domingo, 20 de febrero de 2022

La risa


Me pongo a escribir esta crónica cuando aún esta reciente el motivo de la misma. Esta mañana he asistido a un encuentro, que será objeto de una crónica posterior, en el que iba con tantas cosas sobre el rostro que mucha gente no llegaba a reconocerme. Boina sobre la cabeza que me ocultaba la calva. Gafas de sol que impedía ver mis ojos y los ojos son muy definitorio de la cara de una persona. Y la consabida mascarilla, también negra, que ocultada el bigote, la boca y la barba.

Creyendo que me reconocían me aproximé a saludar a unos y a otras. Una de ellas, que estaba en un grupo, me dijo: "Hola Pepe".  Mi carcajada, poco suave, hizo que todas dijeran mi nombre, manifestando que tampoco me habían reconocido.

¡Me reconocieron cuando me reí! Suelo reírme mucho. Lógicamente cuando puedo y debo hacerlo. Y es que me sale de una manera espontánea. Eso me encanta y creo que es algo que forma parte de mi ser.


Resaltaría, entre otros, tres aspectos de la risa con los que estoy de acuerdo.

  • La risa me ayuda a saber posicionarme antes los hechos. El aprender a reírnos de las cosas nos aporta una visión más amplia de los hechos cotidianos, de nuestro entorno y sus posibilidades. En este sentido, a largo plazo, el hábito de reír puede modificar la percepción subjetiva que tenemos sobre el mundo y las cosas, marcando una tendencia a tomarnos los problemas con más distancia, desdramatizándolos y así ayudándonos a encontrarles una solución más fácilmente. Esto a la vez nos aporta una actitud más optimista hacia la vida y nos hace sentir más capaces de afrontar los problemas.
  • La risa es en mí un signo de espontaneidad, autenticidad, dinamismo, positividad y cercanía, por lo que me ayuda a relacionarme y abrirme a los demás. Intento mantener a mi alrededor un ánimo positivo.
  • Dicen que nuestro cerebro contiene unas neuronas conocidas como “neuronas espejo” que se encargan de recoger las actitudes y comportamientos que observamos a nuestro alrededor, activando los circuitos neuronales relacionados con esa acción en nosotros mismos, como si también lo estuviésemos haciendo. Pues estas neuronas nos dotan de una capacidad muy importante, que es la empatía. Significa esto que cuando alguien se ríe hace en los demás  como si también estuviesen riendo para, muy probablemente, acabar haciéndolo. Y eso es un placer al observar que ello sucede.
Espero que siempre mantenga esta actitud que, como he dicho, me sale de forma espontánea. Creo que esto se mama, se transmite, pues desde la cuna he crecido en una casa en la se reía mucho, empezando por mi madre.

¡Hasta la próxima, primero Dios! 




miércoles, 16 de febrero de 2022

Hoy en la prensa

Hoy, día dieciséis de febrero, en el diario El País  aparece un artículo titulado: 
“La desnutrición en Guatemala es una estrategia política”. El título coincide con lo que yo he podido comprobar y con el que estoy, evidentemente, totalmente de acuerdo. 

No son  muchas las noticias que aparecen en los diarios españoles de Centroamérica salvo en épocas de elecciones y a veces ni por eso.  Y de Guatemala no se escribe nada. Y lo que digo de la prensa escrita lo digo también de la televisión.
Para comprender más el contenido de la información de El País hay que tener en cuenta que los indígenas siguen rezagados en materia de salud, educación, empleos e ingresos, respecto al conjunto de la sociedad guatemalteca, situación que es peor para las mujeres indígenas. Esto se debe al racismo estructural que se encuentra en la base de la desigualdad y la exclusión social, así como de las violaciones a los derechos fundamentales de los pueblos indígenas. Aunque la Constitución Política de la República de Guatemala reconoce la existencia de los pueblos indígenas y se asume como sociedad multicultural, y a pesar que el país ha ratificado los acuerdos internacionales sobre derechos de los pueblos indígenas; en la práctica, prevalece la brecha social, económica y política entre indígenas y no indígenas. 
Por ejemplo: el Estado invierte 0.4 USD diarios en cada indígena y 0.9 USD diarios en cada no indígena, la pobreza afecta al 75% de indígenas y al 36% de no indígenas, la desnutrición crónica al 58% de indígenas en comparación con el 38% de no indígenas, y en participación política, los indígenas no representan más del 15% de diputados y funcionarios públicos de alto rango. ( El Mundo Indígena 2021. Publicado el 18 de marzo de 3021).
Para Carlos Arriola (Ciudad de Guatemala, 54 años) el hambre es un sinsentido. Igual que las políticas guatemaltecas para atajarlo. Este doctor e investigador, con 31 años de experiencia en la zona Chortí de Guatemala, señala como raíz del problema la propia indiferencia social:
“Estamos acostumbrados a decir: ‘es que es chaparrito (bajo) como el papá' o ‘es flaquita como la mamá’, pero lo que suelen tener esos niños es desnutrición”. “Y el Gobierno solo toma medidas asistencialistas o paliativas. Para mí, hay un componente malicioso de política pública de no hacer nada para mantener a nuestra población en las mismas condiciones; es una estrategia política para mantener los círculos de pobreza”.

