lunes, 26 de junio de 2023

En el silencio de la noche

Se está acabando el día 26 de junio. Unos de los días más calurosos de este mes. En Sevilla alerta roja porque se preveía llegar a los 44 grados Celsius. ¡Una barbaridad! Estoy sudando dentro de mi casa cuando normalmente es un lugar muy acogedor. He abierto la puerta de la calle que da al bosque de galería del río Galindón que corre enfrente de mi casa. Se nota un poco de aire fresco ahora.

Hace unos minutos he estado arriba en las terrazas de mi casa. Venía de casa de Mateo y Rosa de regar las macetas. Llegando a mi calle me senté en un banco con mi vecino Rafael, su hijo Jesús y su sobrino Raúl. Tiempo le falto a Jesús para sacar unos botellines de la cruzdelcampo y unos rodajas de chorizo magnífico. Tal fue este momento que al llegar a casa arreglé un bocadillo y unas cervezas. Y con todo apagado me lo comí. Había cenado una revuelto de champiñones y puerros. Parece que no me sació el hambre. 

Unos instantes estuve mirando el cielo en silencio absoluto. Eran las once de la noche. Y mirando al cielo me dejé llevar ante tal maravilla. Y entonces pensé en mi querida hermana Maricarmen, la  que no se borra nunca de mi pensamiento. De lo que la hecho de menos. De las llamadas que nos hacíamos mutuamente. Del cariño que nos profesábamos. De lo atenta que estaba a todo lo que me pasaba. De las confidencias de su último día que estaba consciente. De lo vivido la noche anterior a que la durmieran. De los días que, aún con vida, estábamos pendiente de su respiración. De lo larguísimos que se me hizo esos días. 

Y allí en el cielo yo veía las estrellas. La siento viva. La muerte no tiene la última palabra. "Absorta est mors in victoria" (la muerte ha sido vencida) aparece en la epístola de San Pablo a los Corintios 15:54, y que es el lema del escudo de la ciudad de Arahal. La muerte ha sido vencida por la resurrección de Jesús. Ella vive no sólo como recuerdo sino como vencedora de la muerte en la presencia de Dios.

Hoy le doy gracias al Padre de la Vida por la de mi hermana María del Carmen. Y seguí mirando al cielo. Le hice una foto a la luna que era lo único que se veía en el cielo. 

¡ Hasta la próxima, primero Dios!

Ya estamos nueve minutos del día veintisiete de junio.



viernes, 23 de junio de 2023

El Faro

El domingo fue una jornada excepcional. Suelo pasar con Emanuel los últimos días de mi estancia en Guatemala. Un antiguo alumno del colegio La Salle que conocí en la Casa Miller. Su hermana estaba con nosotros en Ixmucané. 

Con muchos cambios en las programación pudimos llegar a la costa para pasar un día Emanuel y yo. 

Él no es precisamente alguien ordenado. Vive a su manera, que parece que le va bien, y es difícil adaptarse a ella. Por lo menos a mí. Estaban programado dos días, y fueron uno. A una hora y fue tres horas más tarde. 

Me agarra en otra época de mi vida y anulo el encuentro. Era dificilísimo comunicarse con él y concretar algo. ¡Pero... valió la pena!

¡Caro el hotel El Faro! Para la gente de la clase alta, que eran todos los que estaban allí, estaría más o menos dentro de sus posibilidades. Para la gente normal, ¡inaccesible! Había que pagar para el uso de las instalaciones y era muy elevado. Y si ya hubiéramos venido a pasar la noche nos hubieran cobrado la mitad del sueldo de él. 

Caro el hotel, ¡pero precioso! No me imaginaba unas instalaciones así en la costa más turística de Guatemala. Me gustó mucho conocerla. Está situada entre el Puerto de San José hasta la frontera de Guatemala con El Salvador. Accedimos a él en el automóvil de Emanuel.

La costa del pacífico guatemalteca es excepcional. Unas playas extensísimas, preciosas, sin nadie. Pasamos el día completo en esas instalaciones. 


Tener la playa a continuación de las piscina, beber sentado en la barra del bar con el agua hasta la barriga, poder bañarte en un agua cristalina... es algo que había visto que existía pero nunca lo había disfrutado.

Estaba interesado en ver la selección española contra Croacia a la hora de comer. No veía una televisión en ningún sitito. 

