
No podemos ser simple mirones, simples oyentes… ese no es
el tipo de hombres, de mujeres, que tienen que ser imagen de Dios.
Luis Santiago
Ya dije en la anterior crónica que estuve con un grupo de
jóvenes en la fería. Uno de ellos era Luis.
A Luis lo conocí en Maya Man, el internado de chicos y chicas
de básico que se encuentra en Colotenango. Yo estaba allí acompañando a Celia y a Pepi en
las visistas periódicas de Ixmucané a las becadas que tiene en esa institución.
La segunda vez que lo
vi fue en el aniversario del Instituto Maya Man, al participar su instituto en los actos del mismo. Yo estaba allí representando a Ixmucané en esas actividades. Al final de ellas me invitaron a entregar los premios.
Desde lejos veo a unos chicos que alzan los brazos saludándome. Yo pienso que es imposible que sea a mí porque de esa zona, donde está ese colegio, no conozco a nadie. Y entonces los recuerdos.
Desde lejos veo a unos chicos que alzan los brazos saludándome. Yo pienso que es imposible que sea a mí porque de esa zona, donde está ese colegio, no conozco a nadie. Y entonces los recuerdos.
A la hora de comer lo hicimos juntos y nos intercambiamos nuestras direcciones.
Y a partir de ahí hemos seguido en contacto. Él no se conecta mucho. Después me explicará que no tiene internet en su casa. Con Gerardy si he mantenido más contacto.
Antes de irme a México, y al preguntarme qué iba a hacer, le
dije lo de mi viaje y que a mi llegada iría a la feria. Al preguntarle si quería
venir, me dijo que sí.
Luis tiene una apariencia tranquila, va vestido de una manera
más bien cuidada y su conversación es fluida y espontánea. Me hice pues una idea de él y de su entorno.
A lo largo del tiempo en la que tuvimos juntos en la feria me contó su
vida. Me impresionó.
Cuando le pregunté, por hablar de algo, que si a sus padres
les agradaba que estuviera en la feria de Huehue, me dijo que no tenía padre.
Ya no seguimos hablando de ello.
Le pregunto si era evangélico, me dijo que sí. Antes de venir a Huehue, sobre el mediodía, había estado en el culto que había comenzado a las diez de la mañana. Él pidió permiso para salir antes y venir a Huehue.
Estuvimos un buen tiempo en la feria y más tarde comenzó a contarme su vida.
Él vive sólo. La casa
es alquilada y la paga su madre que vive en Cancún. Sus hermanas, una de ellas
casada, viven también en México. Antes de casada su hermana mayor le ayudaba
económicamente. Ahora ya no.
Aquí tiene un hermano mayor con el que apenas se relaciona y
que vive con su pareja en el mismo municipio. No se tratan mucho.
Comenzó a trabajar a los once años mientras terminaba la
primaria en un comercio de Colotenango en el que estuvo hasta los quince años. A
los quince se fue con su madre a Cancún donde trabajó de jardinero y de
albañil. Volvió y recomenzó a estudiar básico. Ahora tiene dieciocho años y le
queda un año para terminarlo. Aquí tuvo varios trabajos. Salvo la luz, que paga
su hermano, él se mantiene totalmente con el fruto de su trabajo. Él limpia la
casa, hace la compra, se hace la comida, se limpia la ropa…
En la conversación me dice que no es cierto que no tenga padre,
que éste vive. Que dejó a su familia cuando él tenía meses. Él es el más pequeño de los hermanos. El padre tiene ahora otra familia, con hijos, en un pueblo al lado
del suyo y que no lo conocía hasta que por medio de su hermana mayor, y a
petición suya, hace casi dos años, fue a verlo. “Para mí hablaba con un
desconocido.” me dijo, “No me produjo ningún sentimiento”.
Escucharlo, verle como se le cambia la voz y comienza a
llorar, y a la vez sentir que es una persona con una gran madurez, con unos
principios muy consolidados, es algo que admiré. Al despedirnos me pidió que
nos hiciéramos una última foto.
Cuando llego a Ixmucané, y le envío algunas fotos, le escribo:
“No sé cuándo verás
este comentario, pero te digo que, si ya desde que te conocí vi que había una
simpatía mutua, ayer descubrí a una persona increíble. Sigue así. Sólo el
esfuerzo, la constancia, el superar las dificultades, el mantener el buen humor,
esa risa… es lo que puede hacerte forjar un futuro mejor. A partir de hoy considérame tu hermano, tu amigo y ten la confianza suficiente para que pueda
ayudarte en aquello que tú necesites y yo pueda. Un fuerte abrazo Luisillo”
El me contesta: “Gracias Alfred. Yo
también conocí a una persona muy especial y es usted, jeje. Lo quiero mucho”
¡Cuánta gente habrá cómo él, con historias increíbles! ¡Verdaderos
ejemplos de la juventud de hoy! ¡Y para la juventud de hoy!
Me había hecho una idea de él por su comportamiento, por su
presencia, por su manera de expresarse, por el equilibrio que mostraba, de
pertenecer a una familia totalmente estructurada. ¡Y vive sólo y no ve a su madre
desde hace año y medio! Y dice que tiene muchas ganas de abrazarla. ¡Qué todo te vaya tal y cómo lo
tienes pensado, Luis!
Un regalo
Como una estrella
de mar atrapada en la red,
como el tisú tenso
en el bastidor,
como espacio retenido
por barrotes,
como olas movidas
dentro del espejo,
como vino
embriagante contenido en la copa…
Así soy yo para ti:
Una mariposa libre
en la infinitud de tu voluntad,
un tronco apretado
por cuerdas invisibles.
¡Hasta la próxima, primero Dios!
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