La felicidad no es sinónimo de alegría. Y a pesar que la gente feliz es más alegre que las otras en general, no son sinónimos.
Estar alegre, cantar, reírse, batir palmas... eso no tiene que ver con la felicidad, tiene que ver con la alegría. ¡Y está bien! ¡Y está muy bien! La felicidad es otra cosa.
No se puede estar uno riendo todo el tiempo, festejando todo el tiempo. La vida nos cruza con momentos tristes, ¡y no son momentos de risa! Porque si bien no se puede estar alegre todo el tiempo, sí se puede ser feliz en todo momento. ¿Por qué?
Porque la felicidad tiene que ver con otra cosa. Tiene que ver con la paz, con la serenidad interior, con la conciencia clara. Tiene que ver con el dejar de temblar. Es aquello que le da sentido a mi vida. Caminar rumbo a eso, a lo que da sentido a la vida, y que le da importancia a mi vida, es estar en el camino correcto.
Yo creo que la felicidad es justamente esto. La felicidad es precisamente eso. Uno sabe. Sabe, no piensa, no cree, sabe, que está en el camino correcto.
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