lunes, 30 de diciembre de 2019

Siendo reconocido

Volver a Huehuetenango
Dentro de mi viaje de este año Guatemala, y aunque pasé por aquí una tarde previamente, me desplacé a Huehuetenango con motivo de la beatificación del Hermano Miller.

Pasear por la ciudad fue asombroso. Aunque había quedado con unos amigos, lo que me sorprendió fue la cantidad de gente que conocía desde mi estancia de tres años en ella, y aún más las personas que me saludaban con cariño.
Entre las primeras estaban el Cardenal Ramazini, las hermanas Carmelitas, los hermanos de La Salle, la familia Sanz, el doctor Amílcar, los ex-alumnos de la Casa Miller, los profesores y personal administrativo del Colegio de La Salle, amigos de Ixmucané...
Pero sorprendente fue la cantidad de personas que me reconocían en mis paseo por la ciudad: miembros de la comunidad del monasterio, meseros, personal de comercios y de hoteles, acólitos de la catedral, amigos de amigos...
Huehuetenango me acogió siempre bien. Y ahora lo he disfrutado mucho.

Beatificación del Hermano Miller
El hermano James Miller, es  un Hermano de las Escuelas Cristianas de La Salle, que nació en 1944 en Stevens Point, Wiscosin, miembro del Distrito Lasallista de Winona, ahora Distrito de Midwest en Los Estados Unidos Americanos.
James Miller también conocido como Hermano Santiago murió asesinado por la espalda trágicamente el 13 de febrero de 1982 en Huehuetenango, Guatemala. 

Guatemala ha sufrido un largo y tenebroso periodo de represión a través del Siglo XX, con sucesivos gobiernos militares, y con una lucha de guerrillas de izquierda procurando hacerse con el poder. En los 70’s muchos líderes políticos, indígenas, eclesiales y obreros fueron asesinados y varios diplomáticos extranjeros fueron secuestrados y asesinados. Informes mostraban que campañas anti insurgencia estaban destruyendo pueblos y matando a decenas de miles de indígenas.
El Hermano Martín Spellman describió la situación de los guatemaltecos, y en particular de los indígenas, en un artículo de Mission Forum:
"Los Hermanos De La Salle están ayudando a unos jóvenes descendientes de los mayas a recuperar su dignidad y el sentido de estar en su tierra natal... Los Hermanos animan a los indígenas a mantener sus lazos con las costumbres y la cultura de sus ancestros y de sentirse orgullosos de su gran pasado”. 
De acuerdo con informes de Amnistía Internacional, los escuadrones de la muerte semioficiales han asesinado más de 20,000 personas desde 1966. Cada día al borde de las carreteras aparecen entre ocho y diez cadáveres con muestra de tortura. En 1982 un artículo de la revista Sojourners informaba que los escuadrones de la muerte del gobierno habían cometido unos 13,500 asesinatos solo en 1981.

En este contexto es asesinado el Hermano Miller. La razón de su muerte es la opción que había tomado a favor de los desfavorecidos de Guatemala. El mismo escribe unas fechas antes de su asesinato.


Seferino con la reliquia del Hermano Santiago.
“No puedo terminar esta carta sin pedirles sus oraciones por Guatemala (y por toda Centroamérica)” concluía la carta. “El nivel de violencia aquí está alcanzando proporciones espantosas (asesinatos, torturas, secuestros, amenazas, etc.) y la Iglesia está siendo perseguida a causa de su opción por los pobres y desposeídos. La población indígena de Guatemala, atrapada e indefensa entre el Ejército y las fuerzas rebeldes que operan en el país, lleva el peso de la violencia. Personalmente estoy harto de violencia, pero sigo sintiendo un fuerte compromiso para con los pobres de América Central.”
Así cuenta uno de sus hermanos su asesinato:

“Algunas cosas están muy claras. Los tres hombres que lo asesinaron, parecen haber estado rondando cerca de la esquina del Centro Indígena mientras el Hno. Santiago y un joven estaban trabajando en la pared de la casa... El Hno. Santiago mandó al joven dentro a buscar alguna herramienta... los asesinos corrieron... y abrieron fuego. Parece que le dispararon seis veces. Algunas balas lo atravesaron y otras pueden estar dentro del cuerpo. Una de las balas era explosiva y esa debe haberle causado la muerte. También se le rompió un brazo, no por las balas sino por la caída. Ningún policía apareció durante los siguientes 45 minutos”.
El Papa Francisco emitió el decreto de Martirio en noviembre de 2018.