La tierra del quetzal ya cargaba entonces con el título de ser el sexto país con mayores tasas de hambre del mundo y el primero en Latinoamérica. Una situación que, de acuerdo a los expertos, ha empeorado los últimos dos años por la pandemia y los huracanes Eta e Iota, que azotaron Centroamérica en noviembre de 2020. “Aunque la situación se agrave sigue siendo un problema invisible”, aseguró Arriola a principios de febrero en la presentación de la campaña de concienciación de Manos Unidas, "Nuestra indiferencia condena al olvido".
Los expertos hablan de 30 años para modificar estas tendencias, hace falta toda una generación. Pero esta, la nuestra, no ha hecho lo suficiente por ponerle punto y final. 
Parte de esta invisibilidad tiene mucho que ver con las personas a las que afecta. Guatemala es un país muy desigual y los indígenas son los peor parados en todas las estadísticas, a pesar de que son prácticamente la mitad de la población. En torno al 40% de estas comunidades vive en extrema pobreza y cerca del 80% está excluida socialmente. La vulnerabilidad y la marginalización es el día a día de quienes se acostumbraron, dice Arriola, al desprecio. El también catedrático de la Universidad San Carlos de Guatemala en Chiquimula recuerda con especial impotencia lo que le respondió un padre de familia al que le comentó que las tasas de hambre eran muy superiores entre los pueblos ancestrales:
“Me dijo: ‘Mire, doctor, usted no se preocupe si se le muere un niño desnutrido, de esos, de los indios. Ellos tienen muchos hijos y no sienten nada, les da lo mismo; si se les muere uno, tienen más. Ellos no son iguales a nosotros’”.
Desde esa “mala propaganda internacional”, las políticas de un gobierno tras otro han sido básicamente la entrega de alimentos. “Nada de medidas a largo plazo”, critica. Aquí, en el corazón del país, el médico fundó la Asociación Santiago Jocotán‐ASSAJO, organización socia de Manos Unidas en Guatemala, con el fin de cerrar estas brechas. 
Los recursos son la llave para poder elegir. Para los campesinos más vulnerables del país, la única opción de alimento durante el proceso de destete es café y pan. “Hay una generación entera de bebés que está alimentándose de eso. ¿Qué nutrientes aporta el café y el pan?”, se cuestiona.
Personalmente pude comprobar en casa de Enrique eso precisamente. Me dieron para cenar Café con un güisquil una verdura muy socorrida en Huehuetenango. El güisquil, llamada papa del aire, es el fruto de un árbol que es muy frecuente que estén en las casa de los indígenas del departamento. El güisquil hervido en un plato, una cuchara y un vaso de café. Y esto también cenaron ellos. El desayuno fue lo mismo.
Por eso, la tasa de retraso severo de crecimiento roza el 15%. La exclusión social acompaña la desnutrición, pues se traduce en baja disponibilidad y acceso a los alimentos, falta de medios para producirlos o comprarlos y malas condiciones sanitarias o hacinamiento.
“Al llegar a la escuela, los niños no tienen la capacidad de aprender como otros que sí han tenido buena alimentación. Este es un flagelo permanente, ya que los daños son irreversibles y los condenan a trabajos de carga, pesados, mal pagados, perpetuando así el círculo de la pobreza”. 
“A veces me pregunto qué pasarán en los próximos 30 años”, reflexiona el guatemalteco tras un largo suspiro. “No creo yo que haya mucho cambio si no se produce una intención diferente de elaborar estrategias. Los expertos hablan precisamente de 30 años para modificar estas tendencias, hace falta toda una generación. Pero esta, la nuestra, no ha hecho lo suficiente por ponerle punto y final”.
Personalmente creo que ni con una generación se arregla el desface que existe entre la élite de la población y la mayoría de los guatemaltecos, ese 80% de excluidos. Si a la desnutrición se le añade la falta de calidad de la escuela pública, o incluso la falta de ella misma, les lleva a la exclusión, y por lo tanto a la utilización política de esta realidad.
Carolina Vásquez Araya, en su blog y con el título "La amenaza de un pueblo educado" (ocho enero de dos mil dieciocho) indica que la calidad educativa en Guatemala ha experimentado los embates del más feroz sistema político-económico del que se tenga registro.

Los estudios de organismos internacionales y nacionales no pueden evitar poner en evidencia las deficiencias de este pilar fundamental para la calidad de vida y así aparecen los vergonzantes indicadores sobre baja escolaridad, abandono escolar, analfabetismo y pobres resultados en las pruebas del sector académico.

