jueves, 27 de noviembre de 2025

Otros cincuenta años

Ya escribía en la anterior crónica que en el mil novecientos setenta y cinco terminaba los estudios de la Diplomatura en Profesorado de Educación General Básica. Éramos la promoción pionera de tener rango de estudios universitarios.Y éramos unos estudiantes que íbamos con ganas de avanzar en la nueva ley de educación, la EGB, que tan buen resultado ha dado.

Pues en el día de hoy hemos celebrado, un grupo de aquellos jóvenes, que hacía cincuenta años terminamos aquellos estudios. Ya todos jubilados, cambiados físicamente, con familia la mayoría, pero con una alegría y un saber estar que se ha ido madurando a lo largo de los años. Personalmente me costó reconocer a "algunas" de mis queridas compañeras. A algunas hacia años que no las veía. Y hemos revivido muchos momentos, contado muchas anécdotas y conocer la vida que hemos recorrido en estos años. 

Junto al río Guadalquivir, y con ambiente flamenco al final, hemos estado disfrutando durante tres horas de una comida excelente en "Lola Cazerola", con zeta. Comenzamos el almuerzo recordando tanto a los compañeros ya fallecidos, como a los que no que no han podido venir por tener a personas de sus familias enfermas. 

No hemos dejado de hablar y de escuchar. Increíble que sin verse durante tiempo nos hallamos encontrado en ambiente de una calidez superior.

A continuación voy a transcribir los mensaje en el wasap del grupo que han subido los compañeros: 

  • "He pasado una tarde súper agradable!!! MLUZ
  • "Yo también. Esto es un "lujo" que no podemos perder. Gracias Isa por convocarnos. LOURDES
  • "Yo también he pasado una tarde magnífica. Gracias a los que nos lo habéis proporcionado: CHARO BUENO.
  • "Qué bien hemos estado. Siempre contando con vuestra agradable compañía y vuestro cariño. Gracias a todos. ¡Qué nos veamos muchos años!" AURORA.
  • "Ha sido un encuentro amable pleno de cariño y hermandad. Gracias." CIPRIANO
  • "Gracias compañeros por vuestra compañía y cariño. Ha sido un regalo veros y poder compartir con vososotros recuerdos del pasado y confidencias del presente. Espero y deseo que no sea la última y gracias Isa por ocuparte" MARGARITA
  • "He estado muy a gusto con todos vosotros. Ha merecido la pena ir, aunque haya sido poco tiempo. Muchas gracias por vuestra compañía y por  organizazión". LOLA
  • "Pues sí me ha alegrado el reencuentro y que sigamos uniendo más compis, porque esto se repetirá en cualquier momento que propongáis. GRACIAS a Mari Luz, ha estado muy bien Lola Cazerola" ISA

Estas impresiones definen perfectamente lo que ha sido este encuentro. También nos han enviado mensaje algunos de los que no han podido venir deseando estar en los próximos encuentros. A mí me ha encantado el encuentro. Fenomenal todos y todas. Deseándole un fuerte abrazo a los que no han podido venir. 
Y para redondear el almuerzo, decir ¡Qué buena fecha para celebralo!

¡Hasta la próxima, primero Dios!



viernes, 21 de noviembre de 2025

Cincuenta años

Cuando escuché a algunas personas hablar de su experiencia en los días en los que murió Franco y en el que asumió el papel de Jefe del Estado el rey Juan Carlos I, creí que, como otros, podría  escribir sobre esa experiencia. ¿Qué hacía y cómo viví esos días del 20, 21 y 22 de noviembre del año 1975?

En ese mes de noviembre estaba esperando incorporarme al ejército. Había terminado los estudios de Diplomado en Profesorado de Educación General Básica hacía cinco meses en la Escuela de Sevilla. Ese año fue Delegado General de la Escuela de Magisterio. Recuerdo ese último curso, 1974-1975, como un año de intensa vida estudiantil junto con los otros delegados de facultades de la Universidad Hispalense. Año duro de represión contra las peticiones de apertura y libertad del régimen que se vivía en los ambientes estudiantiles. ¡Muy duros! Tampoco fue fácil dentro de la Escuela de Magisterio realizar las funciones de delegado. La Escuela la dirigía un tal Gil Blanes, profesor de sociología, que tenía una actitud exacerbada contra mi persona y el conjunto de delegados de la Escuela. Ese año en especial lo viví muy intensamente, pero lo hacía acompañado por un conjunto de estudiantes de los que tenía un respaldo total.

A su vez participaba intensamente en la vida del Movimiento Junior de Acción Católica. Precisamente estando en una reunión de la Comisión Diocesana del Junior, reunidos en nuestra sade del Arzobiuspado de Sevilla, fue cuando me enteré, alrededor del doce de octubre, que Franco estaba muy grave. Aún nadie sabía nada. A los cuatro días salió la noticia en los medios de comunicación. Ahí comencé a hacer el seguimiento de su enfermedad recortando las noticias de los periódicos e intentando escuchar la radió incluso las que no se emitían en España.

