sábado, 30 de marzo de 2019

Senderos

Poder pasear por los alrededores del pueblo es una de las tareas que ocupa mis días en esta etapa de mi vida. No es que lo hagan con asiduidad, al contrario lo hago menos de lo que debería. Depende cómo me sienta en cada momento, en concreto como me levante de descansado pues, aunque duermo muchas horas, algunos días me levanto sin muchas ganas de hacer nada.
Pero procuro que no pase la semana sin hacer algún paseo. Que viva en pleno Parque Natural de la Sierra Norte es algo que añade una buena dosis de elementos únicos para disfrutarlos. Y según me encuentro hago paseos mas cortos o más largos. Pero siempre paseando, a mi ritmo. Además siempre que vienen amigos les invito a hacer algunos de los senderos que hago.
Pasear es estar en constante estado de contemplación de la naturaleza, es pensar en todo lo que te rodea, es maravillarte de lo que ves, es estar dándole vuelta a lo que vives, al por qué de las cosas, a tu vida, a lo que tienes que hacer... siempre desde una relación directa con tu manera de sentir y de creer. Es un momento claro de darle gracias al Creador. 
Estando en contacto con el medio ambiente  notamos una gran calma interior, se relaja nuestra respiración, aminora nuestro pulso, baja la presión arterial, somos más propensos a la meditación. 
Tengo la suerte de que tanto por delante como por detrás, mi casa esta rodeada de naturaleza. 
El paseo que me es más cómodo es ir y volver a El Martinete por la carrera y volver por la vía verde. Ir paralelo al río es muy gratificante pues es el ruido del agua, y el correr de ésta, me hace sentir bien. Bueno, creo que a todo el mundo. El bosque de galería me acoge con todo el agradecimiento por mi parte. Este paseo, a mi paso, dura una hora y cuarto. 

Si me encuentro con ganas de andar, entonces tomo hacia la vía verde y la tomo bien hacia el Cerro del Hierro o hacia el Batán de las Monjas
Es cómoda porque está asfaltada, pero es difícil salirse de ella. Esta todo alambrado.
En el recorrido te encuentras a algunos vecinos de San Nicolás por ella, bien sea a pie o a bicicleta. Esto pasa solo en los días entre semana y fuera de periodos vacaciones porque de lo contrario hay más gente, mucho de ellos foráneos.
Como en cualquiera de las rutas, en ésta te encuentras dentro de lo que es la dehesa con fincas que se dedican a la ganadería porcina o bobina. 
El valido de las ovejas madres y el de sus corderos te acompaña por el camino. También en este tiempo de comienzo de la primavera es agradable ver la cantidad de florecillas al borde del camino.

Por último, y este es más raro que lo haga, tomo el camino de la dehesa. Desde mi casa, siguiendo mi calle, a unos quinientos metros ya me encuentro en medio de ella. Es el camino que lleva a Alanís desde San Nicolás a través del campo. Más tarde tomo a la derecha, por la vereda de Las Navas, y al cabo de un trecho vuelvo a tomar a la derecha hacia San Nicolás. A mi ritmo tardo casi tres horas el hacerla. 
Es el camino más natural, más solitario, metido entre muchas explotaciones agrícolas dedicadas a la ganadería: vacas, caballos, cerdos y ovejas son los que se pueden observar en este trayecto. 
Ver a la orilla del camino, tras las alambradas, a inmensos cerdos que están tumbados  o comiendo o mirándote, casi mimetizados con la tierra, es algo asombroso. 

Soy consciente de que tengo la suerte que vivo prácticamente en un espacio verde, rodeado de una vegetación que permite, o aumenta, la relajación de la mente, y que me ayuda a mantener una sensación de bienestar personal. El contacto con la naturaleza, mirar los árboles, contemplar un paisaje montañoso, sentir el viento o escuchar cómo suena el agua, me permite aumentar la armonía, mejorar el estado anímico, y agudizar la concentración y la memoria.

