Un lugar especial para meditar. |
Esta sensación de felicidad la sentí también ayer cuando estaba en la iglesia. Llegué cuando aún no había nadie.
Me senté, y estaba tan "en otro sitio", que llegó Pepi, me tocó el brazo y pegué un respingo. Me quería saludar como lo hace todos los domingos, pero otras veces siento su presencia. Esta vez no. Y hasta me dio coraje que me hubiera sacado del estado en el estaba.
Pero valoro mucho esa cercanía de las personas de este pueblo.
Cada día me propongo hacer algo extraordinario en mi casa además de lo que habitualmente hago. Eso hace que me sienta bien. Hoy, poco antes de comer, he restaurado una maceta que se había roto hace algunos meses. Suelo recoger todos los trozos y después pegarlos con cola. Se nota que está recompuesta, pero es una manera agradable de pasar el tiempo y reutilizar el tiesto. Estaban, raramente, todos los trozos, lo que extrañó pues ha pasado mucho tiempo desde que se rompió. Esas cosas, a la que estoy muy acostumbrado, de decir ¡ya llegará su día!
Y, aunque la salud no sea para tirar cohetes, me encuentro relativamente bien. En el mes de septiembre se ha resentido un poco más. "¿Cómo estás Alfredo?" me ha peguntado Carmona cuando iba a comprar pegamento. "¡No estoy muy mal!" le contesto, "¡Pero tampoco muy bien!" A lo que él respondió con su carcajada tan característica. Mi pérdida paulatina de peso hace sentirme vulnerable. Y los picores, de mi particular herpes zoster, están ahí presentes. La tendencia de mi cuerpo a dormir también está ahí. A pesar de ello me siento bien. "Soy una persona con enfermedades, pero no soy una persona enferma" me gusta decir.
El clima también hace que me sienta a gusto. Estas temperaturas, muy impropias de un nueve de octubre, también ayuda.
Seguro que me acordaré dentro de unos días de ello. El frío aquí es un poco duro.
Estar con las puertas abiertas, tanto de la entrada como las del patio, es un pequeño, pero apreciado, lujo en este tiempo. Y hay que disfrutar de ello.
Y me encanta que la gente se acuerde de mí, que me envíen mensajes o me llamen. Dentro de dos días vendrá a casa José Manuel y Roxana de Guatemala. Ahora están en Alicante y vendrán a Sevilla el miércoles. Tener invitados es, para mí, un maravilla. Y enseñar Sevilla es lo máximo. Disfrutar de las cosas pequeñas es disfrutar de la vida cotidiana, que es toda la vida.
¡Hasta la próxima, primero Dios!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario