lunes, 9 de noviembre de 2020

La llegada del frío

Recién nacidos

Me encanta pasear por los alrededores del pueblo. Es un posibilidad de estar en estrello contacto con la naturaleza, y con la vida, aunque noviembre no sea un mes especialmente con un buen tiempo. El frío comienza a ser intenso y el sol va de caída. 
Sin embargo se recogen frutos del campo como los madroños, las setas o los membrillos. Pasear me gusta bajo el sol invernal y cuando ha dejado de llover. Después de comer, y para que no se me haga excesivamente larga la tarde dentro de casa, salgo a dar un paseo de una hora. Tranquilo, despacio y contemplando por donde voy pasando, me siento a gusto. Me gusta incluso cuando repito el camino. 


Ver a las crías de unas ovejas recién nacidas, aún con parte de la placenta colgando de la madre, es una gozada, sobre todo para los que no estamos acostumbrado a ello. Según Avelino, el pastor, las crías deben de mamar inmediatamente después de nacer pues si no hay que amantarla con biberón y eso es trabajo plus para él. 
Cuando terminaba el paseo las volví a ver y ya no temblaban sobre sus delgadas patas.


Día de los difuntos


El cementerio de San Nicolás es especialmente un lugar bello. Pequeño, recogido, limpio, en un paraje precioso, cerca del pueblo en medio de las dehesas. Paseando por él recuerdas a personas conocidas fallecidas. Sale espontáneamente una oración por su descanso eterno y te viene a la mente momentos compartidos con ellos. Algunos más que con otros, es natural. Siempre un lugar para pensar en la vida.


Los alrededores

El río Hueznar

Andando por los alrededores de San Nicolás se disfruta de diferentes paisajes. Las dehesas, el bosque de galería, diferentes árboles y vegetación que ha crecido al borde de la vía verde o en la zona de descanso del venero, las zonas de cultivo.

La vía verde en su tramo que rodea a San Nicolás.

En pleno Parque Natural se ha convertido en los últimos años, debido a una gran promoción, en destino de muchos visitantes procedentes tanto de la capital como de los pueblos de los alrededores. 

La vía verde camino hacia el Batán de la Monjas.

A veces para un pueblo pequeño como el nuestro, son demasiados ya que desbordan la posibilidad de acogerlos en los establecimientos de la localidad. Y hay que poner mucha atención para que la flora y la fauna no se vea perjudicada. Pero el atractivo del lugar es increíble.


El arroyo Galindo a su paso por el pueblo con su cauce limpio.

San Nicolás recibe más visitas en el verano debito a su playa fluvial, aunque durante todo el año es un lugar increíble. 

El arrollo Galindo enfrente de mi casa.

¡Hasta la próxima, primero Dios!


Amigos de Arahal los días antes de la prohibición de la salida de los municipios.


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