Me gusta caminar en medio de la naturaleza porque las mejores partes de la misma sólo se puede experimentar a pie. Lo mejor para aproximarse a ella y sumergirme en su paz y belleza es caminar , pasear.
Una caminata, además del beneficio físico y de quemar calorías, me aporta una buena dosis de vitalidad y energía.
Y estos senderos se complementan con otro gran paseo que se puede hacer en San Nicolás como es la visita al Cerro del Hierro. Esto es otro recorrido especial.


¡Hasta la próxima, primero Dios!



jueves, 7 de marzo de 2019

Casi en primavera

Va brotando
Tras unos meses de frío intenso, propio de la estación y del lugar en el que vivo, llegó un momento de intervalo dando paso a unos días pre-primaverales que nos alegraron a todos. Al ampliándose el horario solar nos llenamos de más vida todos. 

Y también la vida en las plantas y árboles comienza a desplegarse. Y eso nos ilusiona pues nos aporta ese deseo de vivir más plenamente. 

Ver cómo van abriéndose los brotes de los rosales, de los ciruelos o del membrillo manifiesta que, tras el frío del invierno la vida, que siempre ha existido como aletargada, vuelve a despertarse para beneficio de personas y animales. 
Lástima que aquí hay que tener un poco más de paciencia ya que al estar a una altitud elevada, a veces, puede bajar la temperatura y marchitar esos brotes que ya van saliendo. La floración va un poco más despacio. Pero aún despacio merece la pena estar en este tiempo. 

Una boda muy entrañable

Así fue la boda de Alberto y Mikki. Una boda en la que me sentí muy a gusto y que fue muy especial por varios motivos. En primer lugar, y así debería ser, por el amor que se observa entre los contrayentes. Aunque esto no debería ser noticia en una boda, se sentía esa complicidad de los novios en ese día tan especial.

La ceremonia tuvo ese carácter de originalidad que nos atrae. El hecho de que los contrayentes fueran de confesiones diferentes, católico y luterano; de lenguas distintas, castellano e inglés; de culturas diferente hasta en el estilo de los esponsales. Todo se "casó" muy bien. 
Y esto se mantuvo durante todo el día ya que todo estaba previsto, todo funcionó a la perfección, todo salió como debería funcionar.
Me encantó ser invitado y participar de ese acontecimiento familiar de los Albarcas - Vargas y de la familia norteamericana de Mikki. El "Tu eres de la familia", que me contestó Alberto después de ese día me llenó de alegría. 


Y es verdad que tanto él, como sus padres y hermanos, me agasajan con su cercanía y cariño. La advertencia de Fabiola, nieta mayor de la  familia, cuando me vio - "¡No me has dado un beso!" - es de los reprochen más agradables que me han hecho nunca.

Creo que más o menos hay un consenso generalizado de que a veces nos pasamos en las celebraciones, pero también es verdad que es la única ocasión donde tanta gente que conocemos, familiares y amigos, se reúnen todos juntos en torno a un acontecimiento importante para las personas.
Grupo de amigos que coincidimos en la celebración de la boda.

¡Qué tengas mucha suerte amigo!
Foto del momento en el que 
esperaba para pasar
Un amigo, de los muchos que hice en Guatemala, estaba hace unos días cerca del río Bravo, que separa México de Estados Unidos, esperando el momento para pasar la frontera.
Es la segunda vez que lo intenta. La otra vez lo aprehendió la policía de fronteras, o de emigración, y estuvo un mes en la cárcel incomunicado hasta que lo deportaron.
Muchos jóvenes de centro-américa, como en otros puntos del mundo, ven en la emigración la única posibilidad de salir del estado de postración que viven en sus países. 
Y este es el caso no sólo de este amigo, como de otros que conozco. Unos han tenido la "suerte" de poder lograr pasar y poder trabajar y otros no. 
Como me han contado algunos que han utilizado este paso para entrar en EEUU se tarda de cuatro a cinco días el atravesar a pié el desierto.
Deseo poder recibir la noticia de que éste amigo haya alcanzado su destino. Esto lo escribo cuando ya han pasado cuatro días de la última conversación.
¡Hasta la próxima, primero Dios!

Unas amigas con las que siempre he mantenido una muy buena relación.