martes, 30 de septiembre de 2025

Acabando septiembre

Estamos en el último día del mes de septiembre. Este mes pasado me encanta. Ahora que ya estoy jubilado y antes cuando comenzaba el curso tanto en el Instituto como en la parroquia.

En el instituto el día uno del mes de septiembre llegábamos todos los profesores. Los que ya estábamos y los que se incorporaban de nuevo. La bienvenida a estos me parecía un momento muy particular.  Algunos ya venían de IES anteriores, pero otros venían por primera vez, tanto interinos como los que había aprobado la oposición  y se incorporaban por primera vez. A todos intentábamos estar más tiempo con ellos, enseñándoles el instituto, dándole el horario, tomando un desayuno con ellos. Esos días, sin escolares aún, eran muy importante para la buena marcha del curso.  

En la parroquia, aunque diferente lógicamente, era un tiempo para programar el curso desde el Consejo Pastoral presentando la esquema de la programación general del mismo, el calendario, y proponiendo desde ella que cada grupo elaborara su propia programación. Las reuniones con los padres de los diferentes grupos de catequesis o del junior era también un momento muy especial, igual que las primeras reuniones con los grupos de confirmación, de catequistas o de las diferentes comunidades.

Me gustaba este mes de septiembre. El recuerdo lo vivo como muy cercano aunque sea lejano en el tiempo. 

Pero este mes de septiembre, lo he vivido relajado y a la vez muy intenso. He estado unos días en la playa, con mis amigos Amparo y Salvador. Me he acercado varias veces al pueblo de al lado, Las Navas de la Concepción, en los que tengo muy buenos amigos. Allí participé por primera vez en la procesión de la Virgen de Belén por las calles del pueblo. También disfruté de visitas de diferentes amigos.

Pero lo que me ha ocupado más tiempo es en la programación de los viajes que haré en octubre, tanto el de Marrakech como el que haré a EEUU. Para el primero tuve una reunión con todos los participante en Paradas. En Marrakech ya he estado. Es mejor decir esto qué: "ya lo conozco". No se conoce en totalidad una ciudad. Y cuanto más grande es sería más atrevido decirlo. Creo que me encantará estar de nuevo en ella. 

Y en EEUU tengo una programación muy intensa para los quince días que estaré allí, pero he disfrutado mucho. Se disfruta preparando un viaje investigando el destino, como llegar, cuantos kilómetros haré, buscando boletos de bus, alquilando el cocha, buscando los hoteles, creando un itinerario equilibrado que combine planificación y flexibilidad, organizando la logística y presupuesto con antelación, y manteniendo una mentalidad abierta para afrontar imprevistos. Además, planificar la ruta, preparar adecuadamente el equipaje. En fin hacer que la preparación sea parte de la experiencia del viaje.

Viajar te causa muchos placeres desde el comienzo en el que eliges destino y te estás imaginando allí. . Te imaginas los paisajes, la cultura, los lugares por los que perderte y por que no, la aventura improvisada. En el transcurso en el que estás preparando un viaje también se disfruta mucho descubriendo cosas que quieres ver. En mi caso es en el Cañón del Colorado. Yo leo mucho sobre mis destinos en internet y me encanta ir descubriendo cosas mientras leo artículos y blogs de otros viajeros que han estado allí. Esto para mi es fundamental, la ayuda de alguien que haya estado en los lugares que yo voy a visitar y los consejos que pueda coger de cada uno de ellos. También estar desde antes de ir con los amigos a los que voy a ver en este viaje. Y en concreto poder estar con Alex en su boda, motivo de mi viaje a EEUU. 

En las fotos algunos momentos que he vivido en este mes de septiembre.




¡Hasta la próxima, primero Dios!


jueves, 18 de septiembre de 2025

En este blog intento mostrar lo que vivo, siento, deseo, pienso... Hay otros aspectos que proceden de lo que existen en el mundo que intento no poner por escrito, salvo lo que afectan directamente. Quizás, y sin quizás, no deja de ser un acto egoísta, pues afectan a la Humanidad, y por tanto, me afectan a mí.
Acabo de leer que el ejército israelí, el miércoles, advirtió al medio millón de civiles que todavía permanecen en el área que se vayan en 48 horas y ha intensificado los ataques aéreos y con drones y el fuego de artillería. 
¡No, no puede ser! Así no se debe actuar. Atacar a una población civil es un delito. El Derecho Internacional Humanitario (DIH), también conocido como el “derecho de la guerra”, protege a las personas que sin participar en las hostilidades, sufren directa o indirectamente los efectos de la guerra. Salvar vidas y aliviar el sufrimiento humano son los principales objetivos de estas normas que son universales y han sido ratificadas por la mayoría de estados de los cinco continentes.
No, Israel tiene todo el derecho, como todos los estados, de defenderse; pero no puede, queriendo acabar con Hamas, atacar a todos los habitantes de Gaza. No, no debe. No hay justificación ninguna. Es como si el gobierno de España para acabar con ETA hubiera bombardeado Bilbao o San Sebastián. Desde ningún punto de vista es aceptable. ¡No!


