Desde que se estableció en la localidad la situación actual decidí no salir en diez días. Ya lo comenté en anteriores crónicas, El martes 19 la hematóloga, en la cita trimestral que tengo con ella, me dijo que ni en broma saliera a la calle porque soy una persona de riesgo por mi linfoma. Las noticias de contagiados no paraban de subir. El viernes 22, cuando lo decidió la Junta de Andalucía, se cerró perimetralmente San Nicolás del Puerto.
Aunque ya había mantenido el aislamiento, confinamiento, a lo largo de este año de pandemia, en los momentos más estrictos, se podía salir a comprar, a la farmacia o al médico. Durante todo el año teníamos la seguridad de que no había contagios en el pueblo. Pero esta vez ha sido diferente porque eran varias personas que dieron positivo al virus. Por eso decidí ser más estricto en esta ocasión.
A la vuelta de la cita médica, me aprovisioné de lo que carecía. Desde entonces hice esa opción de absoluta clausura hasta el domingo 31. Decidí no exponerme.
Se han ido acabando provisiones. Es verdad que he cocinado para varios días. Tenía provisiones congeladas y por eso no he tenido problemas. Pero, me imaginaba los que viven aislado y sin poder adquirir nada durante un plazo determinado o tienen que alimentarse de pocos alimentos.
También es verdad que estoy rodeado de gente maravillosa. Nieves, la de la tienda, me ha escrito diciéndome que lo que necesite de su tienda me lo manda. Mi vecino Antonio me ha llamado por teléfono a menudo para preguntarme como estoy. Y otras personas también me han dicho que estaban a mi disposición.
En este tiempo han predominado las tardes grises. La falta de sol hace que se sienta aún más el malestar general que se siente en el pueblo. Ha disminuido sensiblemente el número de vecinos que pasan por delante de mis ventanas. Las informaciones que me han ido llegando hablaban de que los contagios en el pueblo incluso subieron los primeros días. Fueron días grises. En general, la población de la localidad ha sido muy cuidadosa. Las calles han estado desiertas.
Cuando pasa un día y si se analizara éste por lo que has hecho de nuevo, en relación con el día anterior, diríamos que no he hecho nada especial. ¡Haz hecho lo mismo! Y muchos pensarían que es un día, una semana, un mes, un año... perdido. Y sin embargo no es así. Pienso que aquellos que viven una vida en clausura, desde esta visión, sería inútil. ¿Y lo es? Creo que, obviamente, no. Lo sería si la vida dependiera que estar haciendo cosas, ir de allá para acá, de encuentros con unos y otros, de adquirir, gastar...
La vida es estar vivo. Y, ¿Cuántos están haciendo todo ello y su vida no es realmente una envidia para nadie? O tienes vida en ti mismo, y sabes cómo hay que enfrentarse a las distintas situaciones a la que la vida, te enfrenta sin perder tu dirección, tus valores y tus agarres seguros, o estas perdido. Hay gente que cuando le toca el confinamiento están contando los días que le quedan para salir a la calle.
El tener poco habitantes ha hecho también que en cuanto se han curado esa decena de personas, inmediatamente el índice ha bajado. Las noticias son buenas. Ahora mismo la única persona contagiada es una señora que está en el hospital. Todos han sido dados de alta y se han incorporados a sus quehaceres normales.
Por fin se acabó esta quincena. Ayer salí una hora y hoy lunes varias veces. Farmacia, super y paseo. Y ha acabado con una día de sol magnífico. Me ha encantado en especial el pasear por la vía verde dos horas.
No dejamos de desear que esta pesadilla vaya remitiendo. Creo que el sábado ya desaparecerá el confinamiento perimetral del municipio.
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