Cuatro días de la muerte de Franco fue el sorteo de destino dónde iba a realizar la mili. Nadie quería que le tocara ir al Sahara, donde se estaba realizando la Marcha Verde. Cuando vi que me tocaba Madrid, respiré. 

Franco murió cuatro días después. Casi toda las sociedad espñola, por no decir toda, estaba muy atentos en las noticias en aquellos días. Cada uno tenía una razón para ello. Estas iban desde el miedo hasta la esperanza. Recuerdo que tenía en aquél momento un transistor pequeñito blanco. ¡Dormía con él! 
Aquella noche, dormido y en una momento puse la radio y escuché música clásica. Esta era la señal clara que había ocurrido. Fui a la habitación de mi hermana y se lo dije. Oímos sobre las seis de la mañana como el ministro de Información y Turismo, León Herreta, el que cada día informaba de la evolución de la enfermedad, comunicaba la muerte de Franco. A partir de ahí pusimos la televisión y vimos en directo a Arias Navarro en TVE anunciándolo terminando con un gran lloro. 

Recuerdo después que me impresionó la gran masa de personas que esperaban para pasar delante de su cuerpo en el Palacion de Oriente. Eso, junto con la gran concentración del primero de octubre, me hacía pensar que el cambio iba a costar mucho. Cuando fueron las elecciones del quince de junio del año mil novecientos setenta y siete para la constitución del primer parlamento libre, esa muchedumbre no votó al partido que se presentaba como continuador de la obra de Franco. Es importante este dato.  

A los dos días fue la asunción de Juan Carlos como Jefe de Estado. Estaba en Alcalá de Guadaira, junto a Juan Velasco, preparando una de las fases del plan de iniciación del Junior, creo que la tercera. Estaba puesta la televisión e interrumpí el trabajo para escuchar la homilía del Cardenal Enrique Tarancón en la misa previa a su proclamación. Me quedé asombrado. Aunque el Cardenal nunca ocultó su deseo de una apertura del régimen, escucharle ese día delante de Juan Carlos y siendo retransmitido a toda España, comencé a pensar dentro de mi escepticismo, que algo podría cambiar en el futuro.  

Y también tenía un gran interés por escuchar las palabras de Juan Carlos en su toma posesión. Tampoco me produjo una cierta ilusión el escuchar esas palabras de que quería ser el rey de todos los españoles. 

En aquel momento mi orientación política me situaba más cercana a dudar que en creer la posibilidad de un cambio democrático. Esa era la opinión que manteníam también los circulos en los que me movía. 

A los dos meses estaba en el campamento de Colmenar Viejo en un Centro de Instrucción de Reclutas dónde al parecer no se habían enterado de que Franco había muerto. Los militares se esforzaban en mantenerlo bien vivo. Y así pasó hasta que terminé la mili en marzo del setenta y siete.

Me parece que haber vivido el tardofranquismo por mi edad, 1969 - 1975, ha sido muy importante para formarme como persona y ha sido muy importante para mis decisiones y opciones. Fue una época caracterizada por el declive físico y político de Franco, la creciente crisis del régimen, en un ambiente de desarrollo económico de la sociedad española. 

Este periodo se distinguió por el nombramiento de Juan Carlos I como sucesor, el aumento de la oposición interna y externa, una intensificación de la represión y la violencia (incluído el terrorismo), y las tensiones internas entre las facciones del régimen. 

Personalmente estando en el ejercito viví: con el gobierno de dos presidentes del Gobierno: Arias y el de Suarez, el regreso de Carrillo, la matanza de  los abogados de Atocha, el sepelio de éstos, la aprobación de la Ley de Reforma Política, el referendum de ésta,  el secuestro y liberación de Villaescusa y con el "run run" de todo lo que estos acontecimientos provocaban en la mente y en las conversaciones  de los militares. ¡Ah! Y a pesar de ello aprobé las oposiciones de magisterio en julio de 1976, cuando me quedaba aún la mitad de la mili.

 ¡Hasta la próxima, primero Dios!

lunes, 17 de noviembre de 2025

Tres momentos donde mi viaje se pudo ir al traste

Los viajes lo vivimos y disfrutamos en tres momentos: cuando los pensamos y preparamos, cuando los estamos realizando y visualizamos, y cuando  los recordamos y contamos. 

Despúes de haber pasado casi tres semanas de haberlo realizado aún lo estoy disfrutando. No sólo porque mantengo contacto con los que he vivido sino porque en mi mente está presente. No subí nada en las redes sociales, excepto en mi blog, hasta que lo hizo el ayuntamiento de mi pueblo en lo referente al hermanamiento con la ciudad de San Diego.  

Y entre mis recuerdos estan una serie de momentos que le dieron al viaje un sabor especial, tanto que hubiera cambiado mucho el mismo. Voy a describirlos:

* El día en el que partía para hacer mi viaje salí de la casa de Sevilla como un hora antes de que saliera el tren que me llevaría a Madrid. Mi avión salia a las seis de la mañana desde Madrid por lo que tenía que estar a las cuatro de la mañana en la terminal dos de Baraja. Salí a la calle y llamé a Teletaxi. Tardó unos diez minutos. Entonces pensé que tendría que haber salido antes.

