Me he llevado un mes sin subir crónicas. Desde escribir cada semana, los domingos, a no hacerlo, tiene que haber una razón, o varias.
Quizás no haya que buscar mucho para concluir que cuando no se hace es porque no te apetece y punto. Y eso es así. Y ¿no te apetece por qué? y ya la volvemos a liar.
En este mes de julio - agosto he vivido muy entregado a los familiares y amigos que visitan mi casa. No tengo mucho tiempo para aislarme y escribir. He visitado también a algunos amigos, o he ido a algún espectáculo, lo que no permite tampoco subir crónicas. Cuando estoy en casa, si estoy sólo, me dedico a las tareas propias de la casa. El patio - huerto, limpieza, macetas - me lleva mucho tiempo; las compras también; las tareas de la casa si no las hago yo, no las hace nadie; es verano y se duerme más (la bendita siesta); el fútbol me apasiona, y mi Sevilla me ha quitado, y me va a quitar a día de hoy, también horas.
En fin uno se ha dedicado a lo inmediato, a lo que le venía encima, a disfrutar de la casa, a intentar pasar el calor de la manera más suave y disfrutar de la compañía que tenía.
Y este ha sido el resultado: casi más de un mes que mi vida, desarrollada de manera silenciosa y tranquila, ha resultado agradable y pacífica. O sea de lo más normal posible.
Las fotos me ayudan a recordar lo que he vivido.
¡Hasta la próxima, primero Dios!
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