Como es posible que lean este blog personas que por primera vez lo hagan, tengo que advertir que en él escribo lo que deseo manifestar sobre mi vida, lo que siento y lo que pienso sobre determinados asuntos. Y que si alguna vez alguien, que yo haya nombrado o recogido algo dicho por él, quiere anular, modificar o ampliar lo escrito, me lo dice y en paz. Este es mi blog personal.
Dicho esto, prosigo con lo que he vivido en el día de hoy. En la habitación del hotel iba a vestirme pensando qué me ponía. Había traído un pantalón para la ocasión, pero se manchó y sólo tenía el vaquero. Tenía varias camisas, opté por la crema. Y tenía la corbata de la boda. ¿Me la pongo? Pues sí. No suelo llevarla más que en fiestas. Y me dije que hoy era un día especial. Aunque soy un simple portador, estoy llevando el deseo de mucha gente de mi pueblo. Este es un día para recordar. ¡Me la voy a poner!
Cuando llegué vi que no desentonaba. Benjamin la llevaba puesta. Respiré tranquilo.
Menos mal de que existe el GPS. Me llevó cerca del edificio municipal, pero yo debía aparcar. ¿Dónde?
Me puse a conducir por las calles aledañas y encontré un aparcamiento. Después otra vez el GPS y, andando, me llevó al Ayuntamiento. Si véis el edificio en la crónica anterior es inmenso.
Tenía dos torres y me decidí por una. Acerté. Me paró el municipal de la puerta. ¿Dónde crees que vas jovencito?, pienso que me dijo en inglés.
Yo, con la única frase que sé en inglés le dije: "Sorry, I don't speak english". Y me dijo: "¿Español?" "¡Claro!" Y ya surgió la conversación. En la próxima crónica hablo de ella.
Me dijo Dónde se encontraba Benjamin y subí al piso 11.
En la planta, al lado de los ascensores y delante de una puerta, en un escritorio, un joven. Le pregunté por Benjamin, hablaba español, y me dijo que no estaba. Mi sesación, mi instinto, era que no me estaba diciendo la verdad. Porque cuando alguien miente, aunque sonría, su energía lo delata. Le dije: "¡Sí está! Tengo ahora una cita con él"
Entonces salió Benjamín. Con una sonrisa me dio la mano diciéndome que no hablaba español. Le dije que buscará a una persona que pudiera traducirnos. Volvió a entrar y salió con una mujer que hablaba perfectamente el español. ¡Así, sí! ¿Cómo me iba a entender lo que le tenía que decir?
Le expliqué de qué iba la carta a la mujer y le pedí que se lo tradujera. Le solicité que registrara la entrada de la carta y se miraron los dos como si le hablara en chino. No tenían. Todo va por línea.
Entonces le pedí que me firmara las dos cartas, pusiera su cargos y su nombre. Lo hizo. Y sacaron algunas fotos.
Entonces pensé que debería poner la fecha. Se lo dije a la mujer y la puso ella. ¡Y se equivocó de día! ¡No habría dormido bien y pensaba que hoy era aún ayer!
Nos hicimos otras fotos. La mujer, no le pregunté el nombre, me preguntó si había una dirección a la que responder. Y mirando la carta de ayuntamiento, en pequeñito, aparecía el correo electrónico. ¡Muy bien, señora!Y así pasó el encuentro. De pie, en la entrada, correcto, con sonrisas y buenos deseos. !Esperemos!
A la salida entraba el alcalde, le saludé con la mano, me respondió, y no me atreví a decirle nada, estaba rodeado de policias. Solo le hice una foto.
¡Hasta la próxima, primero Dios!






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