Cuando llegó empezamos a hablar sobre el destino de mi viaje. Tenía muchas cosas en las manos. El sombrero, el móvil, la pequeña mochila donde llevaba el dosier con el billete del tren, y la cartera. Al llegar saqué dinero de mi bolsillo trasero para pagar. Cuando llego al control para acceder a los andenes, enseño el papel donde tengo el QDR de mi billete. Me dicen que no era ese el billete. Me pongo nervioso, me alejo, pongo en el suelo las dos mochila, el sombrero, y todo lo que llevaba en las manos. Y entonces pienso que el billete está en la bolsa de plástico donde llevo toda la programación y los boletos de mi viaje. Que está a la vuelta del papel que le he enseñado a las trabajadoras de control. Se lo entrego y me dejan pasar. Esto ha provocado una perdida en tiempo. Accedo al tren. Y pongo mis mochilas arriba del asiento. Y entonces toco mis bolsillos. Normalmente llevo dos cosas en los bolsillos delanteros de mi pantalón: en uno el móvil y en el otro la cartera. Pero no está la cartera. Entonces pienso que no lo he metido en las mochilas y podía estar en el suelo del acceso a los andenes. Me bajo y corro hacia ese acceso. Paso por la taquilla del andén y les digo la razón de pasar hacia arriba. Subo y no la veo. Entonces pienso que me la he dejado en el taxi. Llamo a Teletaxi. Me dice que no cuelgue. Han conectado con mi taxista y me dice que acaba de verlo delante de mi asiento. Y que viene a la estación a entregármela. Que tardará unos ocho minutos. Quedaban unos quince minutos para que saliera el tren. El acceso lo cierran cinco minutos antes.
Y todo ese tiempo se convierte en un ida y vuelta agobiante. Voy a la puerta exterior de la estación y espero unos minutos. Me acuerdo que tengo mis mochilas dentro del tren y que éste puede partir con ellas. Voy hacia el tren y cojo las mochilas. Las dejo en las taquillas del andén explicándole por encima a los trabajadores qué pasaba. Subo arriba al vestíbulo de la estación. Me dicen las tabajadoras que van a cerrar el acceso. Paso hacia la puerta exterior de la estación y veo un taxi con las ventanas bajadas, pero sin el taxista. Me acerco y cuando llego al coche me doy la vuelta y veo al taxista con el brazo en alto y la cartera en la mano. Me acerco, la cojo, le doy las gracias y corro hacia el acceso a los andenes. Las chicas quitan el cordón que impide el acceso y me dicen que corra. Voy corriendo a las taquillas del andén donde están las mochilas, las cojos pero no tengo fuerzas para seguir corriendo hacia mi vagón. Una de las azafatas me dicen que me meta por la primera puerta que vea abierta. Cuando estoy dentro y doy tres pasos por el pasillo, el tren comienza a andar.
Nunca hubiera viajado sin la cartera en la que tenía la identificación y las tarjetas bancarias. 

* Llegué por la noche al hotel Motel 6-Atlanta Airport porque al día siguiente tenía que estar a las cinco de la mañana en el aeropuerto. Había estado con Alex en su casa alojado y le pedí que me llevara el día antes para no tener que madrugar mucho ya que Cantón está como a cien kilómetros de Atlanta. 
Sobre las diez de la noche ya estaba en la cama. Me desperté entes de las cuatro de la madrugada para coger el autobus que salía hacia el aeropuerto a las cuatro y media. Cuando fui al baño obeservé que no había papel higienico. Lo busqué por toda la habitación. Ni rastro. Bajé descalzo a la recepción. 
El que estaba allí leyó en mi móvil la traducción en inglés de mi petición de papel higiénico. Se puso a buscarlo en la recepción, en el cuarto posterior, otra vez en la  recepción, salió a buscarlo a otro cuarto en el sentido contrario donde estábamos. Todo esto con una lentitud increible. ¡Lento no, lo otro! De tal manera que le dije con la mano que subía. Tenía que vestirme y se acercaba el momento de coger el autobus. Cuando bajé el autobus ya estaba allí y salió al instante. Perderlo hubiera sido algo curioso, por llamarlo de alguna manera. ¡Cómo es posible que no haya papel higuíenico en la habitación de un hotel de tes estrellas!

  * Mientras los anteriores fueron real, lo de que la llave no abriera el coche fue irreal. ¡No era mi coche! Pero eso no lo supe hasta veinte o treinta minutos desde que llegué al aparcamiento de Las Vegas al lado del hotel Venecia e intenté abrirlo. Durante todo ese tiempo pensé que se arruinaba mi viaje. No sabía lo que hacer. Tendría que esperar al día siguiente,  quedarme a dormir en Las Vegas, buscar una tienda en la que pudiera cambiar las pilas del mando de las llaves, y eso sin hablar inglés. 

