“Tengan cuidado de los falsos profetas”
Y continúa por sus frutos lo reconocerán. El árbol bueno
da fruto bueno. ¡Siempre! Nosotros no somos un árbol. A veces damos frutos exquisitos,
otras malos, otras sin sabor… Lo importante es querer dar frutos buenos y poner
los medios para ello.
Entonces seremos buenos profetas del Amor de Dios.
Gracias a mi “pana” Yoni
Con Yoni y con alumnos de la U.E. del Milenio de Zambahua. |
Mi
última visita a una Unidad Educativa del Milenio la realicé a Zambahua, una de
las parroquias rurales del Cantón Pujilí.
Allí
conocí a al profesor Yoni. Ya hablé de él en otra crónica. Con Yoni conecté
rápidamente pues se me acercó a preguntarme quién era y qué hacía allí. Esto
habla de cómo es: una persona abierta y extrovertida, segura de sí misma.
El
vive con su mujer en Latacunga la capital de la provincia de Cotopaxi donde yo tenía
mi residencia durante esa visita.
En
esta segunda estancia, y debido a que tuve prácticamente todo el tiempo libre,
conecté con él y en seguida me invitó a las fiestas de la octava del Corpus
Christi a Pujilí de donde él es oriundo. En Pujilí vive su padre y algunas de
sus hermanas.
Y
allí me encaminé. Siempre valoro muchísimo el conocer un país desde dentro.
Pues así lo conoces en profundidad. Y vivir en una familia te permite esto.
La
conexión con todos ellos fue fácil y gratificante. Inmediatamente me encontraba
con en mi casa. Esto es mucho de agradecerles a todos y cada uno de ellos. Y
con ellos pasé cuarenta y ocho horas magníficas. Y sin saberlo conocer unas
fiestas sin igual en todo el Ecuador: el Danzante de Pujilí.
Pujilí
se encuentra a unos diez kilómetros de Latacunga. Tienes unos setenta mil
habitantes repartidos entre la cabecera del municipio y seis parroquias
rurales, entre ellas Zambahua, dónde realicé la visita a la Unidad Educativa
del Milenio que se encontraba como a cuarenta y cinco minutos de Pujilí. Debo
de decir que me impresionó Pujilí por su urbanismo, su limpieza, su ornato, la
iluminación…
De este
municipio es de donde es el Danzante. Esta fiesta, de origen prehispánico, se
incorporó a las fiestas coloniales en una mezcla maravillosa de tradiciones.
El
personaje principal de las festividades del Corpus Christi, bailaba
antiguamente de alegría por la cosecha del maíz, como parte de los ritos en
honor del cacique principal. Esta unión de tradiciones cristinas y paganas, con
valores culturales, ancestrales y folclóricos la han convertido en Patrimonio
Cultural Intangible de la Nación.
El
sábado anterior a la celebración de la fiesta litúrgica del Corpus Christi
tiene lugar el gran desfile.
Esa
noche del viernes con “mama”, la abuela materna de Yoni, su madre murió en un
accidente de tráfico, y su tío, fuimos a poner sillas en el recorrido oficial
para así asegurarnos tener un buen sitio para ver el desarrollo de pase de los
danzantes. Curiosidades de la vida. Todas las aceras tenían sillas puestas por
particulares a lo largo del recorrido. ¡Y allí estaban al día siguiente!
Y con toda su familia fuimos el sábado por la mañana a verlo:
hermanas, tíos, primos, amigos… con sus respectivos y respectivas allí nos
situamos dispuestos a disfrutar. No faltó ni la comida, aportada por las
personas más sensatas, ni la cerveza comprada a escote entre todos.
Es curioso cómo los participantes llevan fruta, caramelos,
bebida… que reparten entre los que están contemplando el discurrir de ese
desfile.
El danzante es un condor. Su cadencia simula el vuelo del
carroñero. Dos pasos aventados a la derecha, dos a la izquierda… Los brazos
batientes. Las plumas de pavo real en la corona y una amplia cola que cae hasta
los talones completan la figura del ave en el cuerpo del bailarín.
El desfile comenzó a las 10 de la mañana y se alargó hasta más de las cuatro de la tarde.
Danzante no puede ser cualquiera. Llegar a serlo es un
prestigio personal. Tiene que bailar, además de portar todo el traje, con una
corona que puede pesar más 11 kilos. Tiene que danzar marcando bien el paso y
además aguantar el traje durante seis horas.
El traje del danzante conjuga las distintas tradiciones de
esta fiesta. La corona mide unos ochenta centímetros y está adornada con
imágenes religiosas y figuras del sol.
El danzante está presente en la arqueología prehispánica,
donde su traje estaba adornado con oro, piedras preciosas y espejos, para
adorar el Taita Inti (Padre Sol).
El personaje lleva en la mano el tocto del maíz, que es la
parte superior de la planta donde se encuentra la flor. El penacho convierte al
danzante en hombre-maíz. Representa la fertilidad de la cosecha.
En el resto
del traje están representado el arcoíris y el condor. Los calzones son de
encajes muy anchos, cascabeles en las piernas que les sirve también para
mantener el compás de la danza, alpargatas y medias blancas.
A veces esos danzantes van precedidos por mujeres, o Mama
Danzas, que representa a las sacerdotizas que enseñaron a bailar a los
danzantes.
Con los cascabeles, que llevan suspendidos en sus pies, se
quiere representar el generar la lluvia y es purificador del ambiente y de la
fiesta.
Tras cada grupo de Danzantes o de compasar hay una orquesta o
banda que va tocando el ritmo a los bailarines. Pues en el desfile no
interviene sólo danzantes, mas de setenta comparsas de todo el país intervienen
en él aportándole coloridos y músicas diferentes.
Además el desfile no es sólo el del sábado, tanto el viernes
como el domingo hay desfiles. El del domingo, menos famoso, posiblemente sea
más auténtico pues en él participan danzantes indígenas. Aquí unas fotos de esas comparsas.
No se puede hablar de estas fiestas sin hablar de los
organizadores: los fiscales y los alcaldes que están al frente de los gastos y
el control de las mismas. Son elegidos anualmente y son muy importantes en el
desarrollo de la fiesta. Y, como en todas las comparsas, ellos también van
distribuyendo algo de bebida durante el paso del desfile.
Y estaba decidido a hacerlo. No podía irme de Ecuador sin
probarlo. Tenía el cuerpo hecho a ello. Y la experiencia fue de lo más
agradable.
Me invitaron el domingo por la mañana a probar el Cuy. Y dije que sí. ¿Qué cuál fue mi impresión? Pues pedí la parte
trasera por eso de no verle la carita. Cuando lo probé creí reconocer el sabor.
No me fue extraño. Una mezcla entre pollo y cordero lechal. Esa sería mi
definición. Me gustó. Y me alegro, pues me dijeron que me iba a gustar. Faltaba un poco de vino tinto que hubiera realzado el sabor.
Conseguí hacerlo y no me arrepiento. Completa mi estancia en Pujilí. ¡Gracias
mi pana!
“Hasta la próxima, primero Dios”
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