lunes, 27 de diciembre de 2021

Pudimos realizarla

A unos días de haberlo intentado, pudimos realizar el viaje a Tilapita. Sefe venía de su casa y yo había dormido, esa noche, en Quezaltenango. Al llegar a la terminal él ya estaba allí. Había podido venir aunque no lo tenía programado. Me alegré por ello porque la mía se había trastocado totalmente. Y me encanta viajar acompañado.

Así que repetimos el viaje. Ésta vez lo pudimos realizar totalmente. Llegados a Coatepeque pudimos tomar el autobús para Tilapa. 

Cuando salgo de La Blanca, y desde hace unos años, estoy atento para que el bus me lleve allí y no a otro sitio. La razón la cuento aquí abajo:

"Una vez sacamos el boleto para Tilapa y aparecimos en otro pueblo. Desde Coatepeque hasta Tilapa se pasa por La Blanca su cabecera de municipio. Iba con Pheter y llegamos a ella. Al continuar hacia Tilapa observo que en vez de seguir recto, el autobús gira a la izquierda. Como era por la tarde me dije que quizás en ese momento del día llegara a Tilapa por otro camino. El bus seguía y ya me doy cuenta que vamos hacia el este. El paisaje estaba lleno de cultivo de plataneras. No íbamos a llegar a Tilapa.

Se hacía de noche y llegamos a un poblado. Van saliendo todos los pasajeros y el chofer, al ver que no nos movemos, dice en voz alta: "Hemos llegado al destino". Y se viene hacia nosotros. Yo le digo: "Tenemos los billetes hacia Tilapa y no nos moveremos de este bus hasta que nos lleve a Tilapa". 

El conductor llama por teléfono. Creo que con sus jefes. Vino otra vez a hablar con nosotros. Y añadimos otro argumento, como el que teníamos ya contratado el hotel, seguimos dialogando.  Y ante nuestra decidida actitud vuelve a llamar. 

Estábamos en Chiquirine, a unos 25 km de Tilapa y 15 de La Blanca. Nosotros seguíamos dentro del bus. Habíamos hablado con el director del Hotel de Tilapita para decirle que no íbamos a llegar. Y vemos que el chofer entra en el bus y nos dice: "Señores les parece quedarse a dormir en mi casa y mañana les llevo a La Blanca". Asombrado me pareció la mejor solución. El poblado parecía de una película del oeste. Cenamos en un comedor y al rato fuimos a la casa del conductor. Él nos señaló el sofá donde íbamos a dormir. Era un sofá en forma semicircular grande. Y allí dormimos Pheter y yo. Al día siguiente nos dejó en el bus de Tilapa en La Blanca". 

Este año me bajé del Tuk-Tuk y le hice una foto al cartel indicador del celebre, para mí de Chiquirines.

Si me encantan de por sí los viajes hacerlo con alguien que se queda absorto, y transmite felicidad por lo que ve por primera vez, es único. Sefe había salido muy poco de su localidad. Viajar y ver el mar le hacía muy feliz. Ver el ocaso sobre el agua le maravilló. Tomar una lancha para llegar al hotel, siendo la primera vez que se veía rodeado de agua, también le impresionó. 

Estar tres días en Tilapa, viajando a La Blanca a almorzar, y estando en la Playa o en la piscina del hotel, es una de las razones de mi deseo de volver a Guatemala. 

Tras estos tres días tenía que volver a la Capital pues tenía mi cita para recoger el salvoconducto. Volvimos juntos a Quezaltenango y allí cada uno tomamos un rumbo diferente, con cierta tristeza. 


Ya en España, y después de unos días, Sefe me escribió lo siguiente.  




"El viaje con Alfredo, me pareció una gran maravilla. Soy una personas que no ha tenido unas oportunidades de conocer los bellos lugares de Guatemala.
Me pareció  muy sorprendente que Alfredo conociera más los lugares a pesar de que es una persona de nacionalidad española.
Al momento que me invitó con meses de antelación, sentí una gran emoción y muchas ganas de conocer la playa, hasta que llegó el momento de emprender el viaje, aunque hubieron inconveniente, pero al fin se pudo.
Me fui dando cuenta que es una manera muy agradable de compartir la felicidad, una gran paz interior y descubrir la inmensidad del poder de Dios en la naturaleza y una manera de enriquecerse de energías positivas
Ver y caminar en las orillas del mar primera vez, sentir las brisas y el  sonido, es sentir una gran  relajación, una forma de olvidar las cosas negativas que uno haya vivido en el transcurso del año y motivarse a continuar disfrutando de la vida, lograr sueños y metas trazadas. Simplemente muy agradecido por esta acontecimiento tan estupendo."

Ese agradecimiento habla mucho de la calidad personal de este joven. Para mí fue muy significativo.


¡Hasta la próxima, primero Dios!

Y aunque ir por segunda vez a Tilapita fue la última salida de mi estancia en Guatemala, aún me queda otras crónicas que se desarrollaron cronológicamente antes. Y otras ya en la capital.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario