lunes, 24 de febrero de 2020

Soledad

Vivir solo no es lo mismo que vivir en soledad

Estoy de acuerdo con esta frase de Jean Paul Sartre. La soledad, en una de sus acepciones, es un sentimiento de tristeza o melancolía. Ella puede ser, y vivirse, como negativo. La soledad es, por lo tanto, una experiencia subjetiva. Estar, vivir, solo no significa necesariamente que uno se sienta en soledad. Es difícil desmontar la creencia de que vivir solo es algo dramático, pero lo que sería dramático es vivir el sentimiento de soledad. O dicho de otra manera si busca la soledad por tu propia voluntad es magnífico, si la soledad te la imponen, o no tienes otra posibilidad, es un infierno.
Esta reflexión lo he  vivido más en este mes en el que he estado enfermo. Vivir solo puede, y lo es en mí, una opción válida. No he experimentado la soledad. 
La felicidad no depende de que tengas a alguien al lado sino que depende de ti mismo, de tu iniciativa, del pensamiento positivo y de tu nivel de bienestar.
De este modo, puedes desarrollar muchas inquietudes y potencialidades en la rutina diaria. Por otra parte, merece la pena que te animes a vivir en positivo, que seas capaz de dar lo mejor de ti mismo y que no por el hecho de estar solo termines encerrándote en ti mismo. 
Hay que aprender a estar solo, a amar el silencio, amar tu propia voz, disfrutar de tu compañía, y sentirse cómodo estando solo con tu propia alma. 
El estar solo revela la mejor versión de nosotros mismos, y nos permite encontrar nuestro verdadero ser. Nos permite reflexionar, meditar, nos permite descubrirnos y conocernos, porque es en ese silencio como podemos escuchar nuestra voz interior. 
La soledad en compañía


Se pude sentir la soledad estando en compañía. Hay que aprender a separarte de aquellas personas que no te permiten ser tú mismo, aquellas personas que no te permiten crecer y evolucionar
En multitud de ocasiones, algunas personas se quedan años y años al lado de otras, que les hace más mal que bien, simplemente por ese miedo intenso a quedarse solos. Prefieren pasarlo mal a dar el paso a encontrarse con ellos mismos. Es esa falta de seguridad y confianza en uno mismo lo que les hace estar angustiados. 
Hoy en día vivimos en lugares abarrotados de personas y estamos increíblemente conectados entre nosotros gracias a las redes sociales. Puede ser que quizá esto no te baste, y te sientas solo por el hecho de estar soltero o vivir completamente solo, pero me reitero que el problema no es ese, sino tu manera de verlo, el diálogo que estás manteniendo contigo mismo sobre ello. Eso es lo que te hace estar ansioso o deprimido, o sentir ese gran vacío interior. Si necesitas a alguien a tu lado para poder vivir feliz esto puede ser algo falso, ya que la realidad nos demuestra que todos debemos dar en nuestras relaciones y ¡qué vas a dar si no tienes nada en ti mismo! 
La buena compañía con nosotros mismos es el soporte de nuestro bienestar. Quien no sabe vivir solo, será difícil que sepa vivir en comunidad. Recuerda que estar solo no es lo mismo que sentir la soledad.

Relacionarse con los demás
Este fue el tema de una de mis anteriores crónicas. Para encontrar el equilibrio personal hay que relacionarse con los otros. Para ello hay que gestionar el tiempo personalmente para también rodearse de gente. La soledad no es buena si la transformamos en un estilo de vida continuo. 
Ábrete al mundo y conoce a gente libre de prejuicios. Hay que recordar que siempre somos para los demás. Para ello debemos ser consciente que todos los seres humanos, vivamos solos o acompañados, somos sociales por naturaleza, nos gusta sentirnos acompañados y sentir que le importamos a alguien o a muchos. Por lo tanto, otro paso es darte cuenta de que hay millones de personas ahí fuera deseando conocerte y tú conocerlas a ellas. Pero has de abrirte. 
No hay que cerrar las puertas a la esperanza de vivir tu vida con ilusión y con felicidad. Para evitar la soledad puedes hacer planes con amigos, tener proyectos profesionales, espacios para el ocio, participar en actividades de voluntariado, practicar la espiritualidad. Saber estar solo es fundamental para conocernos y relacionarnos con los demás, no lo olvides. 

El estar solo es fuente de muchos beneficios:
-Estar solo al menos unas horas al día es necesario. Necesitas aprender a convivir contigo mismo. Para "no estar con mala compañía", como diría Jean Paul Sartre. Si evitas decir que no a lo que no te gusta por miedo a quedarte solo, entonces, tienes pánico a la soledad y eres dependiente emocionalmente. No te preocupes, todo puede mejorar, pero recuerda que el objetivo principal es que tomes las riendas de tu vida. Debes ser claro y exponer tu situación ante ti mismo. Si no te sientes con valor para exponer tus ideas y sentimientos, acude a un experto que te ayude.
-Anota tus pensamientos. La gente huye de la soledad, pero también puede evadirse de sí misma. Prefiere no enfrentarse a sus temores. Apunta en un cuaderno tus pensamientos negativos y reflexiona sobre ellos. Advierte que ideas te asustan y procura pensarlas de otra forma; reenfocarlas. Cuando te asalte un temor, contraréstalo con un pensamiento positivo.
-Trabaja tu autoestima. Realiza lecturas que te impulsen a reflexionar, que te ayuden a tener conciencia de tu situación. Aprende de todo lo que te ocurra.
-Medita. Practica meditación te ayudará a conocerte mejor. Y si eres creyente en Cristo recuerda que Él oraba a su Padre solo: "... con frecuencia Él se retiraba a lugares solitarios y oraba" (Lc 5:16) .
-Retoma tus aficiones si las has dejado. Recuerda qué te gustaba, con qué te divertías y foméntalo.
Todo esto puede alejar el sentimiento de soledad, potenciar tu personalidad, aumentar tu felicidad, aportar a los demás de una manera positiva.

La compañía de mis amigos
Durante este mes de enero y febrero he experimentado la compañía de mis amigos que, enterados de mi enfermedad, me han llamado o han venido a visitarme o me han mandado mensajes. Esto no es soledad.


¡Hasta la próxima, primero Dios!