La celebración de la beatificación fue muy importante para la ciudad y diócesis de Huehuetenango. Fue presidida por el cardenal José Luis Lacunza, obispo de David en Panamá, acompañado por el obispo de la ciudad y recién nombrado cardenal Álvaro Ramazini junto con el episcopado de toda Guatemala. Participó un número importante de los miembros de la congregación de La Salle de Centroamérica así como de la comunidad católica de Huehuetenango (sacerdotes, religiosas y laicos). Entre ellos estaban antiguos alumnos de la Casa Miller y del Colegio de La Salle. 
Con Sefe, vestido con su traje típico de Todo los Santos, Rinelson y Evelio.
Antiguos alumnos de la Casa Miller. Uno es de etnia Man, el del medio Q'anjob'al
y el otro Jakalteko. Todos mayas.

En mi estancia en esta ciudad tuve una relativa relación con los hermanos de la Salle así como con los alumnos de la Casa Miller. Con algunos de ellos he mantenido, y mantengo, una estrecha amistad a lo largo de estos años. Me encantaba la tarea que hacían los hermanos de La Salle al permitir a muchachos indigenas alcanzar una educación superior a la que le permitiría la situación económica familiar. Algo muy parecido al que hacíamos en Ixmucané con las chicas. Se daba el caso que a la vez había hermanos de las chicas en esta casa. 
La figura del hermano Miller me atrajo desde que conocí cómo había desarrollado su trabajo pastoral que le había llevado al martirio. Por ello tuve mucho cuidado de que mi estancia en Guatemala coincidiera con su beatificación.
Aproveché esta estancia en Huehuetenango para reunirme con amigos. Pasé un día magnífico con la familia Sanz y sus amigos entre los que se encontraba mi amiga Colocha. Con ellos compartir una paella muy original.

Y continué mi viaje
Aún me quedaba una semana de estancia en Guatemala. Volver a la playa, objeto importante de mi viaje, lo tenía previsto. La asistencia a la beatificación me hizo interrumpir mi estancia. Esta vez fui con mi amigo Danilo, profesor del colegio La Salle, y con el que el año pasado viajé a El Estor.

Danilo preparando unas conchas crudas como aperitivo en la cocina del hotel.

Un verdadero placer ir a Tilapa. La estancia en la playa me recupera en todo los sentidos. Mis sensaciones ya las expresé en la anterior crónica. Al repetir me hizo sentir aún mejor. 
Pasar otra vez por Xela,  y encontrarme con amigos de hace años, me hizo ilusión.  
Con Jose Manuel Sanz en Xela
Con Hugo, amigo de Huehuetenango, en la capital


Así como, ya en la capital, encontrarme con Enmanuel ex lasallista. Solemos quedar cuando estoy en Ciudad de Guatemala. Esta vez me llevó a una parte de la capital que no conocía: Ciudad Cayalá. 
Han sido unos días maravillosos. Me sirve mucho esta visita a este querido país. Muchos de amigos desean visitarme. No todos pueden pagarse el pasaje. Siempre los tendré presentes. 

¡Hasta la próxima, primero Dios!

Rosa de la Paz del Palacio de la Cultura.
Esperanza de que un día en Guatemala haya equidad.









sábado, 21 de diciembre de 2019

Guatemala, siempre única

Siempre Única

Será porque llegué voluntariamente hace seis años con la mejor de las predisposiciones. Será porque estuve realizando una tarea, totalmente distinta a lo que hacía anteriormente. Será porque me marcó el objetivo de la Asociación Ixmucané en la que estuve, que me permitió conocer in situ la realidad social del departamento de Huehuetenango. Será por la cantidad de amigos que hice, y que he percibido en esta última visita. Será por el precioso y exuberante país que me rodeaba, y que pude conocer detalladamente. Será porque los astros estaban alineado para que fuera todo positivo... que GUATEMALA está, a pesar de todo lo que en ella hay que cambiar, profundamente incrustada en mí. Y por ello vuelvo cada vez que puedo.

