Ayer, temprano, recibí una llamada de Paco. No tenía su número registrado por la cantidad de veces que he tenido que cambiar de móvil. "Soy Paco de Arahal", me responde cuando le pregunto quién es, y después de extrañarse de que no le reconociese. A mí también me extrañó su llamada. Paco, paquito, es un exalumno del colegio del polígono de Arahal. Le conocí el año 1979 con él tenía unos 13 o 14 años y desde entonces hemos mantenido la amistad aunque no nos vemos mucho. Lo considero una persona muy responsable, trabajador y cariñosa. Además pertenece a una familia muy unida. Soy amigo de otros hermanos de él y conocí a su padre y conozco a su madre. He estado varias veces en tanto en su casa familiar como en la propia. Me siento muy querido por todos. El año pasado estuvo un fin de semana en mi casa con Inma y otro matrimonio amigo.
Me llama para comunicarme que su madre tiene el (la) covid y que está por segunda vez en el hospital. Hace tres viernes se vacunó de la gripe. El lunes tenía fiebre y lo achacaron a la reacción de la misma. Siguió con fiebre y empezó a tener una tos ronca. Llamaron al médico y él y su hermana la llevaron al hospital hace dos martes. No les dejaron entrar en el hospital por más que insistieran a estar con ella. Y su madre con 84 años por primera vez entró al mismo sola. Desde entonces han sufrido este aislamiento, esta lejanía. Él y sus hermanos llamaban al hospital para ver cómo seguía. Le contestaban que cuando pasara el médico ya le dirían.
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La primera a la derecha la madre de Paco. |
A la una de la mañana les llamaron para decirle que era positiva y que tenía que ir al ambulatorio para seguir el protocolo: confinarse para pasar la cuarentena y hacerse la prueba. Hoy quince, días más tarde, ha terminado la cuarentena, ya sale a la calle, pues dio negativo igual que su hermana.
Pero él quería contarme cómo habían sufrido. A su madre le dieron el alta a los tres días siguiendo estando positiva. Sus hijos no podían estar con ella. La cuidadora de su madre también era positivo y estaba en la casa, pero estaba enferma. A cabo de tres días vuelven a a ingresar a su madre. Llevan quince días sin poder estar con ella. Para ello es un sinvivir. Piensan en cómo estará su madre y la soledad que está pasando a pesar de que el médico les llame todos los días. Me comenta que les dice que se ahoga por lo que tiene unas mascarilla de oxígeno aunque no tiene fiebre.
Paco vive en Arahal y me decía que, a pesar de la intensidad de la pandemia en la localidad, las zonas de alterne están llenas. Esto también le preocupa y cabreaba.
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