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Enfermedades
Comencé el mes con una cirugía menor en la oreja, sin más importancia, en el hospital de Constantina.
Continué unos días después con un episodio, aún no determinado, que me produjo la pérdida del habla y la paralización del lado izquierdo del cuerpo. Esto desapareció a lo largo de unas horas, pero me supuso pasar más de 36 horas hospitalizado. Fue un gran susto que se solucionó positivamente, gracias a Dios.
Pero lo peor llego unos días después. No recuerdo haberme sentido nunca tan mal. Y no era que tuviera un dolor concreto.
Desde hace unos años padezco de faringitis crónica. Mi garganta es un sitio sensible y tengo dificultad para respirar en lugares fríos y húmedos. Y San Nicolás reúne estas características en invierno. Para ello tengo distintos medicamentos. Y a esos me agarraba tras un semana con un refriado que iba cada vez a más.
Estaba en la cama y no podía respirar, me dolía la espalda, el pecho y la cabeza. Tenía mucha mucosidad. Llenaba la cama de sudor. Y tras unos días no mejoraba y... me quedaba en la cama. Estaba derrotado, como vencido. No decidí nada durante dos días. Estaba en la cama sin hacer nada, sólo, en mi casa, parecía paralizado. Ya, cuando casi no podía más, el tercer día decidí ir a la farmacia para pedir algo que pudiera curarme. Pero para ello debía tener una receta. Y me decidí ir a urgencia a Constantina a diecisiete kilómetros.
Pero lo peor llego unos días después. No recuerdo haberme sentido nunca tan mal. Y no era que tuviera un dolor concreto.
Desde hace unos años padezco de faringitis crónica. Mi garganta es un sitio sensible y tengo dificultad para respirar en lugares fríos y húmedos. Y San Nicolás reúne estas características en invierno. Para ello tengo distintos medicamentos. Y a esos me agarraba tras un semana con un refriado que iba cada vez a más.
Estaba en la cama y no podía respirar, me dolía la espalda, el pecho y la cabeza. Tenía mucha mucosidad. Llenaba la cama de sudor. Y tras unos días no mejoraba y... me quedaba en la cama. Estaba derrotado, como vencido. No decidí nada durante dos días. Estaba en la cama sin hacer nada, sólo, en mi casa, parecía paralizado. Ya, cuando casi no podía más, el tercer día decidí ir a la farmacia para pedir algo que pudiera curarme. Pero para ello debía tener una receta. Y me decidí ir a urgencia a Constantina a diecisiete kilómetros.
Gracias a ello pude hacer frente a esa situación. Al llegar a urgencia tenía fiebre, aspecto del que no era consciente pero que sería la causa de que la cama y pijama aparecieran mojadas por las noches. El diagnóstico fue Neumonía Organismo NEOM. Gracias al antibiótico y otros medicamentos voy mejorando.
El malestar por el que se pasa a lo largo de una enfermedad es muy variable. Así lo he experimentado estas semanas. El estadio peor es cuando uno no se da cuenta de su situación y deja pasar los días sin tomar ninguna decisión, dejando que la enfermedad se apodere poco a poco de uno. Y no se es consciente del estado en que te encuentras porque tampoco, en mi caso, no había nadie a mi lado para hacértelo ver y tomara alguna decisión por uno. Esto es achacable solamente a mí.
Aún, cuando estoy escribiendo esta crónica, no estoy curado del todo, pues me quedan unos días de tratamiento, pero los síntomas han remitido.
En todos estos episodios debo reconocer el trato y la eficacia del sistema público de sanidad. Gracias a todos los que han estado cercanos en estos días, preocupados por esta situación.
Aún, cuando estoy escribiendo esta crónica, no estoy curado del todo, pues me quedan unos días de tratamiento, pero los síntomas han remitido.
En todos estos episodios debo reconocer el trato y la eficacia del sistema público de sanidad. Gracias a todos los que han estado cercanos en estos días, preocupados por esta situación.
¡ Hasta la próxima, primero Dios!