viernes, 16 de septiembre de 2016

Tulum

“¡La semilla es la Palabra de Dios!”
La semilla necesita tierra fértil. Así también la Palabra necesita a personas que la escuchen, estén atentas a descubrir que significa, la acojan como verdadera Palabra de Vida, la encajen en sus prácticas sabiendo que es Buena Noticia para cada una de ellas y el único camino que les conduce a la plenitud de la vida.
Una ciudad maya en la playa

Tulum es una preciosidad. Ya me lo había dicho Pepi. Y lo comprobé con mis propios ojos. He estado en importartantes ciudades mayas: Palenque, Tikal y en la propia presea, por utilizar una palabra del himno de Guatemala, de Chichén Itzá. Tulum es más humilde que todas ellas. Podríamos decir que, en grandeza o importancia política, es una ciudad de segunda categoría. Pero es bonita, muy bien cuidada, conservando el trazado de las calles, con mucho edificios en pié, con su murallas y sus puertas de acceso, con un cesped precioso y con algo irrepetible… estar al borde del océano mirándo la infinitud de la mar atlántica. Esto le confiere una especial importancia y belleza.

Me gustó mucho lo que estaba escrito en uno de los paneles informativos proliferan en la ciudad: “…navegas cerca de la costa, frente a una ciudad con grandes edificios y torres que te recuerdan a la lejana Sevilla…”
El sitio arqueológico de Tulún está asentado en la costa oriental del Estado de Quintana Roo a unos setenta kilómetros de Playa del Carmen. La ciudad recibía en la antigüedad el nombre maya de Zamá (que significa en maya amanecer) y el actual Tulum (que significa en maya muralla), que parece haber sido utilizado para referirse a la ciudad cuando ya se encontraba en ruinas. Tulum fue un importante centro de culto para el llamado “dios descendente”.
Aunque parece ser que había unas construcciones anteriores, la mayor parte de los edificios fueron construidos entre 1200 y 1450. Estos datos de construcción se atestigua por la combinación constructiva proveniente del centro del país. La ciudad era habitada en los primeros años de la colonia española.
Hasta principio del siglo pasado algunos pueblos vecinos acostumbraban a visitar el sitio para llevar pfrendas, pero el continuo flujo de turistas puso la práctica en desuso.
Tulum fue una de las urbes mayas más significativas por ser una escala imprescindible para las rutas comerciales de los mayas, en su eplotación de las riquezas marítimas de las costas orientales de la península de Yucatán, teniendo relaciones comerciales con la costa atlántica de centroamérica, se han encontrado objetos procedentes de estas regiones. Ello hizo que se perfilara como punto de unión entre las dinámicas comerciales marítimas y terrestres en el mundo maya.

El Castillo, el edificio más importante, es uno de los más antiguos de la ciudad. Se asienta casi a la orilla del risco. Tiene dos niveles. La parte superior, un templo, se construyó posteriormente. Tiene tres entradas, dos cámaras abovedadas y un dintel soportado por dos columnas con la figura de una serpiente.
La importancia de este edificio, situado frente al mar, era grande para los navegantes mayas para arribar a Tulum. Se conducían por mar abierto paralelamente al arrecife de coral. Cuando visualizaban “El Castillo” comprendián que era el momento para tomar el canal que dividía el arrecife. 
El edificio cumplía la función de faro. Esto se lograba mediante la ayuda de dos ventanales de la fachada, los cuales al ser iluminados por la luz natural o antorchas por la noche, les indicaba el momento preciso para hacer girar la embarcaciones y asi evitar chocar con el arrecife salvaguardando las mercancias que transportaban.

El Templo de los Frescos tuvo una relevante importancia social y religiosa: sus elementos arquitentónicos apunta a un lugar de profunda veneración. Parte de la galería del primer nivel tiene los muros interiores decorados con pinturas en tonos predominantes grises y azules. Estos frescos impresionaron a los primeros investigadores del sitio.

