No es fácil encontrar un título a las crónicas que subo. A veces uno acierta y otras veces no tanto. Y es que como la vida me ofrece momento tan diferentes, englobar lo que he vivido en estos dos días no deja de ser difícil. Estos dos días, ayer y hoy, he vivido momentos, como digo muy diferente.
El de ayer tuvo una preparación de casi dos días muy intensos. También los anteriores había que ir planificándolo. Ayer recibí a tres matrimonios amigos a comer en casa. Ya dije que me encanta tanto vivir sólo como acompañado.
No tengo que decir, sobre todo a los connacionales, que estamos viviendo una días dónde la lluvia no cesa. El hecho de saber, casi a ciencia cierta, que el día de la cita iba a llover, dirigía toda la preparación del encuentro. No podíamos salir a visitar el entorno en el que vivo, tan bello y lleno de vida. Lo que limitaba el encuentro a la propia casa.
Tengo que decir que mi casa tiene como tres ambientes diferenciados. La casa propiamente dicha: Comedor-cocina, dormitorios y baños; las terrazas al aire libre, que si hubiera hecho un día soleado hubiera sido el sitio ideal para realizar el almuerzo; y el espacio de la chimenea y de la biblioteca, más caliente y acogedor.
Llegaron mis invitados y ya tenía preparada le almuerzo. Les había indicado a mis amigos que se limitaran a aportar vinos y postres. La comida la empecé a prepara el lunes, el martes fue un día más intenso y reservé para la mañana los últimos recortes.
Pero ¿Quiénes eran estos? ¿Por qué esta dedicación? Bueno a Laura la conocí cuando tendría dieciséis o diecisiete años, en los últimos años del franquismo, como integrante de un movimiento de niños de la Acción Católica, el Junior. Casi toda mi vida nos hemos ido viendo, porque después coincidimos en otro movimiento de adultos de la Acción Católica, la HOAC. Al marido, Miguel, también hace un montón de años. A las mujeres de de las otras dos parejas Loli y Marisa, pertenecientes a esta organización , las conocía más profundamente porque éramos compañeros del mismo colegio de primaria, en Arahal. Allí vivimos los cincos y el conocimiento y la amistad se sellaron profundamente junto a sus maridos Manolo y Aurelio. Con los tres matrimonios mantengo una gran amistad, aunque los encuentros no hayan sido continuos. Como con el buen vino la antigüedad asegura la bondad y, en el caso de las personas, asegura la amistad. ¡No es necesario verse para quererse!
Y pasamos unas horas encantadoras. Primero visitando la casa y después comiendo lo que les había preparado y bebiendo el vino de Rioja que trajeron, que era del bueno. Y también con la comunicación que tuvimos. Hablamos de casi de todo. Ésta iba surgiendo espontáneamente. Y Así pasaron las horas.
El buen sabor de boca que nos produjo el encuentro se manifiesta en los mensajes recibidos unos de viva voz a través del teléfono y otras escritas a través del wasap. Al mandarme la foto que encabeza esta crónica: Aurelio me escribía: "prueba documental que atestigua la primera visita a don Alfredo en San Nicolás. ¡Un día estupendo que tendremos que repetir! Un abrazo". Miguel por su parte me decía:"... Aprovecho para decirte que ayer pasamos un día magnífico. GRACIAS". Y tras despedirlos la casa se llenó de un silencio que estaba lleno de satisfacción y gratuidad.
Con la mejor sensación que dejó el encuentro de ayer me disponía hoy a ir a Córdoba a una exposición de cuadros de acuarelas. La había organizado La Asociación Andaluza Internacional de Acuarela. Estando en Guatemala, mi amigo Juan Manuel Sanz me entregó dos pinturas, una de él y otra de otro pintor guatemalteco, para participar en esta exposición. Así lo hice y le prometí ir a verla.
Para ello llamé a Carmen Rosa. No imagino ir a Córdoba y no estar con ella. Me estaba esperando en la puerta de la Diputación de Córdoba donde se estaba celebrando esta exposición. Allí disfrutamos de los diferentes cuadros expuestos como de los que estaban pintado en ese momento las personas allí presente.
Esto me dio la posibilidad de hablar con ella y ponernos al día de nuestras vidas. Al igual que con los de ayer la conversación surge pronto pues nuestra amistad hace ya unas décadas que existe.
¡Hasta la próxima, primero Dios!
Que alegría leer todo lo expuesto por ti. Y aunque no supiera quién lo escribe, lo adivinaria enseguida, porque ese eres tú. Que bien 👍
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