La Capital
Llegar a Guatemala es llegar casi a mi casa. Ver a Sergio recibirme en el aeropuerto con todo el calor del mundo. O a Mervin y a Flor saludarme con cariño, y llamarme por mi nombre, cuando llego a la recepción del Hotel Sevilla de la capital. O al encargado de la peluquería  Kingsbarber y a Enrique, el barbero, recibirme con tanta atención nada más llegar... hace que todo te sea familiar, te sea conocido.
En Guatemala capital estaba, para pasar unos días conmigo, mi querido amigo, e ahijado de promoción, Pheter. Con pocos días para poder atenderme, debido a que tiene dos tiendas en Río Dulce y se encuentra allí su esposa, estuvimos paseando por la capital por sitios conocidos. En los primeros días de mi llegada realizo lo que es la programación de mi estancia que no puedo hacer desde España. Además de dejar la ropa que traje para EEUU, y que no me sirve para Guatemala, a cuidado de Sergio, llamo a aquellos con los que voy a compartir mi viaje. Siempre hay imposibilidades de última hora. Y debo rehacer mi programación. 

Cuílco
Uno de los cambios que tuve que hacer me llevo a Cuílco con mi amigo Austin, pasando por Huehuetenango donde estuve almorzando con la familia del Doctor Mynor. Siempre una felicidad encontrarme con ellos.
Me marché con mi amigo destino de su pueblo que estaba celebrando las fiestas patronales en honor de San Andrés. 
Y él, invitado por mí para esos días, me propuso que fuera yo el que me desplazara.
Música a cargo de un grupo de Mariachis de la contigua nación mexicana que tiene frontera con Cuilco.
Mucha gente por todo sitio y también buen recibimiento por todos aquellos a los que conocí amigos de Austin. 
Señora poniendo velas en la parroquia de Cuílco
Tilapita
Destino más que elegido por mí de Guatemala es la playa de Tilapita que se encuentra en el departamento de San Marcos, municipio de La Blanca, sobre el Océano Pacífico. 

He estado ya muchas veces en esa playa. D. Alex, dueño del hotel Pacific Mar, me recibe con alegría. No es que haya muchos clientes, pero ya es un amigo. 
Esta vez estuve en dos ocasiones en la playa de Tilapita. Hay que llegar a ella, tras unas cinco horas desde Xela, por el puerto para coger una lancha que nos lleva hacia la isla donde se encuentra el hotel, en pleno manglar. Reconocí a mi llegada a Misael, un lanchero al que conozco desde mi primera venida a este lugar. 
Tilapa pertenece a la reserva Biológica de Manchón Guamuchal, el cual constituye un refugio y al mismo tiempo lugares de paso para aves migratorias que viajan desde el norte de América. La playa esta limpia de todo residuo humano. Siempre esta sola de bañistas. Y tiene una extensión de kilómetros y kilómetros de arena fina. Es un lugar muy relajante. Y sus aguas están templadas como corresponde a estas latitudes. En fin tiene todo para hacerme feliz. 
El poblado, con sus calles de arena, es muy acogedor. Uno tiene sensación de seguridad, lo que es mucho en este país. Doña Cancho, en su tienda-bar, también me recibe con un: "Ya hace tiempo que no lo vemos". Exactamente un año.

La primera ocasión que vine viajé con Evelio. Un ex alumno de La Salle y residente de la Casa Miller. No había tenido la ocasión de estar ni hablar mucho con él. Sabía que coincidí con su hermana en Ixmucané. Vive en las montañas de los Cuchumatanes, en una aldea de Santa Eulalia. De su pueblo a Hueheutenango se tarda cuatro horas. Se acercó a Xela donde yo estaba. Él no conocía el mar. Lo vió y le encantó. 
Así como aprender a dar las primeras brazas nadando en la piscina. Estar con él me hizo descubrir una persona encantadora que sabe muy bien lo que quiere y que mantiene siempre una actitud magnífica. Y eso es mucho.

