Ricardo es un exalumno del Instituto de Alcolea del Río. Tiene 32 años. Y está aquí de Guardia Civil. Estuvimos casi seis horas juntos, pues al almuerzo en un excelente restaurante "andaluz", cerca del hotel, le siguió unas copas en pleno paseo marítimo, disfrutando de un excelente sol mallorquín con su consiguiente puesta. ¿Qué me gustan las puestas de sol?
El clima era excelente, el encuentro fue más aún. No veía a Ricardo desde hacía años. No recordábamos sin nos habíamos visto en la pasada feria del pueblo. Si lo fue, fue un vernos y no vernos. También coincidíamos en que no sabíamos uno del otro desde hacía años. Recuerdo que Ricardo había sido un alumno normal, que nuestra relación había sido agradable, pues cada vez que no veíamos nos saludábamos con alegría. Él me decía que había terminado un grado de Frío - Calor, pero que lo dejó al llegar la pandemia, pues la construcción se paró. Qué trabajó en el campo, que ingresó en el ejército, que tuvo algún asunto comercial como emprendedor... Y que se planteó qué quería ser en la vida. Un momento clave fue cuando vio que no tenía futuro en el ejército. Y en ese momento decidió que debía hacer un cambio completo. Ahí se planteó hacer las oposiciones a Guardia Civil. Y aquí es donde me sentí unido a él por su opción de cortar con las vida que llevaba de salida y de entradas y se encerró para conseguir aquello que quería. La decisión con la que tomó esa opción fue radical. Y con esa decisión, y después de unos meses encerrado en su casa, se presentó al examen. Le alabé su fuerza de voluntad. Con esa decisión él podría haber estudiado cualquier carrera. Es así como se consiguen las metas. Una propuesta elegida libre y decididamente, ponerse unos medios, y dedicación completa para conseguirlo, dejando a parte todo lo que pudiera alejarse, o desviarse, de lo que se desea. En ese momento, por la sinceridad de su discurso y por cómo me lo contaba, me alegré de estar hablando con alguien al que me unía unos años, cuatro, teniéndolo en el instituto y, dos de ellos, dándole clase. La relación alumno - profesor se convertía en estas horas en una entre iguales en el que se sentía una mutua cercanía y amistad. Y el diálogo se extendió sobre toda nuestra vida.
Le había dicho después de haber él el almuerzo que las copas corrían de mi parte. Pues me dio el esquinazo y también las pagó. Por ello el título descontento y contento a la vez. No me pareció bien que se adelantara, pero hacerlo dice mucho de Ricardo y del ambiente que habíamos creado bajo el sol de Mallorca. Hemos quedado para el lunes, junto con su compañera Melania, para cenar juntos.
Cuando sucede esto que he narrado me siento profundamente agradecido por todo lo que mi vida me ha deparado y las posibilidades de vivir estos momentos que te llenan el corazón.
¡Hasta la próxima, primero Dios!
Que grande eres profe!! Un placer grandísimo.
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