Mantuve una muy educada conversación con los responsables de mantenimiento del hotel. Tras ella, me instalaron una televisión y me reservaron una mesa en frente de ella. 

Perfecto. ¡Así es la vida! ¡Quién no llora...! Las imágenes lo describen mejor que yo. Cómo decía Emanuel: "El último día es el mejor!



¡Hasta la próxima, primera Dios!



lunes, 19 de junio de 2023

Playa del Carmen

Las personas que ríen mucho, nos hacen felices.

Dentro de la programación del viaje que suelo hacer unos tres meses del desarrollo del mismo, había pensado visitar a Miguel, amigo de la Casa Miller de Huehuetenango, con el que no he perdido el contacto y que trabaja en Playa del Carmen, México. Está trabajando en un restaurante todo el año, excepto los días que le dan de vacaciones y que los aprovecha para volver a su casa. 

Este año, ya concretado el viaje en avión a Cancún desde Guatemala, me dice que está en su pueblo en Guate. Me llevé un pequeño sobresalto, pero me decía que estaba de vacaciones y que volvía a México en las fechas previstas. Ya he decidido que en los próximos viajes aprovecharé los días que esté en Guatemala para vernos como hicimos la anterior vez.

En el avión de ida a Cancún me encontré a Javier, el malagueño con el que coincidí en el anterior viaje en el bus que unía Xela con la capital. Anteriormente intenté conectarme con él pero no pude. Y mira por donde coincidimos en el mismo viaje. En la foto hemos salidos los dos muy favorecidos al estar hecha al contraluz. Él volvía ya a España después de haber estado trabajando para una ONG en tema de Ingeniería Hídrica.

No sé de que Estado son estos hombres
voladores que realizan este ejercicio
 todas las noche
Me gusta mucho Yucatán. Es la tercera vez que estoy aquí. En 2016 y al año siguiente. Esta vez no he salido de Playa, puesto que Miguel no ha tenido días de vacaciones. De hecho las fotos de él  acompañan esta crónica son de las anteriores visitas. 

Es más, nos hemos visto poco pues trabaja muchas horas y encima algunos días tiene que hacer doble jornada.  Hay escasez de mano meseros. ¡Ya sabemos porqué! La vida aquí, siendo un lugar turístico, es casi más barata que en Guatemala. Y los trabajadores cobran poco. Él puede ahorrar gracias que gasta muy poco. Como todo emigrante que quiere ahorrar o mandar remesas a su familia.
El trabajo le ha ido atrapando su forma de ser. Antes escribía mucho, poesía y prosa. Era la manera de expresarse y lo hacía muy bien. Temas románticos, de la naturaleza, sentimientos... Ahora, me confesó, ya no lo hace. 
Fue esta estancia con más días libres de lo que pensaba, pero no estar ocupado me gusta mucho también.
Aprovechaba la necesidad de comer para darme una vuelta por las calles céntricas de Playa. El hotel estaba cerquita. Su calle quinta está muy concurrida por de turistas en todo el año. Estos días han sido de temperaturas extremadamente altas en esta parte de México. La verdad que a mí no me importaba. Me encanta el calor. Evitaba para salir, como hacemos en el sur, las horas centrales. De calor sabemos mucho.

Y así fue esta estancia de cinco días. Distinta a la que había pensado, pero siempre muy positiva. ¡Disfruté mucho!

¡Hasta la próxima, primero Dios!


lunes, 12 de junio de 2023

Rafael

En Xela me alojo en uno de los tres hoteles Kamelot que hay. Todos son propiedad de Jorge, al que conocí hace años.  Esta decorado con muchos helechos que cuelgan del techo y con macetas con grandes plantas. También las paredes están llenas de murales y de un gran  ángel que que cuelga de una de ella.

Hay, en un aparador, la imagen de un "santito" popular con un cigarro en la boca, San Simón, llamado popularmente "Sanchito". Es más creo haberlo visto en alguna iglesia cerca de Xela. 
Esta rodeado de latas y botellas de cervezas vacías. Se las han echado por la cabeza. La señora de el asiento de al lado del bus, me dijo que para los que creen en él hace muchos milagros. ¡Será!

