miércoles, 14 de agosto de 2024

La alegría de los sencillos

Ayer por la tarde, cuando estaba a punto de cambiarme de ropa, llaman a la puerta de mi casa. Es raro que llamen. Oí voces de niños y creía que eran los de mi calle que a veces vienen a venderme una especie de lotería que ellos hacen para sacar algún dinero. No volvieron a llamar, pero oía sus voces en la puerta. Cuando terminé de vestirme abrí la puerta. Eran tres adolescente, dos niñas y un niño, de unos 12 años. ¡No los conocía! Eran de los que pasan el verano aquí, ya sean de familias originarias de San Nicolás o de los que vienen de turismo.

Me dicen: "Veníamos a ver si sus hijos quieren salir a pasear con nosotros". "Los vimos ayer y vimos que entraban en esta casa" Mis "hijos" eran  Abigael y Joaquín hijos de Caroline, pareja de Laurent sobrino de mi amigo Dominique. Estos han pasado dos días en mi casa. La chica tiene 13 años y al chico le faltan dos días para cumplir los 11. Cuando les comuniqué que ya se habían ido se sintieron decepcionados.  

No los conocían, no sabían que eran franceses. Y se pusieron de acuerdo a venir por ellos. A llamar a una casa extraña. A entablar contacto con gente desconocida. Me pareció algo precioso. ¡Qué alegría de los sencillos! De los que nada temen, de los que que no tienen prejuicios, de los que se abren a los demás de una manera tan generosa.

Cuando se lo he contado a Laurent, me ha escrito: ¡C'est adorable! Y yo, haciendo patria le dije: ¡Así somos los andaluces!

¡Hasta la próxima, primero Dios!





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