¡Hasta la próxima, primero Dios!

domingo, 7 de septiembre de 2025

Las madres

Este miércoles miraba y, sobre todo, escuchaba con atención, lo que me decía mi amigo sobre el fallecimiento de su madre. Cuando estaba hablando descubría también cómo se encontraba él. Y me llamaba mucho la atención. Estábamos sentado en un bar, junto con su esposa. frente a frente y sentía que expresaba, desde el fondo de su ser, una cierta amargura, una perdida de sentido de su vida. Lo miraba fijamente y me encontraba viviendo su situación. En silencio, llegando a  descubrir lo profundo de lo que decía y su situación de sentirse mal. Me decía que a su hermana, su madre, la veía como una hija; pero que a él lo sentía como algo más. Él era para ella,  su sostén, su apoyo, su referencia. Por lo que él siente todo ello muy profundamente. Podría decir que su ánimo estaba por los suelos. Ver como una persona se abre en canal, descubriendo cómo está sin ningún tipo de autocensura, te hace sentirte privilegiado por la confianza que ello supone y también con la obligación de intentar ayudarle en lo que sea posible.  

Conozco a él y a su familia desde hace varías décadas. Nuestra relación es muy cercana. He vivido con ellos momentos importantes de sus vidas. Puedo decir que somos amigos. Su madre era mayor. había tenido alguna enfermedad importante de la que había salido felizmente. Recientemente había tenido algún bajón importante hasta su deceso. Cómo la misa funeral es esta semana que entra, quería verlos antes de ella. Y fue todo un acierto por lo que pudimos hablar e intentar dar pistas para salir de esa situación en la que se encontraba. Cuando nos despedimos le dije que era necesario que tuviera un tiempo de parón en su trabajo y que se dedicara a ir reconstruyendo su vida desde los fundamentos que siempre han tenido.

Pero no ha sido él el único que ha perdido a su madre esta semana. Una amiga mía me informaba que su madre había fallecido y que el entierro era hoy. Ayer estuve con ella y con su familia en el tanatorio un buen rato. Y nuestra conversación fue muy importante. Me fui de allí muy contento. La situación en esta ocasión ha sido un poco diferente. Ella y su familia estaban muy serenos, aceptando la muerte desde una dimensión de fe, de esperanza. También los conozco desde hace años. Compartía con ella y con su marido un espacio de formación cristiana. Su madre era una mujer creyente. Y eso se manifestó en la celebración de la misa de hoy preparada por los hijos y amigos. Se vivió de una manera profunda.

Le escribía a ella esta mensaje hace unas horas: "Espero que hayas descansado. El funeral de tu madre ha sido un impresionante momento de fe. Creo que ha sido una eucaristía muy profunda: momento de fe, contenido extra de evangelización, catequesis sobre la vida de un cristiano, testimonio de una vida dedicada a la difusión de la vida de Jesús, liturgia como expresión de la esperanza en la Resurrección... Me ha llenado mucho. Gracias a tu madre, gracias a vosotros, gracias a Dios. Ni un minuto de tristeza. Gracias hermanos. Os quiero". 

Ella me contesta: "Gracias Alfredo. Tu opinión es para mí de mucho peso, y me alegra muchísimo de que la hayas vividos así. Era esa la misión de mi madre en la vida, y la que queremos seguir llevando en la nuestra"

Las madres he titulado esta crónica. Se les quiere como ellas nos han querido a nosotros. Y en los momentos últimos de sus vidas somos nosotros los que asumimos una cierta maternidad sobre ellas, con todo lo que ello conlleva. Asumiendo el dolor de la desaparición de ellas siempre hay que resaltar el sentido, la iluminación, de aporta la resurrección de Cristo. Y esa es nuestra fe. He intentado estar con ellos en estos momentos. Y me he alegrado de ello. Compartir la vida y estar cerca de los amigos en todos los momentos conlleva tanto sufrir con ellos, como alegrarnos con ellos. 

"Hasta la próxima, primero Dios!