Después de tres días, y tras pasar uno en Xela, nos fuimos a Huehuetenango para asistir a la beatificación del Hermano Miller. Pero eso será objeto de la próxima crónica.
¡Hasta la próxima, primero Dios! 



sábado, 14 de diciembre de 2019

Sur de los Grandes Lagos

Continuación de la anterior crónica

Intenté ponerme en contacto con Javier para agradecerle su labor con nosotros en mi viaje a Kansas City. Le escribí esto:

Buenas noches Sr. SEVILLA:
Soy Alfredo González de la Lastra y nos encontramos en una gasolinera.
Quisiera que leyera el último articulo de mi blog.
Si hay algo en él que deba quitar me lo dice.
Gracias. Y ya sabe por donde encontrarme.
http://laterceraetapa2.blogspot.com/
La respuesta no tardó en llegar:
Don Alfredo,
Que agradable sorpresa recibir su nota y sobre todo leer sobre nuestro breve encuentro durante la semana; me ha llenado de gusto que pequeños detalles de convivencia no pasan desapercibidos. Con frecuencia no nos damos cuenta del impacto que pueden tener nuestras acciones y pueden marcar la diferencia entre una experiencia positiva y un mal rato. Espero que su viaje continúe sin contratiempos y disfruten su paso por Missouri.
Con gusto quedo a sus ordenes por lo que se les ofrezca.
Javier Franco Sevilla
P.D. El único detalle al leer el blog es que solo llevo tres años de vivir en los EEUU. Mi infancia la pasé en México pero ahora el destino me ha llevado a vivir en varios lugares y esta última etapa, en EEUU, es aún corta.
La vida puede ser más bonita y fácil si éstas
relaciones se multiplicaran. 

Viajando por el sur de los grandes lagos. 

Me quedé con ganas de más. El año pasado, de camino a Guatemala, aproveché la ocasión que me daba el boleto de avión y, desde Atlanta, hice un viaje por las ciudades del Mississipi y una parte de los grandes Lagos. Me gustó visitar estas ciudades y unos territorios que no son especialmente turísticos en Estados Unidos, si exceptuamos la ciudad de Nueva Orleans. 
Este mes de noviembre he visitado las ciudades de Kansas City, de Cleveland, Indianápolis y ya regreso la ciudad de Atlanta. 
Llegué al aeropuerto de Atlanta y conecté en seguida con otro rumbo a Indianápolis. Esa misma noche alquilé un automovil y recorrí 284 km, para llegar a Vandalia en el Estado de Illinois, donde vive Juan Pérez, un amigo de Guatemala.
Kansas City
Al día siguiente nos fuimos a visitar Kansas City a 500 km. Me gustó mucho pues el centro de la ciudad tiene una aire muy andaluz, de principio del siglo XX, incluida su réplica de la Giralda y de la fuente de la Plaza Virgen de los Reyes de Sevilla. Esta Giralda tiene una altura de unos 50 metros.
Cuando el arquitecto urbano JC Nichols visitó Sevilla, en la década de 1920, quedó tan impresionado con la Giralda que construyó una réplica a media escala en el Country Club Plaza. Un colosal centro comercial al aire libre de 14 manzanas inspirado en la arquitectura monumental de Sevilla. 
Su artífice concibió, en los años veinte, uno de los primeros "malls" de norteamérica, adonde la población pudiera acercarse a comprar con el coche y al mismo tiempo regocijarse en los patios románticos y extravagancias florales que Nichols "recordaba" de su viaje a España. El resultado es que abundan fuentes, grupos escultóricos, edificios... que nos resultan conocido. 
Esto fue solo el comienzo de una buena relación entre la ciudad americana y Sevilla que, aunque miles de kilómetros de distancia, ambas firmarían un hermanamiento el 25 de marzo de 1969.
Pero Kansas y Sevilla seguirían manteniendo esta buena relación, un buen contacto y un gran cariño mutuo. 
Sería con la llegada de la Exposición Universal de 1992 cuando para el Pabellón de Estados Unidos se encargó una copia de la estatua de  Cyrus E. Dallin en Kansas City, Missouri. Dicha obra sería bautizada como The Scout (El Explorador), un indio sioux a caballo inspeccionando el paisaje. Sobre su caballo que se tapa el sol con la mano para poder mirar al horizonte. 
Fue concebido por Dallin en 1910 y expuesto en la Exposición Internacional Panamá Pacífico de 1915 donde ganó la medalla de oro. Ésta tiene unos tres metros de altura.  La estatua fue dedicada en 1922 como un monumento permanente a las tribus indias locales.  
Después de la Expo la copia de la estatua de "El Explorador" está colocada en la esquina de la calle Samaniego con Kansas City. El famoso indio mira hacia la calle Greco y algunos sevillanos se arriesgan a afirmar que mira hacia allí porque esta queriendo ver la, ahora antigua, fábrica de Cruzcampo. 



