Para los que no tenemos hijos nuestros sobrinos adquieren, aún más, esa categoría especial. Mis sobrinos, tanto los del libro de la familia, como los que ha ido dando la vida a través de mis amigos, para mí son especiales.
Este pasado fin de semana hemos tenido la celebración del matrimonio de Carlos hijo de mi hermana Mariajosé. Se ha casado con Sandra después de diez años de novios. Carlos es todo corazón, como un osito cariñoso. Sandra es dulzura y decisión. Hacen una pareja "perfecta".
Hemos acudido toda la familia, menos Estela que se iba de viaje por motivos de trabajo. En total, por nuestra familia, hemos sido veintiocho. Y en nuestro corazón mi hermana Maricarmen.
Es necesario esos momentos de encuentro en familia. Esas nueve horas en común nos hacen afianzar el vínculo de amor que nos tenemos. Cuando nos reunimos gozamos y somos felices por estar juntos. La relación entre los hermanos, los cuñados, sobrinos e hijos de estos es maravillosa. Y la hemos disfrutado mucho.
Felicidades a los novios. Gracias porque hayamos podido participar con ustedes de este momento tan significativo en vuestras vida. Y ahora, esperar a la Navidad que intentaremos estar otra vez juntos.
¡Hasta la próxima, primero Dios!
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