sábado, 21 de diciembre de 2019

Guatemala, siempre única

Siempre Única

Será porque llegué voluntariamente hace seis años con la mejor de las predisposiciones. Será porque estuve realizando una tarea, totalmente distinta a lo que hacía anteriormente. Será porque me marcó el objetivo de la Asociación Ixmucané en la que estuve, que me permitió conocer in situ la realidad social del departamento de Huehuetenango. Será por la cantidad de amigos que hice, y que he percibido en esta última visita. Será por el precioso y exuberante país que me rodeaba, y que pude conocer detalladamente. Será porque los astros estaban alineado para que fuera todo positivo... que GUATEMALA está, a pesar de todo lo que en ella hay que cambiar, profundamente incrustada en mí. Y por ello vuelvo cada vez que puedo.

La Capital
Llegar a Guatemala es llegar casi a mi casa. Ver a Sergio recibirme en el aeropuerto con todo el calor del mundo. O a Mervin y a Flor saludarme con cariño, y llamarme por mi nombre, cuando llego a la recepción del Hotel Sevilla de la capital. O al encargado de la peluquería  Kingsbarber y a Enrique, el barbero, recibirme con tanta atención nada más llegar... hace que todo te sea familiar, te sea conocido.
En Guatemala capital estaba, para pasar unos días conmigo, mi querido amigo, e ahijado de promoción, Pheter. Con pocos días para poder atenderme, debido a que tiene dos tiendas en Río Dulce y se encuentra allí su esposa, estuvimos paseando por la capital por sitios conocidos. En los primeros días de mi llegada realizo lo que es la programación de mi estancia que no puedo hacer desde España. Además de dejar la ropa que traje para EEUU, y que no me sirve para Guatemala, a cuidado de Sergio, llamo a aquellos con los que voy a compartir mi viaje. Siempre hay imposibilidades de última hora. Y debo rehacer mi programación. 

Cuílco
Uno de los cambios que tuve que hacer me llevo a Cuílco con mi amigo Austin, pasando por Huehuetenango donde estuve almorzando con la familia del Doctor Mynor. Siempre una felicidad encontrarme con ellos.
Me marché con mi amigo destino de su pueblo que estaba celebrando las fiestas patronales en honor de San Andrés. 
Y él, invitado por mí para esos días, me propuso que fuera yo el que me desplazara.
Música a cargo de un grupo de Mariachis de la contigua nación mexicana que tiene frontera con Cuilco.
Mucha gente por todo sitio y también buen recibimiento por todos aquellos a los que conocí amigos de Austin. 
Señora poniendo velas en la parroquia de Cuílco
Tilapita
Destino más que elegido por mí de Guatemala es la playa de Tilapita que se encuentra en el departamento de San Marcos, municipio de La Blanca, sobre el Océano Pacífico. 

He estado ya muchas veces en esa playa. D. Alex, dueño del hotel Pacific Mar, me recibe con alegría. No es que haya muchos clientes, pero ya es un amigo. 
Esta vez estuve en dos ocasiones en la playa de Tilapita. Hay que llegar a ella, tras unas cinco horas desde Xela, por el puerto para coger una lancha que nos lleva hacia la isla donde se encuentra el hotel, en pleno manglar. Reconocí a mi llegada a Misael, un lanchero al que conozco desde mi primera venida a este lugar. 
Tilapa pertenece a la reserva Biológica de Manchón Guamuchal, el cual constituye un refugio y al mismo tiempo lugares de paso para aves migratorias que viajan desde el norte de América. La playa esta limpia de todo residuo humano. Siempre esta sola de bañistas. Y tiene una extensión de kilómetros y kilómetros de arena fina. Es un lugar muy relajante. Y sus aguas están templadas como corresponde a estas latitudes. En fin tiene todo para hacerme feliz. 
El poblado, con sus calles de arena, es muy acogedor. Uno tiene sensación de seguridad, lo que es mucho en este país. Doña Cancho, en su tienda-bar, también me recibe con un: "Ya hace tiempo que no lo vemos". Exactamente un año.

La primera ocasión que vine viajé con Evelio. Un ex alumno de La Salle y residente de la Casa Miller. No había tenido la ocasión de estar ni hablar mucho con él. Sabía que coincidí con su hermana en Ixmucané. Vive en las montañas de los Cuchumatanes, en una aldea de Santa Eulalia. De su pueblo a Hueheutenango se tarda cuatro horas. Se acercó a Xela donde yo estaba. Él no conocía el mar. Lo vió y le encantó. 
Así como aprender a dar las primeras brazas nadando en la piscina. Estar con él me hizo descubrir una persona encantadora que sabe muy bien lo que quiere y que mantiene siempre una actitud magnífica. Y eso es mucho.

Después de tres días, y tras pasar uno en Xela, nos fuimos a Huehuetenango para asistir a la beatificación del Hermano Miller. Pero eso será objeto de la próxima crónica.
¡Hasta la próxima, primero Dios! 



1 comentario:

  1. waooooooo!!!!! Qué hermosas palabras Alfredo, pero sobre todo que Bendecido ha sido Guatemala de tener visitantes como ustedes, Colocha, Celia y muchos más que han hecho mucho por la educaión guatemalteca, nos conocimos en Ixmucané y almorzamos juntos yo fui a visitar a Rosa Varela, Seguro no se acordará. Pero le deseo lo mejor y muchas bendiciones en sus próximas aventuras, siempre será bienvenido a Guatemala. Saludos cordailes.

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