sábado, 17 de diciembre de 2022

Segundo destino: Huehue

Este nuevo luminoso fue mi recibimiento en el parque central junto a la fachada de la catedral remozada y reabierta después de unos años al tener que ser cerrada tras los daños causados por un terremoto.


Con amigos

A eso venía a Huehuetenango, y a Guatemala, a verlos. Me encanta que haya podido ver a muchos. ¡A todos a veces es imposible! A algunos hacía mucho que no los veía, a otros los pude ver el año pasado. A pesar de ello un año da para mucho.

La cercanía que siento en esos encuentros me hace sentirme muy cerca de ellos, de sus proyectos, de sus vidas. Tenía que utilizar tanto el desayuno, el almuerzo y la cena para esos encuentros. E ir a restaurantes donde también el dueño era amigo: "Matar dos pájaros de un tiro".


Desayunando con Eddy, amigo conocido
mientras ejercía de acólito en la catedral.
Hoy administrador de la
Parroquia de Huehuetenango

Cenando con Carlos, pediatra en el hospital de la ciudad, con el que mantengo una relación amistosa muy cercana y que en un año se ha casado y tiene un hijo; y con Luis de Colotenango al que no veía desde hacía 4 ó 5 años y con el que pude hablar largo y tendido sobre su vida, pues me tenía mucho que contar. Siempre me admiró su madurez y me sigue admirando.


Mateo llegó de Jacal para poder almorzar conmigo y continuar hasta la capital para realizar su tarea como abogado y notario. Con Mateo mantengo un contacto continuo a través de las redes.


Mi querida familia: Denisse, Ernesto y Emilie. Hay que reservar un tiempo para ellos. Nuestro cariño es mutuo y ellos lo derrochan con mucho amor.
Son mis amigos arquitectos de Huehue. 

Y otra noche con Julio, antiguo alumnos
de La Salle y de la Casa Miller,
que está apunto de terminar su carrera
de abogado y notario. Junto a mí, el prof. Danilo.

Con D. Álvaro y la Comunidad Clarisa.
Había almorzado con Mateo. Me dejó en la puerta de la catedral. En ese momento suena mi teléfono. Tengo un mensaje. Es la superiora del monasterio que me dice que el cardenal D. Álvaro que se ha enterado que estoy aquí, el día anterior fui a verlas, y que desea verme. Le digo si está dispuesto a esperarme, que cojo un taxi y que voy para allá. Y así hice.
El ya estaba, aunque sin arrancar, en el interior de su coche. Sale me saluda y volvemos al interior del monasterio.


En el comedor estaban las hermanas y una serie de familias, que conozco, colaboradoras del monasterio. Estaban celebrando el "Día de acción de gracias" ya que allí había tres estadounidenses entre hermanas e invitados.

Con amigos de Ixmucané
Tampoco debe faltar el encuentro con Colocha y la familia de Shirley, Mynor, Diego y Sebastián.
Diego no tendría ni dos años cuando llegué a Guatemala. Aún recuerdo unas fotos que nos hicimos con el ordenador. Hoy tiene doce años. siempre que he ido a Huehuetenango o nos hemos visto a un restaurante o he ido a su casa para verlos. Recuerdo que le llevé un año una camiseta del Sevilla. El cariño que nos tenemos es excepcional. Ya muy alto, nos hicimos una foto delante de la catedral de despedida. Cuando me di cuenta estaba llorando. Me sentí conmovido por esa muestra de cariño. No lo esperaba.

Y además visité a Carmen, la murciana que ha creado su familia en Huehue; al doctor Amílcar; a mi dermatóloga, la doctora Sosa y a su marido... 
Aquí están algunas de las razones por lo que ir a Guatemala es algo que está muy dentro de mi: los amigos que dejé allí. 
Tras tres días en Huehuetenango, y con la promesa de que cuando vuelva estaré más tiempo, me dirigí a la capital.

¡Hasta la próxima, primero Dios!






2 comentarios:

  1. Es tan emotivo leerte como recibirte con un fuerte abrazo en Huehuetenango, gracias por tu cariño y sabes que en este lado del mundo hay personas que te queremos!! Cariño: Shirley Martínez

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  2. Es tan reconfortante volver a ver a un amigo que solo por messenger nos escribimos. Muy bonita experiencia

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