Después de mi “grata experiencia” en el aeropuerto de Amsterdam, tuve, esta vez sí, una más bonita con mi compañero de viaje. Esto es lo que escribí en pleno vuelo del que era mi primer viaje a Estados Unidos.
“Pa’ comunicarte hay quequeré”
Cuando estamos dispuestos, no hay barrera en la comunicación. Estoy en la parte central del avión. Hay cuatro asiento y yo estoy en uno de los medio. El otro está vacío. A mi derecha un hombre de unos “cuarentaytantos”. Y en el otro asiento del pasillo una chica rubia de unos “treintaypocos” años. Ambos blancos norteamericanos.
Cuando llegué, saludé con una sonrisa a los dos. Por ser educado y porque me sale de dentro.
Estoy escribiendo en las notas de mi móvil y el de mi derecha me toca suavemente y veo que están repartiendo pañuelos caliente. Me giro, porque había pasado la azafata, y agarro ese pañuelo calentito para lavarte las manos y la cara si quieres. Esto me gusta.
Voy a hacer un inciso porque aquella vez pasó algo con el pañuelo caliente que me muero de risa cuando lo recuerdo. Estaba en un restaurante parisino con un amigo francés y con otro amigo que estaba de paso en mi casa. El restaurante esta especializado en marisco. Nos pusieron una gran bandeja donde venía de todo lo que me gusta. También había pedido unas ostras. Nos traen un cuenco con salsa o aliño para las ostras y lado una bandejita de loza con algo blanco caliente y humeante. Esto último tenía un aspecto muy, pero que muy atrayente. Por lo menos así lo vio el amigo de Sevilla, que ni corto ni perezoso, coge el tenedor y el cuchillo e intenta partirlo para comérselo. Y era exactamente el trapito para lavarse la mano. No pude más que echarme a llorar de risa siendo ésta como es, lo que llamó la atención de todas las mesas. No sabía dónde meterme en un restaurante de gran nivel. ¡Vaya con el trapito calentito!
Después viene el aperitivo. Yo pido "Guan bias, plis" y "vine red". Me entendieron porque quisieron. Tanto la azafata como él se extrañaron que además pidiera dos cosas. Pero me sirvieron los dos. Él me hizo un gesto positivo con los labios y con el pulgar hacia arriba. Al ver que la azafata me ponía vino blanco, mi vecino hace el gesto negativo con la cabeza. Pero no le dijo nada. Había pedido vino tinto, pero la azafata me largo
el blanco.
el blanco.
Cuando terminé la cerveza bajé la mesita del asiento donde no había nadie y dejé allí la lata. Y como vi que él había terminado, le agarré el bote y el vaso y la puse en esa mesita. Todo ello sin intercambiar palabra. Sólo algún gesto.
Yo escribía en las notas de mi móvil lo que me había pasado en el aeropuerto de Amsterdam. Y él leía un libro.
Pasó el tiempo y yo bebía a ratos mi otra copa, la del vino blanco. A él se le antojó y cuando las azafatas pasaron con el carrito hizo un gesto de pedirle algo. Pero pasaron de largo. Me había visto a mí beber un buche de vino tranquilamente y pensó que listo es este tío que me ha dado una lección de ser previsor.
Se levantó y volvió con dos latas. Parecía cerveza con limón. Me ofreció una a mí. Pero yo seguí con mi vino blanco y, tan desagradable, le dije que no. Cuando terminé puse mi vaso en la mesita de al lado. Al ver que él había terminado, cogí una lata y la puse junto a lo mío en la misma mesa.
Después pasó la comida. Había pollo o comida vegetariana. El me pregunta y ¿"Chiken"? y yo le digo que sí. Y cuando me pregunta la azafata que quiero beber. Él le dijo: "Vine red". ¡Esto es un compañero de viaje! Y sin entendernos. Y yo más feliz que unas pascuas. Y cuando volvieron a pasar le mostré el vaso con un poquito de vino tinto y él se encargó de que me lo rellenaran. ¡Así, sí que viajo!
Cuando se levanta, en varias ocasiones me trae "snak" y barritas de chocolate. ¡Un lujo, vaya!
Y al terminar del viaje nos dimos la mano diciéndonos los dos : “Gracias”
Atlanta - Georgia.