Como si la escasez de material didáctico moderno, así como los obstáculos para la preparación profesional de maestros y catedráticos no fuera suficiente, también está la infraestructura ruinosa de escuelas e institutos públicos, carentes de lo más elemental para realizar una jornada digna y productiva. Algunos carecen de pupitres, otros de servicios sanitarios y las niñas, niños y adolescentes que acuden a ellos son obligados a soportar los rigores del clima y las malas condiciones de sus establecimientos educativos. 
El pequeño segmento de altos ingresos goza de todos los privilegios por ser heredero de la cúpula económica gobernante y, aunque cuenta con acceso abierto a una educación de primer nivel, esta rara vez se refleja en una modernización del quehacer público y mucho menos en una humanización de sus políticas. Más bien queda plasmado en una mayor concentración de la riqueza y la consiguiente profundización del abismo que lo separa del resto de la población. 

miércoles, 9 de febrero de 2022

Las raíces son lo importante

 

Esta mañana me impactó esta fotografía recibida por wasap. Es impresionante. Y, de algún modo, la esperaba cuando ayer leía y veía la playa formada en el litoral oeste de la isla de La Palma en Las Canarias (España). Tras ochenta y cuatro días activa la isla ha ganado cuarenta y dos hectáreas al mar arrasando todo lo que había a su paso, otras mil cuarenta hectáreas, produciendo más de novecientos millones de euros en daños. Estos datos pueden ser más o menos aproximados.
Pero volvamos a la foto. El tronco, y las hojas de se observan, parece ser de un pino canario de las que está lleno el Valle de Aridane unos de los municipio afectado por el volcán. Se observa a su alrededor tanto lava como cenizas. Podíamos decir que es un terreno yermo. Y sin embargo no es yermo. La tierra que lo destruyó le devuelve la vida. Los brotes verdes nos indica que ese tronco ha portado siempre la esperanza de florecer. Y esas hojas visualizan algo mas profundo que siempre ha estado ahí y que el volcán no ha podido con él y  por lo que ellas renacen. Esto es algo muy curioso y muy propio para poder reflexionar sobre ello.
En esos momentos de desolación. Cuando todo parece que se deshace, que se hace negro, sin futuro, sin posibilidad de seguir, que ha terminado todo... ¿Hay que seguir teniendo esperanza? Quizás habrá que hacerlo de una manera serena. Hay que confiar en lo profundo, en las raíces, en lo que sostiene y da vida. Hay que saber que actitud mantener ante tantas dificultades a nuestro alrededor, de tanta lava y cenizas que nos atacan.


Han habido momento en este mes pasado que me han hecho mirar muy atrás. Me han hablado, recordado, de aquello que hace mucho tiempo ayudó a forjó al hombre que soy yo. Creo que era domingo,  después de comer estaba sentado en la mesa camilla mirando una película. Y escucho a mi amigo Antonio, mi vecino, hablar en voz alta, como siempre, con alguien, diciendo: "Creo que está ahí porque el coche está ahí". Miro hacia la puerta y veo a un hombre de entre cuarenta a cincuenta años que está llamando a la misma. Viene acompañado de una mujer que intuyo es su mujer. 


Era Rafael García de Arahal. Dice que por fin ha logrado algo que deseaba realizar desde hace años: Encontrarme. ¡No salgo de mi asombro! Fue alumno mío en el CEIP "Manuel Sánchez Alonso". Y me recuerda perfectamente. Me decía cómo recordaba la forma tan agradable del trato con los alumnos, la de dar clase, las actividades que hacíamos, el viaje de dos días por los pueblos de los alrededores cuando nos tocó dar la lección de "La Comarca"  en 6º de EGB. Por este dato sé que se trataba del curso 86-87. Y el diálogo se prolongó durante un buen tiempo. Tienen hijos y me dicen que están desarrollando actividades deportivas, en concreto atletismo, con niños y jóvenes de la localidad. Nos despedimos con el deseo de no dejar otros treinta y cinco años sin vernos.
¿Qué supone esto para mi? No sólo la satisfacción del hecho de decirme que estaba muy contento y, por lo tanto, agradecido a mí después de treinta y cinco años; ni la alabanza por mi metodología de dar clases; ni lo que supone tener que buscarme en el pueblo, por otra parte muy fácil, lo que indica una intención clara de encontrarme. Es sencillamente darle mucho sentido a lo que he intentado hacer, de visualizar, en mi vida. De alguna manera significa parte de la verdad de mi vida. Ahora que tengo mucho tiempo para pensar y reflexionar sobre ella, con todas sus luces y lagunas, la visita de Rafael me lo confirma. ¡Gracias amigo! También habla mucho de ti, de una persona extraordinaria que tiene un corazón agradecido.



La vida sigue. Aquí, en lo que llamo mi retiro de San Nicolás del Puerto, recibí la visita de amigos del mismo pueblo de Rafael. A ellos los conocí también de niños y, ya en parejas y con hijos, venían a estar conmigo. Pasamos un día muy agradable.

¡Hasta la próxima, primero Dios!