"La paz interior también es una forma de éxito" ha subido a la red mi amiga Shirley Martínez de Huehuetenango.
Este domingo a la hora de almorzar he abierto la puerta de la casa. Hacía un magnífico día y sentado a la mesa se veía el arroyo Galindón que pasa por delante de mi casa rodeado de grandes árboles. Y me quedé un rato contemplándolo. Estaba sólo e iba a almorzar. Y estuve así un buen rato.
Simplificar nuestra vida. Preguntarnos si estamos haciendo lo que realmente nos gusta. Tener la conciencia tranquila. Practicar la gratitud, pues siempre hay algo por lo cual dar gracias. Aprender a valorar las cosas sencillas, las que damos por descontado, y a las que no damos normalmente importancia. Dar sin esperar recibir algo a cambio y reencontrar el placer que implica el acto de dar. Aprender a vivir plenamente el presente, dejando ir algunos pensamientos. Practicar el desapego a las cosas y a las personas. Tener una visión positiva de la vida. Estar cercanos de los que queremos y nos rodean y disfrutar con ellos. Vivir y disfrutar de la vidas sin importarnos de lo que no tenemos. Controlar en cada momento nuestras reacciones y palabras para que nadie ni nada nos turbe ni turbe a lo que nos rodea. La sonrisa sincera te hará relativizar todo aquello que quiera o pretenda ir a desestabilizar tu vida.
Entonces me vino a la mente el reciente fallecimiento de mi hermana María del Carmen y su lección de vida y de cómo enfrentó la muerte. También mi próximo viaje a Guatemala y la tarea que tengo que hacer antes de irme. Y lo vivo serenamente.
¡Hasta la próxima, primero Dios!
Repasando mis crónicas ya en 2016 escribí una llamada "Fortaleza interior". Conforme escribía esta iba pensando que quizás ya había escrito sobre ello, y efectivamente así fue.
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