Entre ida y vuelta para buscar a Walter todo me parecía muy negro. No podría llegar a San Diego a entregar la carta de hermanamiento con San Nicolás ya que me tendría que ir a Los Ángeles a tomar el avión, pues me quedarían unas veinticuatro horas para entregar el coche. Y estaba a unos quinientos kilómetros. 

Cuando oí el claxon de mi coche, accionado por Walter desde las llaves, me parecía irreal. Suspiré, me relajé, y le dí gracias a Walter con todo mi corazón. La mirada de él lo decía todo.

Y lo que sí fue real fue la pérdida de la conexión desde Los Ángeles a Atlanta y desde Atlanta a Cleveland que tenía a continuación. Al peder esa conexión, me tuve que quedar en Los Ángeles y no llegué a tomar otra conexión esa noche hacia Clevelan para estar con Alex Guerra, los dos días previsto. Aunque esto no arriesgó el conjunto del viaje. Eso sí tuve que quedarme una noche en un hotel de Los Ángeles adelantando en un día mi llegada a Cantón.

 
          ¡Hasta la próxima, primero Dios!

Este blog tuvo en una semana las visitas más elevadas desde que lo estoy escribiendo alrededor de quinientas. En un día tuvo más de trescientas visitas. Sin lugar a dudas se debió a la noticia del hermanamiento con San Diego de California que subió el Ayentamiento de San Nicolás del Puerto y que después subí yo. Gracias.

viernes, 14 de noviembre de 2025

La Misión de San Diego California.

La misión San Diego de Alcalá, ubicada en la ciudad de San Diego (California), fue la primera misión franciscana establecida en la región española de la Alta California del Virreinato de Nueva España. Fue fundada en 1769 por el fraile mayorquín Junipero Serra (Petra, Mallorca; 24 de noviembre de 1713 - Monterrey, Alta California; 28 de agosto de 1784) en la zona entonces habitada por los indios Kumeyaay. La misión y los territorios recibieron el nombre de San Diego. La Misión de San Diego, la primera de una cadena de 21 misiones que se extienden hacia el norte a lo largo de la costa de California, llegó a ser conocida como la Madre de las Misiones. 
Anteriormente, en el año 1542, el explorador Juan Rodriguez Cabrillo llegó a la actual bahía de San Diego, California, a la que bautizó como "bahía de San Miguel", aunque en 1607 Sebastian Vizcaíno la renombraría en honor a San Diego. En 1768, y debido a la presencia de cazadores rusos de focas en la zona, la corona española decidió emprender la colonización en esa región;​ por lo que cinco expediciones fueron organizadas, como se hacia en la época, con la presencia de religiosos. La empresa fue encomendada a los frailes franciscanos encabezados por Junípero Serra quien estaba acompañado por el militar Gaspar de Portolá. 
Serra arribó el 29 de junio de 1769, y el día 16 de julio fundaba la misión San Diego. Dicho establecimiento no prosperó por las duras condiciones del lugar y el asedio de los nativos, quienes atacaron el sitio en el mes de agosto. 
En diciembre de 1774 la misión se trasladó unos 9 km al este, cerca del río San Diego, por petición del fraile Lluís Jaume Vallespir y fue renombrada Nuestra Señora del Pilar. A pesar de que el religioso lograría fraternizar con los nativos, estos terminaron destruyendo el asentamiento el 4 de noviembre de 1775. Al principio, las relaciones con los naturales del país no fueron fáciles, hubo rapiña y agresión. Los indios robaban cuanto podían y atacaban los campamentos españoles. La misión de San Diego fue quemada por los indios. Algunos residentes resultaron masacrados, entre ellos fray Lluis Jaume, por lo que se le considera el primer mártir católico en California. También las provisiones de víveres escasearon y el Comandante Portolá ordenó en algún momento la retirada de las misiones, pero Fray Junípero no desistió. Su lema fue: "Siempre adelante, nunca atrás".
En 1776, el padre Serra regresó y al encontrar la Misión destruida comenzó la reconstrucción de la iglesia y edificios, la cual fue erigida como una fortificación militar. Esta vez los frailes usaron adobe para las paredes he hicieron los techos de tejas para resistir cualquier ataque en el futuro. La mayor parte de la reconstrucción de la Misión y los demás edificios se terminaron en 1790 y fueron dispuestos en forma de un cuadrángulo alrededor del patio.
A pesar de los numerosos contratiempos por la aridez del territorio, para 1797 el establecimiento comenzó a rendir buenas cosechas y una notable crianza de animales.​ La expansión de la doctrina cristiana entre los lugareños fue notable, y también se inició un proyecto de irrigación que fue el primero en la costa oeste de los Estados Unidos. Sin embargo, la misión resultó destruida por un terremoto en 1803, aunque sería reconstruida y terminada en 1813.​
En 1821, México alcanzó su independencia de España. Después, y debido a un decreto de secularización en 1834, el gobierno de México desamortizó las misiones. 
Los frailes y los indios fueron expulsados del terreno, que fue vendido a los partidarios de la revolución, en concreto a Santiago Arguello en 1846.

