea que he realizado todo el círculo de la producción: el verdeo, la selección de las aceitunas, la preparación de las mismas y envasarla para regalarlas o comérmelas. En este momento me queda sólo medio bote.

La hice al estilo que le llaman en "cautica" ya que se utiliza la sosa cautica para su curación. Es un poco delicado utilizar este producto pero, siguiendo los pasos establecidos, se acelera el proceso y es más cómodo, pues no necesita tanta dedicación como otras formas de preparación.

La otra producción que he realizado durante el mes pasado y éste es el licor de limón. Los limones me fueron dado generosamente por mis vecinos José y Gloria de su casa de Alanís y eran bastantes y de muy buen porte. 

Los pelé, los metí en un frasco y le eché el azúcar necesario. A los tres días ya estaba el almíbar del limón. Saqué los restos de los gajos y los herví con agua. Al final ésta la agregué al frasco, lo que suponía dos tercios del mismo. El resto lo rellené con ron blanco y ahí está esperando ser consumido.

Y de mi propia producción tengo reservados unos membrillos. De ellos quiero hacer tres productos: carne de membrillo, mistela y otra licor de membrillo. La más trabajosa es la primera. La mistela se hace con anís y el licor con ron.

Así aprovecharé la cantidad de membrillos que ha producido el árbol. El año pasado dio solamente tres. Este año ha sido generoso. El cuidado realizado ha dado sus frutos.

Aunque comenzaré la semana próxima ya que esté se prevé que estaré ocupado con la preparación de la celebración de mi cumpleaños.


¡Hasta la próxima, primero Dios!




Sandra y Carlos

"Un sobrino/a es alguien especial para recordar con calidez, pensar con orgullo y apreciar con amor." (Anónimo). Tener un sobrino es el regalo más grandioso que un hermano te puede hacer.

Tener sobrinos es algo inigualable, porque ser tío significa mucho más de lo que se puede describir con palabras. Es fascinante la relación tan especial que se establece y lo generosa que esta es en amor.

Para los que no tenemos hijos nuestros sobrinos adquieren, aún más, esa categoría especial. Mis sobrinos, tanto los del libro de la familia, como los que ha ido dando la vida a través de mis amigos, para mí son especiales.

Este pasado fin de semana hemos tenido la celebración del matrimonio de Carlos hijo de mi hermana Mariajosé. Se ha casado con Sandra después de diez años de novios. Carlos es todo corazón, como un osito cariñoso. Sandra es dulzura y decisión. Hacen una pareja "perfecta".

Hemos acudido toda la familia, menos Estela que se iba de viaje por motivos de trabajo. En total, por nuestra familia, hemos sido veintiocho. Y en nuestro corazón mi hermana Maricarmen.

Es necesario esos momentos de encuentro en familia. Esas nueve horas en común nos hacen afianzar el vínculo de amor que nos tenemos. Cuando nos reunimos gozamos y somos felices por estar juntos. La relación entre los hermanos, los cuñados, sobrinos e hijos de estos es maravillosa. Y la hemos disfrutado mucho.

Felicidades a los novios. Gracias porque hayamos podido participar con ustedes de este momento tan significativo en vuestras vida. Y ahora, esperar a la Navidad que intentaremos estar otra vez juntos. 

¡Hasta la próxima, primero Dios!


 

lunes, 9 de octubre de 2023

Disfrutar de la vida cotidiana

Mirando hacia la puerta abierta de mi me ha salido espontáneamente esta frase. ¡"Soy feliz"! Acabo de comer una de las comidas que me encanta. La hice para sábado en el que invita a comer a José Antonio que está solo ya que Dolores está con su hija en Viena. Esta comida, recuerdo que se la pedía a mi madre el día de mi cumpleaños, es calamares a la riojana. Y me salió estupenda.

Un lugar especial para meditar. 

Esta sensación de felicidad la sentí también ayer cuando estaba en la iglesia. Llegué cuando aún no había nadie. 

Me senté, y estaba tan "en otro sitio", que llegó Pepi, me tocó el brazo y pegué un respingo. Me quería saludar como lo hace todos los domingos, pero otras veces siento su presencia. Esta vez no. Y hasta me dio coraje que me hubiera sacado del estado en el estaba. 
Pero valoro mucho esa cercanía de las personas de este pueblo.

Cada día me propongo hacer algo extraordinario en mi casa además de lo que habitualmente hago. Eso hace que me sienta bien. Hoy, poco antes de comer, he restaurado una maceta que se había roto hace algunos meses. Suelo recoger todos los trozos y después pegarlos con cola. Se nota que está recompuesta, pero es una manera agradable de pasar el tiempo y reutilizar el tiesto. Estaban, raramente, todos los trozos, lo que extrañó pues ha pasado mucho tiempo desde que se rompió. Esas cosas, a la que estoy muy acostumbrado, de decir ¡ya llegará su día! 

Y, aunque la salud no sea para tirar cohetes, me encuentro relativamente bien. En el mes de septiembre se ha resentido un poco más. "¿Cómo estás Alfredo?" me ha peguntado Carmona cuando iba a comprar pegamento. "¡No estoy muy mal!" le contesto, "¡Pero tampoco muy bien!" A lo que él respondió con su carcajada tan característica. Mi pérdida paulatina de peso hace sentirme vulnerable. Y los picores, de mi particular herpes zoster, están ahí presentes. La tendencia de mi cuerpo a dormir también está ahí. A pesar de ello me siento bien. "Soy una persona con enfermedades, pero no soy una persona enferma" me gusta decir.

El clima también hace que me sienta a gusto. Estas temperaturas, muy impropias de un nueve de octubre, también ayuda. 

Seguro que me acordaré dentro de unos días de ello. El frío aquí es un poco duro. 

Estar con las puertas abiertas, tanto de la entrada como las del patio, es un pequeño, pero apreciado, lujo en este tiempo. Y hay que disfrutar de ello.

Y me encanta que la gente se acuerde de mí, que me envíen mensajes o me llamen. Dentro de dos días vendrá a casa José Manuel y Roxana de Guatemala. Ahora están en Alicante y vendrán a Sevilla el miércoles. Tener invitados es, para mí, un maravilla. Y enseñar Sevilla es lo máximo. Disfrutar de las cosas pequeñas es disfrutar de la vida cotidiana, que es toda la vida.

¡Hasta la próxima, primero Dios!


Pasado unos días añado este frase del Papa Francisco:
“¡Ser feliz es dejar vivir libre, alegre y sencilla a la criatura que habita en cada uno de nosotros!"