Creo que todos nos alegramos cuando nuestros amigos tienen hijos. La alegría por la llegada del hijo de un amigo es un sentimiento natural que se puede expresar con orgullo y conmoción. Es como si los amigos se hubieran duplicados. Los vemos y vemos a ellos. Algunos con el tiempo, se parezcan o no, tienen sus gestos, su forma de andar, sus tic. Los amamos, los agarramos, los besamos... son también algo nuestro en la medida de que el amigo lo es también. Escribe Khalil Gibran, hablando de los hijos: "Tus hijos, son hijos e hijas de la vida deseosa de si misma". Tener un hijo es ampliarse, extenderse, ensancharse. Son parte de uno. Por eso darías tu vida por ellos, tengan la edad que tengan.
El amor, en su estructura más auténtica, implica alteridad, es siempre un don, significa salida de sí para convertirse en entrega al otro. Nos recuerda Dan Brown, parafraseando las palabras del Evangelio: "Ningún amor es más grande que el de un padre por su hijo". En principio parece una contradicción, ellos son hijos de la vida y a la vez los padres tienen el amor más grande hacia ellos.Un padre, madre, ama inmensamente a sus hijos y sin embargo ellos no les pertenecen. La razón y el amor está dirigida al mayor beneficio del hijo. Al deseo del mayor esplendor de el mismo. Y por ello, por su libertad, uno abre la mano para que vuelen, y se separen.
No nos queda más que aceptar y darle gracias a la Vida por haberles dado la vida. Lo demás depende de ellos.
¡Hasta la próxima, primero Dios!
P D. La amistad es una relación entre dos o más personas que implica dar y recibir cariño, apoyo, cuidado y proximidad física. Algunas de las bases de la amistad son la confianza, el apoyo emocional, la comunicación profunda y la aceptación del otro tal y como es. Ninguna amistad esta basada en el interés, sea cual sea éste.
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