En el año 1848, después de la guerra de EEUU - México la caballería de EEUU convirtió la Misión como un cuartel hasta el 1857. En este tiempo las misiones se derrumbaron, los nativos sufrieron malos tratos bajo el yugo de rancheros y mineros hambrientos de tierras. Por ello, entre 1848 y 1880 los nativos redujeron drásticamente su población.

Para 1894, las hermanas de San José Carondolet ocuparon las instalaciones y establecieron una escuela. Finalmentela Misión de San Diego fue reconstruida de manera similar al templo de principios del siglo XIX. El santuario fue elevado a parroquia en 1941, y en 1976 el papaPablo VI la declaró basílica menor.
Hoy la Iglesia sirve como parroquia activa para la comunidad Católica y de centro cultural para personas de todas creencias, quienes son bienvenidos a visitar la Misión. Es considerada un Hito Histórico Nacional de Estados Unidos.


¡Hasta la próxima, primero Dios!



martes, 11 de noviembre de 2025

Un día


Estoy teniendo unos días ajetreados. Creo que se debe a que he estado fuera dos semanas y ahora se me acumulan las ocupaciones. Hoy martes han venido otros tres amigos. Es curioso porque les pregunté si conocían a los que vinieron el sábado y dijeron que no. Y a ambos los conozco desde hace ya bastantes años. Es verdad que son de otro círculo de amistad. 
Ayer dediqué parte del tiempo a podar los dos ciruelos. Lleva más tiempo recoger las ramas y las hojas que podarlo en sí. Hoy, antes que vinieran mis amigos, estuve recogiendolas. Podar me gusta. Me enseñó a hacerlo mi vecino Antonio durante dos años consecutivos. Me relaja y me lo paso bien haciéndolo. Mañana me dedicaré al madroño y más adelante,cuando se le caiga las hojas, lo haré con el membrillo. Estas actividades "agrícolas" ocupan en su momento un momento especial en mi horario.

Les pedí a mis amigos que vinieran con tiempo para volver a hacer la ruta que hice con los amigos de sábado ya que las cataratas me parece algo explédido para verlas.

Estuvimos en las dos cataratas y más tarde fuimos a comer al restaurante La Mina en la barriada de San Nicolas del Puerto del Cerro del Hierro. 

Por la noche he tenido ensayo de teatro y así terminó el día. ¡No me aburro, no!


¡Hasta la próxima, primero Dios!


sábado, 8 de noviembre de 2025

Visita de amigos

 
Me es difícil a veces totular las crónicas. ¡Claro que son amigos! Y me pregunto cómo titularé la próxima. El sábado también vienen otros. Bueno, ya les pondré nombre.
Mis queridos Manolo y Elisa, Gracia y Alonso y Paquí vinieron a verme hoy. Me dijo Paqui que se acordaba cuando la llevé en brazo con nueve años a la casa socorro de Juan XXIII en un encuentro del Junior. ¡Pues yo tendría diecinueve!
Hemos estado, junto con Ana y Antonio Carlos que no han podido venir, muchos años compartiendo nuestras vidas en toda la amplitud que podamos entender. 
Vinieron temprano a San Nicolas. Nos dió tiempo para aquello que habíamos pensado. Visitar las cataratas del rio Hueznar a su paso por el término de San Nicolás del Puerto. Y lo hicimos lo mejor que pudimos. Con los coches nos acecamos a la vía verde en su cruce con el tunel. Y fuimos andando por el camino que va entre la finca y el río Hueznar.
Creo que vimos las taratas mayores que existen en el curso del río. El camino fue un encuentro con la naturaleza en la que se vive en plenitud el contacto con ella. Más tarde, ya en casa, compartimos tanto lo que habían traido como lo que había preparado.
El encuentro con amigos de hace años no es un encuentro causal, es un encuentro deseado , un encuentro programado y un encuentro feliz. ¡No hace falta que no veamos para que nos queramos!
Agradecí mucho que hayan venido. Para mí tiene un efecto químico la felicidad. En una palabra es para mí un estado de bienestar interior de satisfacción y  júbilo. Es todo un esfuerzo venir a aquí a más de cien kilómetros de Sevilla.
Esto nos ha permitido vivir un día extraordinario desde la sencillez y el compartir no solo la comida, sino lo que es más importante, nuestras vidas bajo un sol que iluminaba nuestros rostros y nuestras viviencias.

