miércoles, 29 de octubre de 2025

De casa a casa

Salí ayer desde Atlanta hacia Stockton, cerca de S. Francisco, pasando por Los Ángeles . Me ha llevado casi un día entero viajando.
Atrás queda, además de los momentos de celebración propias de la participación en una boda, unas vivencias especiales surgidas por estar viviendo en la casa de la familia de Alex, Jennifer y Marvin. Los cuatro días compartidos con ellos hacen que mi viaje adquiera un valor añadido, púes es muy diferente viajar alojándote en un hotel impersonal y frío, a convivir dentro de una familia, en su hogar, compartiendo su vida. No todo el mundo está preparado para ello. Y lo agradezco mucho.
Sobre todo valoro el haber tenido tanto tiempo en mis brazos a ese pequeño personaje de dos años llamado Marvin. 
"Ahí tienes a tu nieto", me dijo Alex cuando me lo entregaba al montarnos en el coche en el asiento trasero. Sentir como acariciaba mis manos al quedarse dormido, como jugaba con mis dedos intentando contarlos en voz alta, como agarraba mi mano llevándosela a su cara, como me alzaba los brazos para que lo cogiera... me llenaba de alegría y me conmovía.
No me esperaba sentirme emocionado tanto cuando me despedía de ellos como ahora que lo pongo por escrito. Gracias familia.
El viaje hacia Los Ángeles normal. El usar el servicio de silla de ruedas magnífico. Te esperan, te recogen y te llevan donde tu vayas. En mi caso a recoger el equipaje y llevarme al autobús que llega a la Estación de Autobuses.
Fui, vi donde estaba, y decidí a ir a Hollywood. 
Gracias a Alejandra, una mexicana que estaba en la taquilla del metro. Me atendió con toda la tranquilidad del mundo. Me explicó dónde estaba la calle de la fama. Que línea tenía que tomar. Me dio un plano con el punto de partida y el de llegada. Medió el billete de persona mayor de 65 años. ¡No se creía mi edad! ¡Me ven más joven! Jejeje. El precio un dolar y medio ida y  vuelta.
Al llegar hice fotos, recorrí la calle, almorcé y tras hora y media volví a la Estación.
Esperé una hora y subí a él.
Viajar por carretera te permite conocer el paisaje, el medio, los cultivos del lugar, los medios de transporte que circulan por la carretera, las ciudades por las que cruzas. Requiere más tiempo, pero es más vivencial que cuando lo haces en avión. Y eso me pasó al viajar hasta Stockton.
Tras nueve horas de bus llegué. Tuve que hacer unos 25 minutos andando a las dos de la madrugada por una avenida amplia, sin nadie en la calle, con grandes edificios monumentales, sin coches, hasta llegar a casa de Luis, María y Wrayan. Y como en la familia de Atlanta, aquí vive con ellos un familiar de Luis. 
Un apartamento modesto, acogedor, donde pude por fin descasar, tras veintitrés horas de viaje, en Stockton, una ciudad que tiene el nombre de un militar de la Unión que venció a los que defendían la independencia de California. 

¡Hasta la próximo, primero Dios!


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