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Las personas que ríen mucho, nos hacen felices. |
Dentro de la programación del viaje que suelo hacer unos tres meses del desarrollo del mismo, había pensado visitar a Miguel, amigo de la Casa Miller de Huehuetenango, con el que no he perdido el contacto y que trabaja en Playa del Carmen, México. Está trabajando en un restaurante todo el año, excepto los días que le dan de vacaciones y que los aprovecha para volver a su casa.
Este año, ya concretado el viaje en avión a Cancún desde Guatemala, me dice que está en su pueblo en Guate. Me llevé un pequeño sobresalto, pero me decía que estaba de vacaciones y que volvía a México en las fechas previstas. Ya he decidido que en los próximos viajes aprovecharé los días que esté en Guatemala para vernos como hicimos la anterior vez.
En el avión de ida a Cancún me encontré a Javier, el malagueño con el que coincidí en el anterior viaje en el bus que unía Xela con la capital. Anteriormente intenté conectarme con él pero no pude. Y mira por donde coincidimos en el mismo viaje. En la foto hemos salidos los dos muy favorecidos al estar hecha al contraluz. Él volvía ya a España después de haber estado trabajando para una ONG en tema de Ingeniería Hídrica.
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No sé de que Estado son estos hombres voladores que realizan este ejercicio todas las noche |
Me gusta mucho Yucatán. Es la tercera vez que estoy aquí. En 2016 y al año siguiente. Esta vez no he salido de Playa, puesto que Miguel no ha tenido días de vacaciones. De hecho las fotos de él acompañan esta crónica son de las anteriores visitas.
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Es más, nos hemos visto poco pues trabaja muchas horas y encima algunos días tiene que hacer doble jornada. Hay escasez de mano meseros. ¡Ya sabemos porqué! La vida aquí, siendo un lugar turístico, es casi más barata que en Guatemala. Y los trabajadores cobran poco. Él puede ahorrar gracias que gasta muy poco. Como todo emigrante que quiere ahorrar o mandar remesas a su familia.
El trabajo le ha ido atrapando su forma de ser. Antes escribía mucho, poesía y prosa. Era la manera de expresarse y lo hacía muy bien. Temas románticos, de la naturaleza, sentimientos... Ahora, me confesó, ya no lo hace.
Fue esta estancia con más días libres de lo que pensaba, pero no estar ocupado me gusta mucho también.
Aprovechaba la necesidad de comer para darme una vuelta por las calles céntricas de Playa. El hotel estaba cerquita. Su calle quinta está muy concurrida por de turistas en todo el año. Estos días han sido de temperaturas extremadamente altas en esta parte de México. La verdad que a mí no me importaba. Me encanta el calor. Evitaba para salir, como hacemos en el sur, las horas centrales. De calor sabemos mucho.
Y así fue esta estancia de cinco días. Distinta a la que había pensado, pero siempre muy positiva. ¡Disfruté mucho!
¡Hasta la próxima, primero Dios!
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