¡Hasta la próxima, primero Dios!


jueves, 6 de noviembre de 2025

Ellas y Ellos




Érica, Kendo, Reina, Maria, Alejandra, Walter, Mario, Kevin, Alberto, Cristina, Oscar y otros a los que no les prentè el nombre. Estos han sido los grandes protagonistas de mi viaje. Han hecho posible que me pudiera mover en un universo desconocido. De poder hacer posible el comunicarme y así poder resolver las dudas que tenía o el camino a seguir. De haber podido repostar el coche de gasolina con unas máquinas que no entendía, bien porque no las entendía, bien porque ponía poca atención, pocas ganas de aprender cómo hacerlo.
En este aspecto la ayuda de Mario, en Alliance, fue excepcional rellenando poco a poco el depósito de gasolina hasta llegar al punto con el que tenía que entregarlo. A Daniel que me ayudó la segunda vez. Estaba en la gasolinera y se detuvo a hacerlo.  Al primer hispano que me sirvió gasolina, no le pregunté el nombre, pero me sirvió divinamente.
Otros, otras, me han empujado por los grandes aeropuertos donde me he movido en silla de ruedas y que me ha permitido no hacer colas tanto en el registro de las mochilas, como en el control de pasaporte. Reina se lleva la medalla de oro. Me empujo más de media hora por el aeropuerto de Los Ángeles. Otra compañera me ayudó con su traducción para que me devolviern el costo de un viaje de ida y vuelta que no podía hacer. Y como estoy escribiendo esto en mi casa, voy a agradecerle a Mohamed, en Madrid, su trabajo. Estaba cuando salí del avión. Me llevó desde la T2 de madrid a la T4, acompañándome en el bus que conecta las terminales, llevarme a tomar el cercanía, bajando hasta el andén para tomarlo. 
También personas que vendían en tiendas o en restaurantes, a los que les preguntaba dónde comer, dónde estaba el mostrador de tal aerolínea o las sillitas de ruedas, como Erica.
Y aquellas grandes mujeres que en las taquillas del metro me ofrecieron toda la ayuda necesaria. Cristina en San Francisco y Alejandra en Los Ángeles. De las dos he escrito ya.

Ayer al volver a Los Ángeles, como partía hacia el aeropuerto desde la Station Union, volví a darle las gracias. Le cayó divinamente. Me dijo que había ayudado a muchas personas y que nadie había vuelto a darle las gracias. Me regaló un recortable de un vagón de metro y quiso salir fuera de las taquillas a saludarme y hacerse una foto.

U Oscar que al entregarme el coche me explicó cómo funcionaba. Mi despiste hizo que reservara el coche para un mes antes, el uno de octubre. Cuando llegué no había otro coche en ese momento que uno grándísimo. ¡Tenía siete asientos! Era automático, pero en vez de palanca tenía un botón que giraba para poner las  marchas o la función que quería realizar. Todo nuevo para mí. El coche era un nave espacial con muchos botoncitos. No usé ni la mitad. Ni sabía para  qué  servían. Ni me interesaban.
Cómo no recordar a Walter. La primera vez que acudí a él fue porque no podía pagar el tiempo del aparcamiento del coche que dejé por la mañana al ir al Cañón. Lo ví por allí, le pregunté si hablaba español, y me lo arregló en un momento.
La segunda vez fue que al subir por el coche, éste no me abría. Se lo dije. Pensé que se le había ido la pila. Él sacó una llave física de dentro del mando. Ni sabía que existiera. Ahí ya le pregunté el nombre. El se mantenía siempre en la planta baja, el mío estaba en el segundo piso.
La tercera fue cuando intenté abrirlo y no encontraba dónde introducirla. Ya pensé que habría de llamar a una asistencia, que no llegaría a dormir a mi hotel a cien kilómetros de distancia, que se me complicaba llegar a San Diego. ¡Un poquito negra se ponía la noche y negro el fin del viaje!
Y la cuarta fue la definitiva. Bajé a por Walter. Pegue una voz y apareció por una de las rampas del aparcamiento. Le conté lo que me pasaba y le dije si me podía acompañar. El se pretó  inmediatamente. En el camino hablamos y me dijo que la cerradura suele estar en la puerta del acompañante. También de la poca atención de la empresa que me alquiló el coche de no asegurarse de poner pilas nuevas.
Llegó al coche y sentenció: "¡Esta llave no es de este coche!!" Pulsó algún botón del mando y empezó a sonar por todo el aparcamiento el claxon de mi auto. 
Él me miró con una mirada entre comprensión, asombro, matadora, analítica... Yo no sabía donde esconderme. Aún ahora siento una vergüenza extrema. 
Me despedí de él diciéndole que los ángeles existen y que el era claramente una muestra. Me dio la mano y se fue. ¡Qué iría pensando! Mejor no  saberlo. Yo por mi parte iba repitiendo: ¡Alfredo, Alfredo, Alfredo!