El hotel está gestionado, desde este primero de enero, por dos hermanos. El mayor es Wilmar Amílcar, de veintiún años, y el otro es Rafael, de diecinueve. Éste está trabajando en la hostelería desde los quince años y es el que domina el negocio. En este viaje he estado tres veces alojándome en el hotel. En la segunda vez, después de Huehuetenango, les deje la ropa usada para que me la lavaran y también la maleta con las ropa que no iba utilizar en la playa. ¡Magnífico!
Ayer llegué y me dieron la ropa lavada y la maleta. Perfecto. Y por la tarde, cuando vine de almorzar, estaban viendo los dos, en una habitación, la final de la champion y me invitaron a verla. Ellos tenía unas bolsas de papas fritas y coca cola. Yo busque algo para aliñarla y unas galletas. Y así seguimos hasta las dos de la mañana hablando sobre todo con Rafael. ¡Me encantó!

Pertenece a una familia campesina, con escasos recursos. Estudió sólo primaria y a hasta los quince años trabajó en el campo. Y al ver que no tenía salida decidió venir a Xela. Trabajó tres años en un hotel hasta que éste cerro. Encontró trabajo en éste hotel y después llamó a su hermano mayor para que trabajara con él. Y creo que lo llevan muy bien.
Estuvimos hablando de todo. Me contó sus expectativas para el futuro. Las ganas de invertir en el negocio de la hostelería, Y se ve con fuerza. Una persona muy decidida y tiene muy claro lo que tiene que hacer. Hasta se emocionó cuando hablaba de lo que había vivido, de la situación de sus padres y hermanita menor que quedaron en el pueblo, y de cómo les intenta ayudar junto con su hermano. Mereció mucho la pena el tener esta conversación con alguien que no conoces de nada y que se muestra totalmente abierto a contarla a una persona que, según él, le merece confianza.  ¡Maravillosa estancia!

¡Hasta la próxima, primero Dios!




domingo, 11 de junio de 2023

En uno de mis rincones preferidos.

Pensar en Guatemala, es pensar en Tilapa. A Tilapa siempre he vuelto en mis viajes a este país. Esta vez he estado cuatro días, de miércoles a sábado.

Tilapa es mi sueño durante el tiempo que no paso aquí. Estoy relajado, sin prisas, sin nadie ni nada que me turbe. Buen sitio. 

Un lugar con un excelente clima, en un hotel a escasos doscientos metros de una playa donde no hay nadie, unas piscinas de agua dulce magníficas, una comida a la carta, una acogida cariñosa... por eso vuelvo. Este hotel, "Sueños en el océano", esta situado en un manglar dónde se llega en lancha. Tengo que decir que además no tengo en este lugar ninguna sensación de inseguridad. 

El embarcadero de Almendrales que está lleno de lugares dónde se trabaja el pescado y desde donde salen las lanchas a Tilapita y a otros caseríos.
Las lanchas son el medio imprescindible de mantener la vida en Tilapa,
pues allí no llegan los coches. Otro aliciente más de este lugar. 

He pasado cuatro días maravillosos. Aquí os dejo las fotos.

Antes de la pandemia las lanchas costaban cinco quetzales. Cuando le pedí al lanchero del primer servicio, Santiago, el costo, me pidió veinte. Le dije que me estaba cobrando de más, pero que le iba a dar los veinte que me pedía. No tenía otra solución. Tampoco sabía cuanto costaba ahora, pero me parecía muy exagerada la subida.
Cuando por la noche fui a tomarme una cerveza el lugar era propiedad de la señora que traía los refresco por la mañana en dicha lancha. Y le dije lo que me había cobrado Santiago. Su respuesta fue clara: "Ladrón". Efectivamente costaba diez quetzales. Y me dio el teléfono de otro lanchero: Chepe.
Al día siguiente me lo encuentro, con otros lancheros en el embarcadero de Tilapita. Me llamó para ir con él y le dije en voz alta, para que se entera los otros lancheros: "Ayer me cobraste veinte. Ya durante toda mi estancia aquí, no me subiré nunca con usted". La venganza se vende en pequeñas dosis. Jajaja 


La entrada al hotel y al fondo la playa.








Esperar la puesta del sol es algo que a todos nos gusta.
He visto muchas y creo que todas diferentes.

Viajar entre la aldea de los Almendrales hasta la cabecera
del municipio, La Blanca, se hace en TUC -TUC.
La charla con los conductores, además de hacer
los 14 km de distancia más agradable,
tiene el interés de conocer a la población local.
En la foto con Sergio con el que tuve una charla
muy agradable.



