Lo conocí durante mi estancia en Guatemala. Fui conociendo antes a parte de su familia. Su hermana Concha, su primo Manrique, sus familias. Y desde entonces cada vez que he vuelto a Huehuetenango lo he visitado. Estuvo aquí, con su hermana y las de Ixmunané, el año en el que volví de América. Y también estuve paseando con él por Andalucía y por el sur de Portugal.
Unos días pasamos en San Nicolás del Puerto y otros en Sevilla.
Aquí visitamos Cazalla de la Sierra, unos de los pueblos más grandes de la Sierra Norte y con bellos edificios.
Al entrar en el casino estaba mi amigo Mario. Fue muy agradable la conversación con éste ya que nos contó muchas anécdotas del pueblo. Esta estancia nos sirvió a los dos a reponernos y descansar.
En el camino hacia Sevilla nos paramos en Carmona, una de las más bonita localidad sevillana. Las Iglesias, los edificios civiles y sobre todo el Alcázar del Rey D. Pedro.
El origen del Palacio probablemente sea musulmán y esta fortaleza podría haber sido usada por los birzalíes (de la tribu Bereber Banu Birzal) quien al mando de Ibn Abdallah quien intentó poner en jaque a la Taifa de Sevilla a la que terminó perteneciendo hasta la reconquista. Tras ésta fue tomado por los cristianos y reconstruido.
Situado al oeste del recinto amurallado y en el punto más alto de Carmona, Pedro I lo hizo restaurar en el siglo XIV y lo convirtió en uno de sus palacios favoritos, presentaba una gran semejanza con el Real Alcázar de Sevilla, ya que a este rey le apasionaba el estilo mudéjar. Los Reyes Católicos levantaron el cubete y embellecieron las dependencias reales.
En Sevilla estuvimos entre otros lugares, en Triana, en el Alcázar y en un "espectáculo flamenco". Éste por exigencia del guion, Juan Manuel quería hacerla por encima de todo. Y yo, condescendiente con el visitante, acepté.
No siempre lo que piensas que son las cosas, sin verlas, resultan como te imaginas. Hay que verlas tal y como son. Allí solo había turistas y para ellos están hechos. Siempre hay una primera vez.
En Triana estuvimos en Cerámica Santa Ana, en la calle San Jorge, ya que quería llevar unos regalos a familiares y amigos. También nos sentamos en la calle Betis con la estampa maravillosa del río, del puente y de Sevilla. Hacer esta parada siempre es un lujo para los ojos.
En el Alcázar disfrutamos de este edificio como siempre. Juan Manuel quedó asombrado por el edificio. No es para menos. Es una preciosidad tanto los patios como las diferentes salas.