Y mi gran, por grande, Alberto. El policía local que el día cuatro estaba en el control de acceso al Ayuntamiento de la ciudad de San Diego. Me recibió con una sonrisa del que sabe qué por aquí éste no va a pasar. Me dirigi a él con mi frase escudo de que no hablo inglés. Y continué preguntándole si hablaba español. Él se dirigió a mí preguntándome qué deseaba. Le mostré un papel donde estaba escrito el nombre y el puesto  de Benjamin. 
Y le conté que tenía una cita con él y el motivo de mi viaje. Ahí se me rindió. Le pareció algo precioso. Me preguntó cosas y yo le respondí. Me dijo dónde encontrar a Benjamin. Me indicó los ascensores. Me pidió hacernos una foto y me deseó mucha suerte. 
Cuando salí me preguntó cómo me había ido. Seguimos hablando. Le contó a un compañero que yo era el que venía de España. Ya había hablado de mí a él. Y me deseó que se hiciera lo que había venido a iniciar. Me estrechó la mano y me dijo que tuviera un feliz regreso.
Para mí estas mujeres y estos hombres han sido lo que han hecho posible el viaje y que éste haya resultado maravilloso. Hay gente por el mundo que hacen de éste sea un mundo maravilloso. ¡Gracias!


¡Hasta la próxima, primero Dios! 

Entregando solicitud de hermanmiento II


Como es posible que lean este blog personas que por primera vez lo hagan, tengo que advertir que en él escribo lo que deseo manifestar sobre mi vida, lo que siento y lo que pienso sobre determinados asuntos. Y que si alguna vez alguien, que yo haya nombrado o recogido algo dicho por él, quiere anular, modificar o ampliar lo escrito, me lo dice y en paz. Este es mi blog personal.
Dicho esto, prosigo con lo que he vivido en el día de hoy. En la habitación del hotel iba a vestirme pensando qué me ponía. Había traído un pantalón para la ocasión, pero se manchó y sólo tenía el vaquero. Tenía varias camisas, opté por la crema. Y tenía la corbata de la boda. ¿Me la pongo? Pues sí. No suelo llevarla más que en fiestas. Y me dije que hoy era un día especial. Aunque soy un simple portador, estoy llevando el deseo de mucha gente de mi pueblo. Este es un día para recordar. ¡Me la voy a poner! 
Cuando llegué vi que no desentonaba. Benjamin la llevaba puesta. Respiré tranquilo.
Menos mal de que existe el GPS. Me llevó cerca del edificio municipal, pero yo debía aparcar. ¿Dónde?
Me puse a conducir por las calles aledañas y encontré un aparcamiento. Después otra vez el GPS y, andando, me llevó al Ayuntamiento. Si véis el edificio en la crónica anterior es inmenso.
Tenía dos torres y me decidí por una. Acerté. Me paró el municipal de la puerta. ¿Dónde crees que vas jovencito?, pienso que me dijo en inglés.
Yo, con la única frase que sé en inglés le dije:
"Sorry, I don't speak english". Y me dijo: "¿Español?" "¡Claro!" Y ya surgió la conversación. En la próxima crónica hablo de ella. 
Me dijo Dónde se encontraba Benjamin y subí al piso 11.
En la planta, al lado de los ascensores y delante de una puerta, en un escritorio, un joven. Le pregunté por Benjamin, hablaba español, y me dijo que no estaba. Mi sesación, mi instinto, era que no me estaba diciendo la verdad. Porque cuando alguien miente, aunque sonría, su energía lo delata. Le dije: "¡Sí está! Tengo ahora una cita con él"
Se levantó, entró por la puerta que tenía a su espaldas y cerró. Yo me dedique a hacer fotos.
Entonces salió Benjamín. Con una sonrisa me dio la mano diciéndome que no hablaba español. Le dije que buscará a una persona que pudiera traducirnos. Volvió a entrar y salió con una mujer que hablaba perfectamente el español. ¡Así, sí! ¿Cómo me iba a entender lo que le tenía que decir?
Le expliqué de qué iba la carta a la mujer y le pedí que se lo tradujera. Le solicité que registrara la entrada de la carta y se miraron los dos como si le hablara en chino. No tenían. Todo va por línea.
Entonces le pedí que me firmara las dos cartas, pusiera su cargos y su nombre. Lo hizo. Y sacaron algunas fotos.
Entonces pensé que debería poner la fecha. Se lo dije a la mujer y la puso ella. ¡Y se equivocó de día! ¡No habría dormido bien y pensaba que hoy era aún ayer!
Nos hicimos otras fotos. La mujer, no le pregunté el nombre, me preguntó si había una dirección a la que responder. Y mirando la carta de ayuntamiento, en pequeñito, aparecía el correo electrónico. ¡Muy bien, señora!
Y así pasó el encuentro. De pie, en la entrada, correcto, con sonrisas y buenos deseos. !Esperemos!
A la salida entraba el alcalde, le saludé con la mano, me respondió, y no me atreví a decirle nada, estaba rodeado de policias. Solo le hice una foto.

¡Hasta la próxima, primero Dios!


