Había quedado con Danilo en llegar los dos el 1 de diciembre a Ciudad de Guatemala para poder ir al día siguiente a la playa. Él llegó a primera hora y pudimos estar casi todo el día paseando por ella.
Nunca había ido desde la capital hacia el sur. Si siempre busco el ir acompañado, ir a un lugar totalmente desconocido lo hacía muy aconsejable.
El departamento al que pertenece el puerto es Escuintla. He puesto la foto de la parada que hicimos en la terminal de esa ciudad cuando entraron tal cantidad de vendedores ambulantes que llenó de colorido el bus.
Este año no pude ir hacia mi playa preferida, pero el cambio no me decepcionó en absoluto. Tilapa, su hotel, estaba siendo reformado, algo que de verdad necesitaba. Ya ha sido abierto, lo que me hará tener que decidirme dónde ir otros años, si vuelvo a Guatemala.
Al llegar ya sentíamos el calor del lugar, algo que busco ya que me encanta y es uno de los motivos de ir en noviembre - diciembre. Mi vecino Antonio me dijo que en el pueblo había llegado a hacer menos dos grados.
Cuando llegamos al hotel éste nos gustó por su limpieza, por la relación calidad precio, por la comida y por la gente que nos encontramos en él.
Entre estos estaban alojados tres "treintañeros", compañeros de trabajo, que desde una fiesta navideña de su banco decidieron ir a la playa a pasar unos días. Estaban un poco bebidos pero pronto nos hicimos amigos. En concreto llegué a hablar más con uno de ello, Edgar, que era muy abierto y agradable. En los días que coincidimos nos llevamos muy bien. Es uno de las tres personas con las que me he encontrado en este viaje y que recuerdo de una manera especial.
Y no fueron los únicos con los que compartimos un tiempo. Yendo hacía el Paredón nos juntamos con una partida de jóvenes que acababan de celebrar una victoria de Argentina. Y nos acogieron divinamente.
El Puerto de San José es sin lugar a dudas una de las playas mas famosas y visitadas por los guatemaltecos. Sus playas, al igual que todas las del pacífico guatemalteco, lucen la poco común arena negra debido la proximidad de sus volcanes en constante actividad. Su población asciende a unos veinte mil habitantes.
El lugar cuenta con una buena infraestructura turística y una carretera en muy buen estado, lo que permite llegar en termino de 1 hora y 30 minutos desde la Ciudad de Guatemala, pasando de sus 20º a los 32 en ese tiempo. San José es un destino turístico especialmente de nacionales, sus playas son visitadas durante los fines de semana y especialmente en época de Semana Santa y Año Nuevo. Algo que hay que tener presente es la existencia de una autopista de peaje desde la capital a San José. La Playa, la importancia del primer puerto de Guatemala, así lo exige. Los atardeceres son espectaculares. Personalmente creo que son los momentos más bonitos del día. Ver desaparecer el sol en el Pacífico lo es especialmente.
Tengo tantas fotos de los atardeceres que las pondrías siempre.Poder almorzar en los restaurantes que se encuentran en la orilla del mar es también un gran atractivo de esta playa. Estaban exquisitas una conchas aliñadas que nos abrieron allí mismo y de las cuales Danilo es una buen partidario.
Y como la muchacha que vendía esas exquisita conchas, pasó por allí Luis Enrique, guitarrista que nos pedía 10 quetzales por dos canciones. Fueron más quetzales y más canciones. Con 68 años era su forma de llevar algo de dinero a su casa. Fue una conversación encantadora. No le importaba el tiempo. Allí se quedó un buen rato en el que nos contaba su vida y su afición a la guitarra. Antes de cada canción nos decía el tema y el estilo de la misma. Pasamos un rato muy agradable. Hoy en día las instalaciones portuarias originales han dejado de utilizarse debido a la construcción del moderno Puerto Quetzal que se vio envuelto en casos de corrupción que llevo al presidente de la República Otto Pérez Molina a dimitir primero y a ser detenido, juzgado y condenado junto a la vicepresidenta. Puerto Quetzal ofrece mayor capacidad de carga e infraestructura moderna que permite el atraco de barcos de gran calado.
Aún quedan los restos del antiguo muelle del que se habla tantas cosas, como el desembarco de pasajeros y mercancías.
¡Hasta la próxima, primero Dios!
¡Y Feliz Navidad!
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