El Palacio fue el más grande edificio residencial en Tulum. Una estructura de tres niveles de 85 metros de largo por 35 metros de ancho. Cuenta con numerosas cámaras pequeñas y fue habitado por los nobles superiores de la sociedad maya.
El sitio cuenta con otros edificios menores de piedra. También hay unas plataformas sólidas donde había casas con materiales menos consistentes como madera, palmeras, cañas…

Y en medio de la visita es algo maravilloso poder bajar a la playa con un agua transparente y darte un chapuzón en medio del calor tropical con el que te ha recibido Tulum. Esto es también un verdadero lujo de esta visita.
Toda esta ciudad se encuentra en el Parque Nacional de Tulum de propiedad del gobierno federal. A pesar de ser un área relativamente pequeña posee una gran variedad de ambientes con fauna y flora de gran valor. Es corriente en el parque ver pasear a iguanas que se te acercan tranquilamente.

Esta bonita foto, como las que aparecen en el blog, se la debo a mi pequeña e inseparable cámara de foto.
En la zona sur del sitio arqueológico se encuentra una de las playas más apacibles de la riviera maya. No hay hoteles ni grandes infraestucturas. Hay cabañas rústicas y algún restaurante… pero en plan tranquilo.
Allí una chica, a la que le pregunté de dónde era porque su acento la delataba, se vió en un problema de falta de dinero para pagar la cuenta. Se había confundido al leer la carta y le falta cuarenta y cinco pesos (unos tres euros). Les dijo a los meseros que se quedaran con las gafas de sol que volvería a traerles el dinero. Ante esto, yo que me estaba enterando pues hablábamos antes de todo esto, les dije que yo se lo pagaba, que al fin y al cabo eramos los dos españoles y que me parecía un esfuerzo termendo el tener que volver. Ella me lo agradeció cuando les dí esos cuarenta pesos al cajero. La chica era de Barcelona.
Un verdadero placer estar en este sitio.


Día de la independencia de México
En la noche del jueves asistí en la Plaza del Ayuntamiento de Playa del Carmen a la celebración del “El grito de Dolores” antesala de la fiesta nacional mexicana que se celebra el 16 de septiembre.
 En la madrugada de ese día de 1810 el cura Miguel Hidalgo en compañía de otras personas hizo una proclama a los habitantes de Dolores Hidalgo (Guanajato) para que desconocieran y se sublevaran en contra de la autoridad virreinal de la Nueva España, para la cual tañó una de las campanas de la parroquia. Curiosamente el grito alababa, entre otros al rey Fernando VII, ya que los franceses napoleónicos lo habían depuesto. Ese día fue casi de inmediato celebrado como el día de fiesta nacional.
El acto, que se repite en los balcones de los ayuntamientos, capitales estatales y en el palacio nacional, consta de lectura de un manifiesto patriótico, el canto del himno nacional,  la tremolación de la bandera, el tañer de la campana y  la repetición de los gritos de alabanzas por parte de la autoridad a las personas que hicieron posible la independencia terminando
con tres vivas al país. El acto concluyó con fuegos artíficiales y verbena popular. Para mí participar en este acto era algo nuevo del que no tenía noticia que se celebrara.

En este viaje a Tulum estuve acompañado don Miguel Eduardo con el coincidí en mi anterior viaje aquí en el mes de julio. Siempre ir acompañado es una posibilidad de disfrutar más de la estancia en los lugares que visitas. Poder compartirlo con otro es algo que me planteo cada vez que viajo. Esta vez son personas que trabajan en estos sitios.

Estoy agradecidos a los que me han acompañado en ls visitas que he realizado en este viaje, tanto Luis Alfonso como a Miguel Eduardo, pues han dedicado su día libre a viajar dejando otras cosas que suelen hacer estos días, único que tienen libre.


 “Hasta la próxima, primero Dios”

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