Esta crónica la escribí en el avión de vuelta el día cuatro y la subo hoy cuando ya estoy en mi casa.

martes, 4 de noviembre de 2025

Entregando solicitud de hermanamiento I

  


Este momento me llenaba de sarisfacción. ¡Parecía imposible! Durante todo el tiempo que llevaba en EEUU pensaba cómo sucedería. Tenía esa expectación. 
Lo que sentí en ese momento es dificil de expresar. Es el sentimiento que provoca una reacción que sube del estómago hasta el corazón, que llena los pulmones y que se siente en determinados momentos especiales. Seguro que todos los hemos sentido alguna vez. 
Para llegar hasta aquí voy a poner por escrito cual ha sido el proceso:
1º En septiembre vi un video en facebook, o en otro lugar, en el que una persona decía que por qué el alcalde de la Ciudad de San Diego no se hermanaba con San Nicolás del Puerto. Creo que fue así más o menos. Lo habremos visto muchos. Esto estaba en la mente de muchos paisanos. 
2º Yo tenía un viaje programado desde hace meses. Tenía que asistir a la boda de un amigo en Atlanta que he descrito en una crónica anterior. Entre las ciudades que iba a visitar era la de San Diego. 
En septiembre, viniendo de Alanís en el coche me cuestioné por qué no mandarle una carta desde nuestro Ayuntamiento acompañada por otra de apoyo de la Hermandad. Llegué a la Alacena y se lo dije a Diego Manuel. El me dijo que ya no era el Hermano Mayor. ¡Ya lo sabía! Pero él será siempre Hermano Mayor. Le pareció bien y me dijo que se lo dijera a Desi. Pensé que sí. LLegué al Ayuntamiento y estaban reunidos los funcionarios. Nicasio me dijo que no podía, que estaba reunido. Pensaba que iba a por él. Pero llamé a Desi y salió. Le pareció muy bien. En unos días tuve en mi poder las dos cartas. Una vez esto pasé a ponerme en contacto con el Ayuntamiento de la Ciudad de San Diego. Esto son lo correos electrónicos.

Primer correo electrónico

Alfredo González <alfregonzlastra2@gmail.com>
Miér, 15 oct, 10:17 p.m.

Mayor Todd Gloria

Estimado Señor:
El Ayuntamiento de la localidad de San Nicolás del Puerto, provincia de Sevilla (España), pueblo natal de San Diego, me ha hecho entrega de una carta de solicitud de hermandad entre la ciudad de San Diego de California con nuestro pueblo.
Desearía entregarla en el registro de su ayuntamiento en la mañana del 4 de noviembre próximo, día en el que tengo previsto acudir a entregarla. Si pudiera indicarme dónde se encuentra esa dependencia me ayudaría a realizar mi cometido.
Muchas gracias.
Atentamente
Alfredo González de la Lastra.



Segundo correo electrónico

Office of Mayor Todd Gloria

Hola Alfredo,

Gracias por contactar con nuestra oficina en relación con su interés en establecer una relación de ciudades hermanas entre Sevilla y San Diego.

He incluido en este correo electrónico a nuestro Director de Asuntos Globales, Benjamin Moore, para que le proporcione más instrucciones y orientación sobre su solicitud.

Fátima Maciel
Representante de la comunidad
Oficina de San Diego
Alcalde Todd Gloria



Tercer correo electrónico

Alfredo González

Agradecido por su respuesta.
Desearía hacer entrega del documento de hermanamiento entre su ciudad de SAN DIEGO [California] y la nuestra SAN NICOLAS DEL PUERTO [Sevilla] en el registro de su Ayuntamiento ell día 4 de noviembre a primera hora de la mañana.
Atentamente
Alfredo González de la Lastra.


Cuarto correo electrónico

Moore, Benjamin
Muchas gracias, Alfredo. ¿Te gustaría entregar esos documentos en nuestra oficina del Ayuntamiento? Con gusto los recibiré en nombre de alcalde Gloria.

Mejor,

Ben



Quinto correo electrónico

Alfredo González <alfregonzlastra2@gmail.com>
mié, 29 oct, 7:35 p.m. 

para Benjamin

Gracias Señor Moore:
Me podría indicar la dirección donde está el registro del ayuntamiento para entregar los documentos: nombre de la calle, número... Escríbame, por favor por este medio de correo electrónico.
¿Y si podré entregárselo en persona a usted?
Mi teléfono es 1 732 917 3133. Lastimosamente yo no hablo inglés.
Atentamente. Alfredo González de la Lastra.



Sexto correo electrónico

Moore, Benjamin


29 oct 2025, 10:40 p.m. 

para mí

Traducido: inglésespañol
El Traductor puede cometer errores, así que verifica las traducciones

Hola Alfredo,

Por supuesto. El Ayuntamiento está en la calle C 202, en el centro de San Diego. Si desea entregar los documentos en la Oficina del Alcalde, estamos en el piso 11 y habrá alguien para recibirlos entre las 9:00 y las 16:00. Con gusto le atenderé brevemente para recibirlos, pero lamentablemente no hablo mucho español . También puede dejarlos en recepción y los revisaré más tarde ese mismo día.

Mis mejores deseos,

Ben


Estoy escribiendo esto esperando que me llamen para embarcar dirección París. Ahora con las 17:21 del día 4 de noviembre, mientras en España peninsular son las 02:21 de la madrugada. La cola àra entrar en el avión es inmensa.

¡Hasta la próxima, primero Dios!