Cleveland

Desde Kansas City volvimos a Vandalia y desde allí continué mi recorrido. Hice alrededor de 800 km. 
Estos se me hicieron un poco largo, es normal, pero lo hice bastante bien. Gracias al navegador se llega a cualquier sitio y me acostumbré bastante bien a la conducción del coche automático que era muy cómodo y seguro.

El ir por carretera, y de día, te permite darte cuenta de las características del espacio que estás recorriendo. El tipo de terreno que es, los diferentes tipo de agricultura, el poblamiento... El tiempo no me fue propicio: rachas de viento, lluvia, nieve y una cantidad de hojas que chocaban con el coche debido a que había una gran cantidad de árboles de hoja caducas que el viento arrancaba de éstos y los volcaba a la carretera. No había vivido nunca esta experiencia. 
Había dos razones para llegar a esta ciudad: Cleveland está al sur del lago Eire, unos de los cinco grandes lagos, y porque allí vive un amigo conocido en Tilapa desde hace años. 
Él está trabajando de jardinero en una empresa en la que había trabajado hace unos años. Me decía que en la zona de los grandes lagos no hay mucha emigración latina. Esta muy al norte y el clima, con nevadas abundantes, no atrae mucho a personas acostumbradas a climas más cálidos.

En Cleveland paseé con Alexandre por la ciudad. Pero el tiempo no invitaba a estar al aire libre.

Indianápolis
A esta ciudad llegué desde Atlanta, la rodeé más tarde yendo a Cleveland y volvía a ella para volver a Atlanta. No estuve mucho tiempo. Me dio tiempo, por la noche, de dar una vuelta por el centro. 
Las ciudades al no tener centros históricos son muy parecidas. Las identifica algún rascacielo más o menos original, algún edificio administrativo de finales del XIX o principio del XX o alguna estatua propia. O la decoración del aeropuerto.

Atlanta
Ya de regreso a Atlanta, camino de Guatemala, estuve un día con Enrique, un amigo que me acompañó ya el año pasado. 
Al llegar a Atlanta, Georgia, la diferencia con Cleveland, en cuando la cantidad de latinos, es notoria. Por todas partes escuchas español. 
Por la tarde fui a una cancha en su ciudad donde había una liguilla de futbol entre latinos. Es más, él jugaba con otros amigos de San Juan Ixcoy, su pueblo en Huehuetenango y entre ellos hablaban "Q'anjob'al", su idioma maya.
En Atlanta, Enrique fue a buscarme en su coche al hotel y me llevó a conocer la ciudad, cosa que no pude hacer el año anterior.
Atlanta es muy bonita. Hay muchas cosas que ver. También no es lo mismo ir solo que alguien que conozca la ciudad. 

Agradezco mucho a estos amigos por haberme acompañado buscando tiempo para hacerlo. Su compañía, su recibimiento, fue excepcional.
Escribo esto desde Guatemala donde estoy continuando mi viaje. Éste será el objeto de las siguientes crónicas.
¡Hasta la próxima, primero Dios!