Al llegar a Atlanta, siempre preocupado por mi dificultad de hablar en inglés, esperaba que Enrique estuviera ya esperándome. Las comunicaciones con él fueron fluidas por Wasap, pero había un accidente en la carretera que le conducía desde su ciudad, Cantón, hasta el aeropuerto, y tardó. Además no me encontraba pues hay varias salidas del aeropuerto. Me dije a mí mismo que paciencia que todo se solucionaría. Y llegó con su hijo en el asiento de niños detrás. Vive separado de su mujer pero ese día le dijo que si podía ocuparse del hijo.
Después, con el auto que alquilé, le seguí hacia su pueblo. Unos 100 km por unas autopistas llenísimas de coches y con las normales salidas y entradas en otras carreteras. Y yo estrenando un vehículo con marchas automáticas que me requería poner mucha atención, pues no había conducido con este tipo de cambios.
La casa dónde vive forma parte de una calle con típicas casas estadounidenses, de dos alturas y su jardincito delante. Todos son hispanos. Él vive con paisanos suyos Kanjobales. En su son unos siete. Una familia en la parte baja y otros cuatro en la parte de arriba. Eso hace que los gastos sean menores.
Fuimos a comprar para hacer una barbacoa. Comimos unas nueve personas o más. Mucha carne y cerveza. La acogida de todos fue muy cariñosa, preguntándome continuamente sobre aspectos de mi viaje, de España…
Allí dormimos y al día siguiente hicimos lo que iba a ser lo normal en este primer momento de mi estancia en EEUU: viajar durante bastantes kilómetros seguidos para llegar a nuestro destino a comienzo de la tarde. En ese trayecto desayunamos – almorzarmos. Después de varios cientos de Kilómetros nos instalamos en el Motel. Descansamos. Y salimos por la tarde-noche a visitar la ciudad. Volver a dormir. Levantarnos, desayunar-almorzar, e ir a la ciudad al mediodía-tarde. Volver al motel, tomar algo y dormir para salir al día siguiente a otra ciudad. Estábamos dos noches en cada una.
Nueva Orleans - Luisiana
Me encanto conocer la historia de la ciudad que estuvo en manos de España unos cincuenta años, aunque anteriormente era francesa, por ello el nombre del barrio, del Estado al que pertenece y la dedicación de la catedral a San Luis, rey de Francia.
La presencia de España se observa, aún hoy, en el callejero del barrio que está en español. En cada calle hay letreros con el nombre de la calle y la indicación de los años en los que fue parte de España. El escudo lo confirma. Los arreglos que están haciendo en la infraestructura de desagües de aguas en las calles, indican que hace unos años está ciudad permaneció bajo ellas durante muchos días. Me acordaba de ello y entendí que estaba abocada a padecerlo cada ciertos años pues, además de estar a nivel del mar, está rodeaba de lagunas.
El resto de la ciudad está compuesta por grandes edificios, calles, parques y tiene una gran cantidad de vehículos. Cualquier ciudad presenta un aspecto parecido.
La presencia de España se observa, aún hoy, en el callejero del barrio que está en español. En cada calle hay letreros con el nombre de la calle y la indicación de los años en los que fue parte de España. El escudo lo confirma. Los arreglos que están haciendo en la infraestructura de desagües de aguas en las calles, indican que hace unos años está ciudad permaneció bajo ellas durante muchos días. Me acordaba de ello y entendí que estaba abocada a padecerlo cada ciertos años pues, además de estar a nivel del mar, está rodeaba de lagunas.
El resto de la ciudad está compuesta por grandes edificios, calles, parques y tiene una gran cantidad de vehículos. Cualquier ciudad presenta un aspecto parecido.
Al día siguiente fuimos al parque de Luis Armstrong. Un parque que es todo un homenaje a este músico. Precioso lugar al lado del barrio francés. Después disfrutamos del ambiente vespertino de la ciudad y volvimos al Motel a unos cuarenta kilómetros de la ciudad.
Memphis - Tennessee
Menphis es la ciudad donde nació el Ronk’ un Roll. Está a la orilla de Mississipi. La ciudad me habla de Elvis Presley y de Martín Luther King. En la próxima hablaremos de ello.
Memphis - Tennessee
Menphis es la ciudad donde nació el Ronk’ un Roll. Está a la orilla de Mississipi. La ciudad me habla de Elvis Presley y de Martín Luther King. En la próxima hablaremos de ello.
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