domingo, 26 de junio de 2022

Olores

El olfato es estimulado por los olores. Olores que te llegan de pronto y que te llevan a recordar determinados momentos, épocas e incluso personas porque están en nuestros recuerdos más íntimos. Es una sensación personal mantenida a lo lardo de la vida. El mismo olor no va a producir la misma sensación en otras personas porque no hay memoria de él para ellas. Los olores nos acompañan durante toda la vida.
Nuestra casa huele de forma distinta a la del vecino. Nuestra madre olía, huele, de forma especial. Las clases del Instituto tienen su olor. Nuestro trabajo también. El autobús, el hospital, el bar, la ribera, la oficina, la playa, la carpintería, la farmacia, el campo... tienen su olor. 
Y ellos, en la medida que haya sido habitual en nuestra vida, nos traen unos recuerdos determinados, nos hablan de unas etapas precisas. 
Hace unos días buscaba un retal de loneta para remendar la sombrilla que tengo en la terrazas. Me dijeron que quizás la encontraría en Galerías Madrid en la calle cuna.
Y entrando de repente olí algo de me recordaba otro lugar parecido que se había quedado guardado desde hacía muchísimo tiempo. A gran velocidad llega una información a mi cerebro y emitió una sensación guardada por años. El olor me retrotraía a cuando trabajé, con catorce - quince años, en una tienda de tejido en la calle Ortiz de Zúñiga llamada Govantes.

Entré de aprendiz. Mi padre conocía al dueño, yo había suspendido la revalida del bachillerato elemental. Y quise trabajar. 
Allí se vendían telas que había que cortar; cajas de camisas, chalecos... a las que debía colocar en las estarías; y barrer la tienda cuando cerraba por la noche. Y hasta los domingos había que poner las cortinas para que el sol no diera en los escaparates. O sea de nueve de la mañana a dos de la tarde y de cuatro hasta la nueve de la noche con un sueldo del que me gastaba la mitad en el transporte. 
Tanto tiempo en la tienda, en los almacenes, en los talleres hizo que el olor a tejido tan especial se me metiera a los profundo de mi olfato para siempre. Y debo decir que, aunque he entrado en muchísimos locales dedicado a la venta de tejidos, ese olor lo he redescubierto en Galerías Madrid. Ese olor tan específico me transportó a cuarenta y tantos años atrás y a toda la vida que allí viví. 
¡Me vino muy bien! Tras tres meses en ese trabajo, le dije a mi padre que lo dejaba y me ponía a estudiar. ¡Ya tenía bastante!
Y me he alegrado durante toda mi vida de haber tenido ese trabajo. Y más de la decisión tomada en la que me he sentido muy a gusto por lo que los estudios me han aportado. ¡Los Olores!

¡Hasta la próxima, primero Dios!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario