
Con un tiempo extraordinario, calor relativo durante el día y más fresco en la noche; con más ambiente en el pueblo debido a los forasteros que o bien vienen a sus casas cerradas durante todo el año, más de la mitad de ellas, o personas que vienen a pasar el verano o parte de él, a las casas que se alquilan; con el reclamo turístico de la playa fluvial, única en la provincia de Sevilla, en plena ebullición después de que cerrara el año pasado; y sobre todo los amigos y familiares que vienen a la mía en este tiempo.
Ha sido un gran momento, como lo fue también en julio. Compartir con todos ellos me hace feliz. Lo mismo disfruto en la soledad, como en compañía. Las charlas durante las veladas inacabadas de cada noche o el paseo por lo alrededores o el compartir unas cervezas en el chiringuito son únicas sea quien sea aquel con el comparta unos días en mi casa.
Vino, entre otros mi amigo Antonio Citro de Bisceglie en la Puglia. Intenté hacer con él lo mismo que él hace cuando voy a visitarle. Enseñarle los alrededores ahora que tengo todo el tiempo del mundo. La anterior visita que hizo con su esposa y sus suegros trabajaba y no puede llevarlo más que a Córdoba y mostrarle Sevilla. Esta vez le llevé a Granada y a Faro. Me encanto poderlo hacer.
Amigos de Paradas, de La Campana, de Alcolea del Río, de Sevilla, de Córdoba y familiares completaron éste mes fabuloso. Y además otros que vinieron a pasar el día o a cenar vecinos de San Nicolás.
Ha habido de todo. Un amigo hizo con nosotros unas pruebas de luz preciosas.
¡Hasta la próxima, primero Dios!
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