jueves, 15 de diciembre de 2022

Conocido

Llegar a Huehuetenango, visitar a los amigos, es estar en casa. Hoy 23 de noviembre vengo de estar con Manrique y Carmen viendo la goleada de España a Costa Rica. Además de la alegría lógica por el resultado, la acogida que me han dispensado la ha aumentado. Hablamos de lo humano y de lo divino, nunca mejor dicho.
Siempre mi gratitud hacia ellos.
Antes, pues me levanté temprano, estuve visitando a la comunidad clarisa en el Monasterio. Me metieron hasta la cocina, literalmente. Las hermanas se alegraron de verme. Desayuné con ellas. ¡Cómo si no hubieran pasado los años! ¡Es algo maravilloso ser tratado así!
Y después de haber pasado por la clínica del doctor Amílcar, ahora he venido a almorzar a la "Perla del Mar' con Doña Adriana.
Con el sombrero, con la mascarilla, me acerco al mostrador y ella sin pensarlo me dice: "Alfredo, qué alegría!". Ayer en el desayuno Boni, el mesero dónde desayuno cerca del parque, me llamó también por mi nombre. Es algo increíble que toca lo más sensible de tu alma: que te llamen por tu nombre.
Con doña Adriana charlé un poco. Pido mi sopa de Marisco, muy buena, y agradezco al Padre todo lo que me ha sucedido esta mañana y lo agradable que lo he pasado.

¡Hasta la próxima, primero Dios!

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