Estando escribiendo la crónica, Cesar,
el hijo del matrimonio que lleva el hotel, 
 llega por detrás mío y me ofrece ese mango con picante.
Se había él preparado uno y me hizo otro para mí. ¡Maravilloso!


Hay algunos sitios agradables para almorzar en La Blanca. Normalmente iba a los Almendrales para tomar un Tuc - Tuc que me llevara a La Blanca. En este restaurante se comía rico y barato.

¡Hasta la próxima, primero Dios!


¡Hasta la próxima, Tilapa!





Giovani y Angélica

Llegué a Huehue, desde Todosantos, con tiempo para almorzar en la terminal de buses con mis amigos Giovanni y Angélica, aunque en ese momento no recordaba sus nombres.

Fui al hotel, recogí la maleta que había dejado el día anterior y tomé un Taxi.
Me equivoqué, pues debía de haberlo tomado en la otra parte del parque y así hubiera ido en el sentido de la terminal. ¡Pero no! Lo tomé en el sentido equivocado. A esa hora, 12,30, además del trafico normal, ya de por sí saturado en el centro, se sumó la salida de escuelas y colegios, como diferenció el taxista.
Y tardamos una media hora lo que normalmente lleva de 5 a 10 minutos.
Para colmo tuve que ir a pie un tramo por las obras en las calles de la terminal.
Pregonaban ¡"Xela, Xela"! los auxiliares del bus. A mi indicación me agarraron la maleta y subí al bus, dejando ésta y la mochila en la parrilla interior.
Pregunté cuánto tardaría en salir y me dijeron cinco minutos. Les dije que iba y volvía. Y me dijeron que no me preocupara, que si no estaban parqueados, andarían poco a poco y que si no me esperaban en la Pasarela.
Fui al restaurante de Giovani y Angélica donde había comido muchas veces. Se alegraron mucho de verme, pues desde antes de la pandemia no nos veíamos. Habíamos hablado mucho en aquellas ocasiones. 
En ese momento no me daba tiempo de comer y me ofrecieron un  licuado de plátano que me lo hicieron sobre la marcha. Le dije a ella que me lo cobrara y me dijo que no.
Cuando me iba le pregunté cómo se llamaban, porque no me acordaba. Ella me dijo: "Usted Alfredo"Me quede sorprendido de su memoria, además de su cariño y generosidad.
Salí corriendo con el licuado. No vi el bus aparcado, pregunté por el bus de Xela y me lo indicaron. Fui hasta él y el auxiliar me metió dentro, iba despacito, y me dijo: "No nos íbamos a ir sin usted" Jejeje.
Me encanta ir a ver conocidos en Huehuetenango que me tratan con tanto cariño. Siempre es una razón para volver.


¡Hasta la próxima, primero Dios!


 

viernes, 9 de junio de 2023

Bautizo de Pablo



El domingo 4 tenía lugar la celebración del bautismo de Pablo como ya narré en crónicas anteriores, explicitando por qué iba a ser su padrino. Nunca había sido padrino de ningún niño. Me llenaba, y me llena, de ilusión. 
Claro que la lejanía me va a impedir realizar esa tarea propia de un padrino. Aunque pensando un poco creo que al mío lo vi, consciente, una vez en la vida: D. Ángel. Con mi madrina, sí que ejercí de ahijado y ella, a su manera, de madrina: mi tía Barbarita.

Pues muestro aquí algunos momentos de esa ceremonia que me une, aún más, a esta ciudad, a este país. Mi reconocimiento, agradecimiento, mi cariño hacia sus padres Carlos y Lorena.

A la ceremonia, a la misa que se desarrollo el bautizo, asistieron mis amigos Sharley, Mynor, Diego y Sebastián, conocidos de los padres de Pablo.



¡Hasta la próxima, primero Dios!

Escribir esta crónica junto con una familia en la piscina del hotel con once personas y evitar que me invitasen a cerveza de los hombres de la familia que llevaban 12 cervezas, y que estaban un poco ebrios, es todo un arte. Me querían invitar a toda costa. Yo bebía lo mío en una botella de coca cola, y no me apetecía la cerveza. Me costaba centrarme en escribirla, pues traían unos altavoces con el volumen de la música todo alta.